La conservación de la biodiversidad depende de todos

«Por desgracia, las estadísticas indican que la biodiversidad se está viniendo a pique», indica Naciones Unidas en un informe publicado con motivo de la jornada de hoy, sábado 22 de mayo, que se celebra la adopción en 1992 de la Convención sobre Diversidad Biológica (CBD) en Río de Janeiro.

El informe  indica que la tendencia es irreversible más allá de un cierto umbral. Pero lo que según algunos científicos podría tratarse de la sexta gran extinción de la historia del planeta está privando ya a la humanidad de recursos muy valiosos.

Así por ejemplo, hay 1.600 millones de personas que dependen de la madera y los productos forestales. Sin embargo, cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosque. Más de 1.000 millones de seres humanos dependen del pescado para alimentarse, pero éste habrá desaparecido en 40 años si no se reorganiza profundamente la pesca, según decía este lunes Pavan Sukhdev, economista indio que dirige la Iniciativa para una Economía Verde dentro del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUE).

Peor aún: según el presidente del Museo de Historia Natural de París, Gilles Boeuf, ni siquiera se conoce lo que se está perdiendo: «tal vez la especie que desapareció ayer (…) contenía un potente activo antitumoral. Pero no lo tendremos».

Entre mamíferos, virus, bacterias, especies vegetales y animales, hoy día se conocen 1,9 millones de especies, aunque el planeta tendría en realidad un total de entre 10 y 30 millones. Para este experto, que habla de un ritmo de pérdida «vertiginoso», la mitad de las especies podría desaparecer de aquí a que termine el siglo.

«El ritmo actual de pérdida de especies se estima en más de 100 veces el ritmo de extinción natural», insiste la ONU, que apunta con el dedo acusador al desarrollo de las ciudades, la conversión de tierras a la agricultura, la explotación excesiva de los recursos naturales y la introducción de especies exóticas destructivas.

En 2002, los gobiernos del mundo entero acordaron el ambicioso objetivo de «paliar de forma significativa» la pérdida de biodiversidad de aquí a 2010. El objetivo está lejos de alcanzarse, según el jefe de la Convención sobre Diversidad Biológica, Ahmed Djoghlaf.

«Ya es hora de cambiar de actitud. Dejar que todo siga igual no es aceptable», destaca el responsable, que espera que los mandatarios de todo el mundo adopten compromisos reales en septiembre en Nueva York.

De esta manera, exponen que en los tiempos que estamos viviendo de crisis económica y duras medidas de ajuste, estas conmemoraciones pueden pasar desapercibidas o, lo que es peor, ser tachadas por algunos como una frivolidad. Pero no estamos hablando de un tema menor ni de cuestiones secundarias; se trata de nuestro propio futuro, el de las próximas generaciones y el del planeta en el que habitamos.

La pérdida de biodiversidad es, en si misma, un problema que debería preocupar y comprometer a toda la sociedad, pero si usted lector de estas líneas, considera que la desaparición de especies y hábitats no le afecta, quizá debiera saber que la biodiversidad sustenta el funcionamiento de los ecosistemas y, por tanto, de todo lo que nos rodea.

 

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