Lecciones de tres décadas

El 10 de diciembre de 1983, cuando asumió la presidencia Raúl Alfonsín eran innumerables los desafíos a afrontar en los primeros pasos de la democracia que significaban una bocanada de aire fresco después de años de oscuridad y violencia. El líder radical cumplió a medias. Hizo lo que pudo. Fracasó en la economía y hay quienes lo acusan de tibieza con los militares. Pero era lo que se podía hacer en momentos en que las heridas estaban muy abiertas y el poder de fuego era intenso. La sociedad fue un poco más allá y durante los levantamientos carapintadas dejó claro que no iba a tolerar el regreso de la violencia institucional. Fue más allá de lo que el propio radicalismo hizo en la práctica.
El fracaso económico de la UCR allanó el camino a un peronismo desconocido hasta entonces. Ultraliberal, de la mano de Carlos Menem, quien puso en práctica reformas económicas que transformaron al país, con severos efectos «no deseados» como la pobreza y la desocupación. El primer mundo estaba al alcance de la mano, pero solo de unos pocos. El deterioro social hizo eclosión con la tibieza de De la Rúa para tomar decisiones y el “que se vayan todos” tronó por los aires al ritmo de las cacerolas. La política estaba siendo juzgada por su obsceno fracaso en contener a una sociedad que se hundía en la pobreza.
La sociedad volvió a marcar el pulso y estuvo a la cabeza de un cambio de entender la política. Ya no alcanzaba con el 1 a 1 ni el pasaje a Miami que podían comprar unos pocos. Por eso, Menem abortó su regreso ante la perspectiva del desprecio de la misma sociedad que lo había encumbrado a una reelección con la complacencia de la oposición.
En las tres décadas, la sociedad fue marcando pautas. Le puso freno definitivamente a las asonadas militares, aunque todavía hoy hay quienes añoran los años duros o protegen a sus protagonistas y cómplices.
Obligó a la dirigencia política a mirar más hacia dentro que hacia afuera y a generar condiciones para mejorar la contención interna antes que garantizar ganancias a los sectores concentrados de la economía. Ese es el debate abierto que nuevamente se pondrá en juego en las elecciones de octubre del año que viene.
Sin embargo, durante estas tres décadas hay poderes que no han sido alcanzados por la reacción social. Los medios de comunicación recién entraron en el debate cuando fueron interpelados por el poder político en manos del kirchnerismo, pero todavía resisten a la democratización y lanzan furibundos ataques en defensa de intereses corporativos.
La Justicia también mira con desdén a la sociedad que reclama celeridad y equilibrio en los fallos.
El poder actúa de forma corporativa. No son todos los jueces, pero sí es generalizada la idea de una justicia “independiente”, especialmente del poder político y del contexto social.
Hay jueces “fugitivos de la realidad”, definió con claridad una jueza misionera, considerada entre las mejores del país.
Los mensajes que bajan de ese poder judicial son contradictorios y generalmente, dejan un sabor amargo en quienes los reciben sin demasiado derecho al pataleo.
Algunos jueces se esmeran en mostrar celeridad e independencia únicamente del poder político, del Gobierno. Pero esa velocidad e independencia no se plasma cuando se ponen en tela de juicio intereses económicos o “respetados” hombres de negocios.
Hay más celeridad y preocupación por llevar a juicio al Vicepresidente por irregularidades en la compra de un auto hace más de 20 años que en investigar la evasión fiscal de más de cuatro mil argentinos con cuentas en Suiza. No hay jueces que se animen a semejante salvajada.
Deben ser obligados a asumir sus responsabilidades. En cambio, cuando el sospechado es un robagallinas, todo el peso de la ley cae para aplastarlo.
Son innumerables las denuncias mediáticas que se transforman en “investigaciones” judiciales siempre que el “sospechado” sea el Gobierno. Hay que investigar, siempre. Pero si la ley es pareja, no habría quejas ni resquemores.
Claro que hay jueces comprometidos con la realidad social. Hace poco, un juez misionero que recibió un juicio en última instancia, emitió un mensaje quizás más valioso que la sentencia: “Salgan a divertirse en libertad, el alcohol los esclaviza, el alcohol lo único que hace es que ustedes no puedan ser libres” expresó el juez César Jimenez después de condenar a cuatro años de prisión efectiva a Carlos Sebastián Ruíz y Diego Cantallops por el homicidio de Iván Mercol.
Pero en el mismo fallo, Jimenez reconoce que la gran deuda pendiente de la Justicia ante la sociedad es la celeridad en la resolución de las causas. Pasaron ocho años para que la familia de Iván tenga una respuesta.
También pasaron cinco años desde la muerte de Emy Acuña, la mujer que no fue atendida en un sanatorio y falleció en búsqueda de asistencia médica. Su hija denunció al médico por omisión de auxilio y la Justicia no hizo más que dilatar una respuesta. Tanto demoró que la causa estuvo a días de prescribir. Solo el interés de una fiscal reavivó el expediente y obligó al juez Marcelo Cardozo -subrogante- a hacerse cargo del pleito.
Con todo un arsenal de artilugios legales, la defensa del médico logró que todo se arregle con una multa. Una multa de apenas 750 pesos, que fue pagada por el galeno Jorge Landi para evitar la apertura del juicio. Pagar la multa es sinónimo de admitir la culpabilidad.
Es decir, no atender a una persona enferma, para la Justicia vale una sanción de apenas 750 pesos. Todo legal, todo técnicamente irreprochable.
Pero un pésimo mensaje hacia la sociedad, que queda desprotegida ante un poder que mira desde arriba, intocable, hasta con sueldos intangibles que no son alcanzados por ningún impuesto.
La independencia de la Justicia no debe convertirse en ceguera.
La igualdad ante la ley no garantiza verdadera justicia, porque el que tiene recursos para pagar una buena defensa, seguramente recibirá mejor servicio que aquel que esté fuera del sistema. La desconfianza hacia la corporación judicial es mucha. Y crece, como en otros momentos de la historia reciente.
Sin embargo, en la Justicia y entre la dirigencia, se enfocan casi en exclusividad en poner la lupa sobre la designación de funcionarios y magistrados, como si, desde siempre, no fuera un hecho político la decisión de cubrir cargos.
El Consejo de la Magistratura es un filtro que paulatinamente irá poniendo a mejores hombres en la Justicia, pero no sirven solo los méritos académicos, sino que debe haber un compromiso social de quienes aspiren a cubrir las vacantes.
Misiones incorporó este año a jueces nacidos en los albores de la democracia, con poco más de 30 años. Quizás sean estos quienes muestren un decidido compromiso con su entorno para lograr una justicia más igual para todos.
Pero también la dirigencia política debe enfocarse en resolver el reclamo social en lugar de proteger privilegios y considerar cualquier cuestionamiento como un ataque a la independencia judicial.
Una reforma judicial, además de códigos y leyes, se hace más necesaria que nunca. Pero para algunos, nunca es el tiempo adecuado, ya que el 2015 es un año electoral y el 2014, cuando se lo propuso, no se quería “dar más poder” al Gobierno.
Las fichas están apostadas en octubre, claro está. El premio mayor es la presidencia y cada acción está pensada en función de las urnas.
El Gobierno no revela por ahora su jugada. Se concentra en la gestión y deja que los aspirantes a suceder a la presidenta Cristina Fernández hagan su trabajo. Será ella, finalmente la que marque el rumbo y si es candidata, su influencia será determinante dentro y fuera del oficialismo.
En la oposición, aunque fragmentada, la estrategia es trabajar en forma coordinada las acciones de desgaste, incluso cuando esas acciones terminan afectando los intereses del país y no del Gobierno.
Durante meses, con Sergio Massa y Mauricio Macri a la cabeza, los opositores se pusieron a los pies de los fondos buitre y pidieron que Argentina pague como ordenó el juez municipal Tomás Griesa.
La sumisión iba de la mano de la exigencia de los buitres para cobrar a valor nominal los bonos basura que habían adquirido en el pico de la crisis.
Ahora es Paul Singer, el principal financista acreedor del país, el que pide “negociar”, aunque admite que no será sencillo, porque el Gobierno dio al litigio una postura de «dignidad nacional».
Singer también apuesta a un cambio de modelo en octubre, porque si gana alguien de la oposición, tendrá más chances de cobrar.
El financista tiene un fallo favorable de la justicia de Estados Unidos por u$s1.330 millones de dólares, y el monto global de las obligaciones acumuladas por la Argentina en el juzgado de Griesa se acerca a los u$s10 mil millones.
El Gobierno no cedió a esas presiones y superó con cierta solvencia el vendaval.
Las reservas volvieron a crecer por encima de los 30 mil millones de dólares, se despejó la posibilidad de una nueva devaluación y la inflación se contuvo en los últimos meses. Incluso, ofreció el pago adelantado de bonos con vencimiento en 2015 para despejar cualquier duda sobre la capacidad financiera de afrontar vencimientos de deuda, que comenzó a agitar la oposición en un discurso calcado a los buitres.
Pero los mismos acreedores, en una muestra de confianza inédita en medio de la tormenta, decidieron esperar al vencimiento de octubre del año que viene. Apenas un dos por ciento de los tenedores canjeó los bonos por dólares en efectivo.
“En un marco donde hay volatilidad y desconfianza en los mercados de toda la región, que ha desalineado también los precios del petróleo, hemos recibido una contundente respuesta de los inversores que nos dijeron “preferimos quedarnos con los bonos argentinos”, expresó el ministro de Economía, Axel Kicillof.
No fue el único dato alentador recibido en la semana. Cuando en Argentina se habla de una caída del empleo, el Banco Mundial reveló en un informe que la Argentina tiene el menor desempleo juvenil que la mayoría de los países del G20. Asimismo la evolución es sumamente favorable y posiciona al país como el que más redujo el desempleo juvenil todo el mundo.
Mientras Argentina lo redujo en un 59 por ciento entre 2002 y 2014, España lo incremento en un 137 por ciento, Portugal un 225, Italia un 30 por ciento, Francia un 25, Inglaterra un 90 por ciento y Estados Unidos un 34 por ciento. Asimismo, otros países como Chile, Uruguay y Brasil, si bien lo redujeron, lo hicieron en un ritmo menor que la Argentina, con un 25, 26 y 14 por ciento.
En Misiones también hubo avances sociales sustanciales, como la inclusión educativa y la reducción de la mortalidad infantil por debajo de la media nacional, acciones que van de la mano de inversiones en infraestructura y millonarios recursos volcados a la producción.
Con un desempleo muy bajo, también cayó el índice de informalidad laboral en cinco puntos en comparación con el tercer trimestre de 2013, para ubicarse en el 32,8 por ciento de la población económicamente activa. Misiones tiene el índice mas bajo del NEA (36,6 promedio), mientras que en Corrientes asciende a 41,6 por ciento. También es menor al promedio de los 31 aglomerados urbanos relevados, que fue de 33,6 por ciento.
“La gente lee muy bien y es ahí donde yo tengo la confianza de que la gente va a defender la cantidad de cosas que hicimos. Eso la gente va a valorar”, dijo anoche el gobernador Maurice Closs en su balance anual en el que fue entrevistado por un grupo de periodistas en Canal 12.
Durante el programa emitido anoche, Closs también ratificó la política fiscal que permite a la Provincia contar con recursos frescos para financiar el desarrollo y realizar inversiones. Pero advirtió también que se abre un nuevo tiempo en el que es posible revisar algunas políticas para atraer inversiones, especialmente en el sector industrial.
El Gobernador planteó que se pueden aplicar incentivos fiscales para quienes inviertan y agreguen valor a la economía provincial y produzcan cosas que aquí no se hagan, sin que eso afecte a las industrias ya radicadas.
Closs deslizó que Misiones votará en la misma fecha de las elecciones nacionales e indicó “la necesidad de estar en unidad” dentro de la Renovación para encarar el proceso electoral. Sin embargo, reconoció que no debe ser un “dogma”, aunque “este momento requiere, en esta transición, la unidad”.
En ese contexto de unidad, Closs destacó el regreso de Carlos Rovira después de su intervención cardiovascular y su reelección como presidente de la Legislatura.
“Esta provincia ha tenido en Rovira una persona lúcida, que condujo y conduce este proceso político, que la ha gobernado muy bien y a todos nos hace muy bien verlo bien”, señaló. Closs y Rovira ya comenzaron a analizar el escenario político que se avecina y a delinear futuras acciones.
Trascendió que hablaron de la posibilidad de trabajar en forma conjunta con el Frente para la Victoria con el objetivo de sumar votos para la continuidad del modelo nacional. Quizás sea el momento para que el FpV misionero se sume a la coalición misionera para recuperar espacios de poder.
En Misiones el FpV depende del justicialismo y aunque Julia Perié lanzó su candidatura a gobernadora, el PJ local está diezmado. La diputada nacional plantea un oficialismo nacional y una oposición en Misiones, lo que es incongruente para los pasillos de la Casa Rosada, donde entienden que la Renovación es la mejor aliada que puede tener en la provincia. La propia Perié fue funcionaria de la Renovación, mientras que el senador Juan Manuel Irrazábal llegó al Congreso en la boleta del Gobierno misionero.
El FpV nacional sabe que necesita sumar votos de todas las provincias para garantizar la continuidad y una disputa estéril en Misiones no le sirve a nadie.
Daniel Scioli es el mejor visto tanto por la Renovación como por el PJ misionero y el propio Scioli mantiene línea directa con el gobernador Maurice Closs o Rovira. En cambio, generó malestar en las filas del gobernador bonaerense un episodio cuasi policial de uno de los que quieren posicionarse como referente local: Marcelo Cantero protagonizó un incidente al chocar a un grupo de hinchas de River que festejaban la obtención de la Copa Sudamericana. Según trascendió, atropelló a un hincha y todo terminó en una invitación a pelear del ex funcionario. No es la primera vez que tiene incidentes de este tipo, por los que incluso, fue denunciado.
En la oposición misionera la idea de conformar un gran frente parece diluirse por las rencillas internas de cada partido y el protagonismo desmedido de algunos actores.
El PRO ya lanzó la candidatura de Alfredo Schiavonni para gobernador y congeló las conversaciones con el radicalismo para armar una fórmula en conjunto con Gustavo González, el joven de Eldorado que también empapeló las principales ciudades con su rostro como estandarte de campaña.
Es que la UCR no logra sostener una cohesión que le permita aspirar seriamente a llegar al poder.
Las aguas se dividieron definitivamente entre los que querían recrear una alianza opositora y quienes quieren recuperar la identidad radical.
La fractura quedó exhibida en la Legislatura provincial, donde se conformó un segundo bloque radical conformado por María Losada y Hugo Escalada, quienes quieren que el partido no haga frentes con espacios políticos que se ubican en las antípodas de las raíces radicales. Del otro lado quedan González, Luis Pastori y el resto de los diputados, que todavía mantienen las expectativas de una alianza con el macrismo con la esperanza de que un eventual efecto arrastre de Mauricio, sume a las filas radicales.
En el propio radicalismo, hay dirigentes veteranos que cuestionan el rumbo que ha tomado el partido, que cada vez que tiene la posibilidad de acercarse al poder, se fragmenta y dinamita sus chances. Recuerdan que a la UCR le fue muy bien en las últimas elecciones justamente por haber levantado sus propias banderas, mientras que cuando hizo acuerdos con otros sectores de la oposición, tuvo una adhesión extremadamente baja.
Del otro lado, Ramón Puerta, ex socio político de Macri, ahora se alineó con Sergio Massa y sus seguidores aseguran que volverá a postularse para pelear la gobernación de Misiones.
Es una incógnita qué decidirá finalmente el apostoleño, ya que en las elecciones provinciales le fue muy mal desde de su derrota en 2003. Además, todos sus aliados y amigos de la política, hoy están con Macri, mientras que el pretende sumar para Massa, pero su propia figura genera rechazos entre los dirigentes que quieren erigirse en representantes del diputado nacional de Tigre.

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