En la oficina de Eduardo Torres un cuadro domina la escena. “Con afecto para Balero Torres”, dice un texto en manuscrito sobre una foto de Cristina Fernández de Kirchner y rematado con la firma presidencial. Es que cuando fue senador, el misionero trabó un fuerte vínculo con La Rosada después de sus encendidas defensas a los principales proyectos. Tanto que la propia Presidenta había pedido su continuidad en el Congreso.
Pero Torres prefiere la acción a los tiempos lentos del parlamento. Al lado del cuadro de Cristina hay otra fotografía del gobernador Maurice Closs y un cuadro que refleja la producción de yerba mate, tradicional cultivo misionero al que Torres le dedicó un libro: “Cosecha de Injusticias”, referido a las luchas agrarias.
Vinculado a la política desde sus tiempos como estudiante en Chaco, Torres es uno de los hombres fuertes de la Renovación. Desde su perspectiva, el Gobierno marcha muy bien, atento, activo y consolidado con el aporte de todos.
Reconoció que hay “preocupación” por parte de buena parte de los dirigentes nacionales y provinciales porque “en tres años se termina el ciclo de la Presidenta y de Closs en Misiones”, lo que obligará a buscar candidatos para los ejecutivos nacional y provincial. Sin embargo opinó que ello no debería ser un problema” porque “hay muchos preparados para la sucesión”. “Deben alejarse los fantasmas de internas porque no podemos caer en viejos hábitos”, remató.
“Debemos cuidarnos y tolerarnos las diferencias entre quienes venimos de sectores diferentes. Pero hasta ahora ha sido así. Ellos han cumplido su palabra y nosotros también”, dice sobre las raíces peronistas y radicales que le dieron vida a la Renovación.
Torres sostiene que la ausencia de una oposición fuerte es lo que hace que crezca el interés por la vida interna de la Renovación. “Pero es una discusión que no merece tanta importancia”, consideró.
Hay varios interesados en invertir en la “Mini Las Vegas” de Iguazú
