“Debemos seguir la lucha por la memoria”

La psicóloga industrial y fotógrafa Alejandra Borcel tuvo que dejar el país en 1977 junto a su familia y exiliarse a España. Su padre, un militante social, fue secuestrado y torturado. Logró su liberación a cambio del exilio.

Las reglas del periodismo dicen que se debe ser objetivo. Pero en esta oportunidad se puede obviar esa regla porque la entrevista también me tiene, en cierta forma como protagonista. Alejandra Borcel, es psicóloga industrial y fotógrafa. Es argentina, pero un día de junio de 1977 los militares «la obligaron», junto a sus padres y hermanos a emigrar a Madrid, España.

Su padre fue secuestrado y torturado en un campo de concentración. Por varios días no supieron de él, pero lo liberaron con la condición de que se vaya del país.

En plena democracia, Alejandra supo el lugar donde fue torturado su padre. «Este centro de detención se descubrió hace tres años y estaba cerca de la mansión Seré. Cuando liberaron a mi padre recuerdo que armamos valijas y juntamos el poco dinero que teníamos y nos fuimos a Madrid. No conocíamos a nadie. Estábamos nosotros cuatro en un país que hacía muy poco había salido del autoritarismo de Franco”, contó.

Quien escribe esta nota se hizo muy amigo de Alejandra. Amistad que se inició en 1976 y continúa por 35 años. Estudiábamos juntos en la Escuela Nacional de Morón, Buenos Aires, y almorzábamos dos veces por semana en el bar de la escuela. Hasta que un día Alejandra no vino más. Desapareció sin dejar rastros. Al poco tiempo recibí una carta suya de España contándome lo que le había sucedido y, a partir de ahí fui uno de sus pocos contactos con la Argentina a través de cartas; muchas de ellas revisadas. Nunca, en los 35 años de amistad hablamos del tema. Esta es la primera vez.

El horror

El 24 de marzo de 1976 Alejandra tenía 12 años. «Fue un día lunes y mi mamá se encontraba escuchando Radio Colonia (Uruguay). Estábamos muy nerviosos escuchando lo que estaba sucediendo. De inmediato comenzó el horror. Mis padres eran militantes sociales. Recorríamos los barrios ayudando a la gente. Siempre fuimos partícipes de la actividad que hicieron mis padres”.

“En junio de 1977 los militares secuestraron a mi padre, lo torturaron y lo liberaron tras una negociación que terminó con nuestro exilio en España. En ese país desarrollamos nuestra vida hasta ahora pero siempre pensando en la Argentina».

Alejandra continuó: “A pesar de ser chicos, cuando nos fuimos éramos concientes de lo que sucedía en la Argentina. Llegamos a un país donde no teníamos a nadie conocido y no podíamos hablar de lo que sucedía en la Argentina. Por eso cuando nos preguntaban en la escuela a mi hermano y a mi porqué habíamos venido a España, solamente contestábamos que a mi padre lo había trasladado la empresa en la que trabajaba».

Preguntada de cómo pasaron esos años en el exilio, principalmente sus padres, Alejandra dijo que «mis padres nunca nos ocultaron lo sucedido. Siempre estuvieron pendientes de lo que sucedía en la Argentina, de que terminara la Dictadura y pudiésemos volver, aunque sea de visita. Fueron muchos años sin ver a los demás miembros de mi familia. El desarraigo es bestial”.

En diálogo con FM Génesis 91.3 de Eldorado y Misiones On Line, Alejandra dijo que «si bien no podíamos hablar afuera de lo que estaba ocurriendo en nuestro país, en mi casa con mis padres lo hablábamos para no perder la memoria. Vivíamos, los cuatro muy angustiados».

La psicóloga industrial dijo que «si bien a mi padre se le hace un poco difícil hablar del tema lo tomamos como parte de nuestra historia. La memoria es algo que se debe tener presente todos los días».

Consultada sobre qué sintió cuando volvió la democracia a la Argentina en 1983 dijo que «lo primero que le pregunté a mis padres fue cuando podíamos volver a nuestro país. Pero pasaron varios años hasta que volvimos a visitar la Argentina”.

Alejandra sigue viviendo en España junto a su familia. No obstante, desde 2003, cuando asumió la presidencia el extinto Néstor Kirchner, todos los 24 de marzo visita la Argentina para conmemorar el Día de la Memoria. «No falto nunca, para nosotros es un momento importante porque la memoria es lo que te forma como ser humano y pensamos que es importante no olvidar ese día y construir para el futuro».

«Todos los 24 de marzo es una conmemoración y una fiesta a la vez. Nos juntamos con amigos en Buenos Aires y conmemoramos. No nos olvidamos. Eso tiene un valor incalculable, porque los pueblos que tienen memoria pueden construir su futuro. Por ejemplo, en España no se resolvió la memoria después de 40 años de dictadura militar. Esas son asignaturas pendientes que no te dejan vivir. El 24 de marzo es un día especial».

Borcel valoró al ex Presidente quien bajó del Colegio Militar el cuadro con la foto de Videla. «Aparte de llorar a mares, Kirchner me devolvió la esperanza en la Argentina porque los anteriores presidentes, en cierta forma taparon lo que sucedió en el país y, por supuesto a mí no me interesaba volver a un lugar así».

«Entre el 2003 y el 2007 Kirchner me hizo recuperar la argentinidad, máxime con la nulidad del Punto Final y la Obediencia de Vida.»

Para esta mujer;  «Cristina Fernández es la continuación de este proceso maravilloso. Me siento muy orgullosa de lo que está sucediendo en el país y, por supuesto necesito ser partícipe de lo que sucede en la Argentina. Por eso creamos una ONG denominada Observatorio Argentino con el objetivo de que sea un punto de encuentro para el estudio y el análisis de la realidad Argentina y Latinoamericana y para apoyar este proceso».

“Debemos seguir la lucha para que exista justicia, verdad y memoria porque es lo que conforma la dignidad de los pueblos»; concluyó.

 

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