Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer

«Días pasados estuve en la Ciudad de Asunción, en Paraguay, participando del «IV° Encuentro de Responsables de Centros Culturales Católicos del Cono Sur» y allí tomé conciencia de cuanta gente ve este programa, «Claves para un Mundo Mejor», en ese país». «Aprovecho entonces para saludar a los hermanos paraguayos que nos están viendo. Debo decirles que me llamó la atención que resulté ser bastante conocido, por lo menos entre las personas con las cuales estuve en aquellos días y me mencionaban esta presencia semanal televisiva».

«Ese encuentro ha sido importante porque, como ocurre periódicamente, ha servido para revisar un propósito fundamental de la Iglesia hoy día. Esto es la evangelización del cultura».

«Este nombre, este concepto de «Evangelización de la Cultura» u otro que es recíproco y prácticamente sinónimo que es «Inculturación del Evangelio» se ha convertido en un lenguaje común en el discurso pastoral de nuestros días pero apunta a algo que ha ocurrido siempre. Cuando Jesús envió a sus apóstoles, antes de volver al Padre, les brindó un mandato misionero: «vayan y hagan que todos los pueblos sean discípulos míos».

«Ese mandato podría traducirse o interpretarse así: vayan e inculturen el Evangelio en todas las naciones. O bien: vayan y evangelicen, cristianicen todas las culturas. Por eso el Papa Juan Pablo II sostenía que la fe no arraiga plenamente en un pueblo si no se hace cultura. Es decir sino impregna los criterios de juicio, los valores determinantes, las líneas de pensamiento, los modelos de vida de un pueblo. La cultura es, en el fondo, el estilo de vida de un pueblo determinado».

«Ahora bien: la presencia del cristianismo en el mundo, la presencia de los cristianos que son portadores de la luz y la gracia del Evangelio, tiende a impregnar la vida concreta de una población, a hacerse cultura».

«En nuestros días, nosotros encontramos problemas muy serios en este capítulo de la misión pastoral de la Iglesia».

«Tanto en América Latina como en la Argentina existe un sustrato cultural que, desde sus orígenes, está marcado por la fe cristiana. Ha quedado mucho de aquella primera evangelización y de los aportes posteriores de tal manera que podemos decir que en los pueblos de América Latina hay una concepción bíblica del hombre, hay una referencia esencial a los principales misterios de la fe cristiana como Cristo Salvador, a su Pasión y Resurrección, a la Virgen Santísima como Madre del Pueblo y de la Iglesia».

«Sin embargo ese sustrato cultural fue alterado por la presencia de ideas, de modelos de conducta, de ideologías contrarias a esta tradición cultural originaria, y contrarios a la Palabra de Dios, al Evangelio, a la predicación cristiana»

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