Se duplicó la cantidad de personas que habla por celular mientras maneja

La cifra surge de un estudio de Luchemos por la Vida que compara los últimos cuatro años; «Los peligros son mayores que manejar alcoholizado», dijo a LA NACION el presidente de esta asociación.

 

 

El celular en manos de los conductores es un peligro creciente. La asociaciónLuchemos por la Vida desde los últimos años realiza un relevamiento del uso de teléfonos celulares por parte de conductores. El estudio comparativo muestra que, mientras que, en septiembre de 2007, el 4,1% de quienes iban al volante simultáneamente hablaban por su móvil, la cifra se elevó al 9,7% en igual mes de 2011.

Este incremento, que significa más del doble de conductores en infracción por este tema, puso en alerta a los expertos de esta ONG abocada a prevenir los accidentes de tránsito en el país. Estos accidentes son la causa de 22 muertos por día: más de 120.000 heridos por año.

Esta cifra resulta alarmante ya que significa que entre los vehículos que circulan por Buenos Aires, diariamente, (unos 1.400.000), hay aproximadamente 57.400 manejando con un celular en la mano, simultánea y constantemente, pese a la expresa prohibición del artículo 48 de la Ley Nacional de Tránsito 24.449 y la ley de la ciudad. El presidente de Luchemos por la Vida, Alberto Silveira, explicó a LA NACION que este aumento los preocupa porque genera más distracción al volante y, por lo tanto, agrega peligro al tránsito cotidiano. «La gente habla cada vez más y la irresponsabilidad aumenta al mismo ritmo. Hay una falta de conciencia de la alineación mental que implica una conversación telefónica mientras se está conduciendo», manifiesta Silveira. «Esto lo vuelve peligrosísimo».

Según contrasta, «los peligros de manejar hablando por teléfono son mayores que manejar alcoholizado». Sólo relativiza la cuestión del tiempo ya que, mientras los efectos del alcohol dura unas horas, los del celular se extienden mientras dura la conversación y por algunos minutos más.

 

Los efectos sobre la conducción

Mayor tiempo de reacción para detectar y responder inesperadas maniobras de otros conductores

Dificultad para mantener derecha la dirección

Más lentitud para frenar y por ende menor distancia para frenar

Dificultad para mantener una velocidad apropiada (en general, más lenta)

No acatamiento de señales de tránsito (por ej, pasar en rojo)

Reducción del campo de visión (se mira derecho adelante perdiendo la visión periférica o de los espejos)

Menor distancia con otros vehículos

Inadaptabilidad a cambios en la corriente del tránsito

Trabajo mental sobresaturado, que aumenta el stress y la frustración

Reduce la conciencia del conductor acerca de lo que ocurre alrededor de él

El uso de un teléfono manual o el envío de un mensaje interrumpe la visión permanente del conductor

Silveira apunta que el peligro puede ser agravado por la edad (afecta más aún a los conductores muy jóvenes y a los de edad avanzada), el sexo (diversos estudios internacionales muestran que los hombres son más proclives al uso del celular en la conducción que las mujeres), conductores nóveles (los afecta mucho más que a los más experimentados) y/o conductores temerarios (los que asumen más riesgos en la conducción, por ejemplo, no usando el cinturón de seguridad, o conduciendo después de haber bebido alcohol).

El presidente de Luchemos por la Vida pide más campañas de concientización, y agrega dos palabras clave para que la ley se cumpla: «control» y «sanciones» para los infractores. Repasa gestiones de otros países en los que incluso, señala, se usan larga vistas para detectar a los trasgresores. Según cifras de Luchemos por la Vida, con metodologías similares a la que utilizan en la Argentina, en otros países se observó: en Canadá, se detectó que hablaban por celular el 2,8% de los conductores en áreas rurales y un 5,9% en zonas urbanas; en Australia, Holanda, Reino Unido y otros países europeos hasta el 7% lo hacen; la cifra sube al 11% en Estados Unidos.

«Para los peatones que transitan por la vía pública hablando por teléfono -señala el informe de Luchemos por la Vida-, el problema real principal parece ser la distracción, así como les sucede a los conductores. Y en el tránsito caótico de nuestro país, este nuevo hábito compartido por peatones y conductores no hace más que empeorar la seguridad de todos en la calle».

 

 

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