Osvaldo De la Fuente: cambio de hábitos

Muchos años en la música han llevado a Osvaldo De la Fuente a recorrer diferentes rumbos. El guitarrista respetado por todos también se convirtió en productor de muchos. Ahora sus pies lo llevan hacia la TV.  

 

Compositor, sesionista, arreglador, productor (artístico y ejecutivo), consejero. Es poco probable que el universo musical local se guarde algún recoveco no caminado por el creador de De La Mente Records, el sello culpable de que una gran parte de los artistas locales haya grabado su disco debut.

 

Desde haber actuado (y compuesto la música original) de la obra de títeres Los Caminos del Deseo (De Cristina Solís) ha tocar con Divididos. Para Osvaldo de la Fuente, saltar  de un lugar a otro en el arte es su manera de vivir la vida. El cambio de hábitos es algo elemental en la filosofía Zen, y si bien es cierto eso de que el hábito no hace al monje, el cambiarlos, para Osvaldo de la Fuente, se ha convertido en una cosa espiritual, necesaria y redituable, tanto para su desarrollo personal como profesional.

 

¿Alguna vez sentiste que la música sola ya no te llenaba? ¿La producción surgió como una necesidad de búsqueda musical o laboral?

La música es una de las cosas más profundas y espirituales, es lo que me llena y disfruto mucho de escribir y componer. Si hablamos del rol de productor musical, allí hay dos ramas, el producir a las bandas nuevas desde lo conceptual y/o musical, y otra cosa es la producción ejecutiva, o sea el hacer eventos o, en este caso, montar un estudio de grabación o una productora de TV. Es desde ese lado de productor de donde uno trata de ganarse el sustento.

 

MERCADO NO ES MALA PALABRA

Hablar de mercado de la música suena a mercantilización, a venderse para llegar a algún lado (no siempre con la billetera llena), pero no necesariamente debe ser así. La existencia de un mercado musical es lo que posibilita una difusión y consumo de la música.

 

¿Qué atenta contra la posibilidad de vivir de tocar música?

No hay continuidad de shows, y eso es porque no hay un mercado consolidado que permita que sucedan las cosas. Por más que en Misiones haya muy buenos valores, no hay una conciencia de consumo de lo local.

 

Suena a contradicción, un caldero en ebullición, pero que le falta fuego si hablamos de dónde tocar.

Por un lado hay mucho crecimiento artístico, y eso se debe a toda la información que se maneja en la actualidad, contenidos mundiales al alcance de la mano, pero sin olvidar la condición misma de la Triple Frontera, que nos nutre de vivencias y ritmos; pero hay otro factor geográfico que también incide, la distancia a las grandes ciudades. Es algo así como la distancia entre la Tierra y el Sol, un poco más cerca nos quemamos, pero más lejos tampoco sería posible la vida. El estar donde estamos ha permitido una libertad creativa que ha enriquecido mucho. Si estás en una ciudad grande, como Buenos Aires o Asunción, inevitablemente apuntás a un mercado, acá no hay mercado, entonces la búsqueda es más pura, genuina y reflexiva.

 

Está el combustible, ¿y el fuego?

Por un lado está la falta de conciencia de valorar lo nuestro, eso puede ser porque somos una provincia joven, y es a medida de que uno va creciendo cuando aprende a valorar lo propio, a construir su identidad. También está la cuestión turística, que por un lado favorece el ingreso de capitales e información y hace que se abran más las cabezas, pero por otro conspira contra una expresión más auténtica, porque todo termina siendo un producto para gente de paso, para que el turismo consuma a los aborígenes o la selva misionera en lugar de seguir creciendo y creando el arte que nos representa de verdad.

 

Se percibe que el músico no es tomado en cuenta en su verdadera dimensión como trabajador de la cultura.

No creo que sea menospreciado ni nada que parecido, creo que el tema es que la gente maneja unos criterios que no sirven. No hay un mercado local, por lo que no hay un consumo ni difusión de lo de acá. Entonces no se genera una cultura de apoyo, pero no porque se lo menosprecie, sino porque aunque lo respeten, no se tiene incorporado el hecho de que ese artista es un profesional, no sólo un loco o un hippie. Así, además de las pocas oportunidades que hay para tocar, no se paga lo que se debería apagar. Pero estoy convencido de que es una cuestión de falta de mercado, no de un dueño de bar que no quiera pagar más. Si uno se pone en el lugar del empresario, es fácil que saque cuentas y vea que le conviene más poner un disco de reguetón y vender cerveza que pagar un músico, el sonido y la promoción del show. Los que ponen bares son empresarios, no bohemios. Entonces, es una cuestión de mercado, y los músicos debemos hacer algo también para volvernos más atractivos, cada uno desde lo que hace y sienta que es eso, para que se consuma lo que hacemos. Ése, creo yo, es el paso previo a que la bomba explote.

 

Y el Estado? Te parece válido solicitar la participación del Estado si lo que se busca es un  músico independiente?

En todo caso habría que discutir el rol del Estado. Considero que el arte es sanador, algo elemental para el ser humano, tiene que ver con la salud de un pueblo y de sus individuos, con el crecimiento y con todo. Según estudios, las provincias que dieron mejores números de crecimiento son las que más invierten en cultura. En Misiones todavía estamos en la prehistoria de esa cuestión. Primero está la salud, la vivienda y la educación, la Cultura es algo que se piensa después. Desde las leyes de nocturnidad, los ruidos molestos, la intolerancia de los vecinos, el desconocimiento acerca de la situación de los músicos y su abandono respecto a planes de salud y difusión de su obra, como las planillas de las radios que no se hacen, la Ley del Músico, a nivel nacional, que no se termina de aprobar. Hay muchas cosas para trabajar en ese camino.

 

Cultura oficial de mega eventos, con mega artistas nacionales o internacionales, pero a los músicos locales apenas les dan las migajas.

Es que cuando viene un artista de afuera la gente acompaña más, y desde el punto de vista de los políticos, eso es más efectivo. Si durante un año se utilizara el dinero gastado en mega estrellas en difundir y apoyar a los músicos locales, en un par de años tendríamos artistas locales convocando al mismo nivel que los de afuera, e incluso se estaría exportando producción local.

 

Otra cuestión es que los grandes espectáculos no están siendo organizados desde el área de Cultura. Ya sea un banco o el IPLyC, ellos son los organizadores de los espectáculos que están formando culturalmente a las nuevas generaciones. Pero si la Cultura fuese una Política de  Estado, esos fondos se deberían canalizar a través de la gente idónea. Es el organismo de Cultura el que debe manejar la política de la cultura a nivel provincial.

 

La TV Digital, todavía está en pañales pero es la nueva frontera de la producción. ¿Crees que hay nivel local para llenar esa pantalla con contenidos de calidad?

Creo que eso es algo similar a lo que sucede con la música. Cuando los misioneros llegamos a la posibilidad de grabar discos, el CD ya tenía certificado de defunción en todo el mundo. Llegamos tarde. Y cuando la radio comenzó a difundir música en español, con mayor producción nacional y local, los artistas comenzaron a parecerse a los de afuera. Con el tiempo eso se va decantando, y cuando el artista comprende que puede producir materiales de igual o mejor calidad, es cuando retoma una expresión más genuina. Yo creo que en el audiovisual sucederá algo similar. Primero está la etapa de parecerse a lo que ya está establecido para después encontrar el lugar de lo local. Se vienen cosas interesantes una vez que los realizadores encuentren su forma propia.

 

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