Ebola: todo lo que hay que saber

Argentina se prepara para detectar una eventual introducción, en el país, de casos de la enfermedad del virus del Ebola. Cómo se transmite y cuáles son los síntomas.

El brote del Ebola afecta a África occidental y llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declararlo “una emergencia pública sanitaria internacional”. Mientras tanto, en Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación extremó la vigilancia ante la potencial recepción de casos.

«Estamos ante el brote más severo y complejo en cuatro décadas de historia de esta enfermedad», afirmó Margaret Chan, directora de la OMS. El organismo determinó (para todos los países) que no debería existir una prohibición general para los viajes y el comercio internacional, salvo que se trate de casos con Ebola o personas que estuvieron en contacto con algún infectado. Quienes viajen a las zonas afectadas y con riesgo deben contar con información sobre los riesgos, las medidas de prevención y de manejo ante una posible exposición al virus.

¿Qué es el Ebola?

La enfermedad del virus del Ebola (EVE) es una patología muy severa. Se detectó por primera vez en 1976, en aldeas de África oriental situadas cerca del río Ébola, de donde proviene su nombre.

Tiene una alta tasa de letalidad, que va del 50 al 90 por ciento. Afecta a personas de todas las edades.

Es difícil de diagnosticar. Como el período de incubación oscila entre los 2 y los 21 días, el diagnóstico puede demorar y algunas personas no saben que tienen la enfermedad. Esto aumenta las posibilidades de contagio.

¿Cómo se contagia?

El virus se propaga en la comunidad mediante la transmisión de persona a persona, por contacto directo (a través de las membranas mucosas o de soluciones de continuidad de la piel) con órganos, sangre, secreciones, u otros líquidos corporales de personas infectadas, o por contacto indirecto con materiales contaminados por dichos líquidos. No está demostrada la transmisión aérea.

En África se han documentado casos de infección asociados al contacto con chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados.

¿Cómo se previene?

No existe vacuna ni tratamiento específico. Se están probando varias vacunas, pero ninguna está aún disponible para uso clínico. Por eso, resulta fundamental adoptar medidas de prevención y control de los posibles casos.

La concienciación sobre los factores de riesgo de esta infección y sobre las medidas de protección que las personas pueden tomar es la única forma de reducir el número de infecciones y muertes humanas. En África, cuando se producen brotes, los mensajes educativos de salud pública para reducir los riesgos deben centrarse en varios factores:

* Reducir el riesgo de transmisión de animales salvajes al ser humano a consecuencia del contacto con murciélagos frugívoros o monos o simios infectados y del consumo de su carne cruda. Deben utilizarse guantes y otras prendas protectoras apropiadas para manipular animales. Sus productos (sangre y carne) deben estar bien cocidos antes de consumirlos.

* Reducir el riesgo de transmisión de persona a persona en la comunidad a consecuencia del contacto directo o estrecho con pacientes infectados, especialmente con sus líquidos corporales. Hay que evitar el contacto físico estrecho con pacientes con EVE y utilizar guantes y equipo de protección personal adecuado para atender a los enfermos en el hogar. Es necesario lavarse las manos con regularidad tras visitar a enfermos en el hospital, así como después de cuidar a enfermos en el hogar.

* Las comunidades afectadas por la EVE deben informar a la población acerca de la naturaleza de la enfermedad y de las medidas de contención de los brotes, en especial la inhumación de las personas fallecidas. Los enfermos que mueren por esta causa deben ser sepultados rápidamente y en condiciones de seguridad.

¿Cuáles son los síntomas?

Se considera caso sospechoso a toda persona que haya tenido fiebre (mayor a 38°), contacto con algún caso confirmado de Ebola en los 21 días anteriores a la aparición de síntomas y que haya viajado a regiones con circulación confirmada del virus.

Otros síntomas de la enfermedad son:

* Dolor muscular.

* Fuertes dolores de cabeza.

* Dolor de garganta.

* Debilidad.

La enfermedad evoluciona con vómitos, diarrea, rash, fallo renal y hepático y hemorragia masiva interna y externa. En el estadio final, los pacientes desarrollan un fallo multiorgánico.

Para identificarla, primero hay que descartar otras patologías (como el paludismo, el cólera o la peste). Luego, deben hacerse unas pruebas muy específicas de laboratorio para confirmar que estamos ante el virus.

¿Podría llegar a Argentina?

Desde marzo pasado autoridades sanitarias internacionales notificaron la propagación de un brote epidémico de Ebola en Guinea. Luego se extendió a Liberia, Sierra Leona y Nigeria, países que tienen una alta circulación fronteriza, lo que dificultó la contención del brote, entre otros factores.

Si bien el movimiento de personas entre Argentina y los países donde se ha documentado la transmisión de la enfermedad no es frecuente, la potencial vía de introducción del virus del Ebola en el territorio argentino es el ingreso de viajeros afectados desde zonas con transmisión activa, aunque el país no dispone de vuelos directos con los países donde se registra el brote.

Ante el eventual arribo al país de casos sospechosos, estos serán aislados, evaluados y eventualmente trasladados, cumpliendo con las medidas de protección, al Hospital de Alta Complejidad Néstor Carlos Kirchner (de la localidad de Florencio Varela) o al Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan. Son los establecimientos designados para la atención de estos casos. El laboratorio nacional de referencia que se ocupará de analizar las muestras y confirmar los casos, en caso de ser necesario, es el INEI-ANLIS Carlos Malbrán.

El Ministerio de Salud pidió extremar la vigilancia epidemiológica con el objetivo de captar y notificar los casos sospechosos. Así, busca minimizar los efectos de la posible introducción del virus y disminuir el riesgo de diseminación posterior.

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