Escribe: Licenciada Soledad Jouliá*
Hablamos mucho, hablamos todo el tiempo, pero ¿hablamos bien? No siempre, muchas veces lo hacemos sin saber para qué estamos hablando, y otras tantas callamos por temor a hacer el ridículo frente a los demás.
La capacidad para comunicarnos con eficacia es clave para el éxito en lo que hacemos profesional o socialmente. Sin embargo, es una habilidad poco estudiada. Específicamente, la oratoria, que es la habilidad de impactar, convencer, y motivar por medio de la palabra es una materia pendiente en la educación argentina.
Nuestros primeros registros de hablar en público, suelen ser cuando en el colegio nos llamaban a dar una lección oral. Momentos de tensión, de vergüenza y en algunos casos hasta de pavor para niños poco acostumbrados a la evaluación pública y oral. Nuestros registros como oradores suelen ser recuerdos poco felices de una etapa en la que nos exponían ante nuestros compañeros y mayores sin preparación previa de cómo hacerlo.
Lo cierto es que la oratoria, una herramienta fundamental para hablar en público, es considerada un asunto menor, un ejercicio que no es tenido en cuenta por el sistema educativo que la excluye entre las materias de niveles básicos, o superiores. Se trata de una herramienta básica, y sin embargo para aprenderla necesitamos capacitarnos en algún momento por motivación personal.
Ahora bien, la oratoria ¿es una vocación o un desafío? Solemos decir “se nace buen orador”, y es una verdad a medias, una excusa para no aprender. Todos los que queremos emplear un mejor uso de la palabra podemos hacerlo, y abrir nuevos caminos hacia el éxito de nuestras aspiraciones si nos proponemos entrenar.
El temor a hablar en público algunas veces es racional, porque realmente desconocemos el tema del cual tenemos que hablar, no nos informamos, no preparamos lo que vamos a decir. Pero otras veces el miedo es irracional, y tiene como base creencias como “el otro sabe más que yo”, “los demás no están interesados”, “no puedo”, “no soy capaz”, “si son conocidos es peor”.
¿Qué decir, y cómo decir lo que queremos transmitir para lograr una conexión poderosa entre quien habla y quien oye? La oratoria nos ofrece soluciones para potenciar la expresión oral del pensamiento, aprender a usar el cuerpo, saber cómo movernos en un escenario, modular la voz, y agilizar la creación de ideas para nuestro discurso.
Cuando crecemos y somos adultos las posibilidades de seguir escondiéndonos para no enfrentar la escena pública se van reduciendo. Aprender a superar el miedo a ser el foco de atención es necesario, pero aún más, es fundamental manejar técnicas específicas para conquistar la naturalidad al hablar social y profesionalmente.
(*) Licenciada en Comunicación, asesora y capacitadora. Trainer en PNL, Coach, Didacta Juegos Taquion, y Artista plástica.
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