El valor de conservación de la Reserva Urugua-í de Vida Silvestre

El área natural tiene un rol vital, que es la preservación de una pequeña parte del Arroyo Urugua-í. Además, su conservación permite asegurar la conectividad de la selva paranaense entre ambos parques. En total abarca unas 3.243 hectáreas y se encuentra en el corazón del Corredor Verde, ubicada al Sur del extenso Parque Provincial que lleva su mismo nombre y limita al Norte con el Parque Nacional Iguazú.

La Reserva Vida Silvestre Urugua-í, propiedad de la Fundación Vida Silvestre Argentina, se encuentra ubicada al Sur del extenso Parque Provincial que lleva su mismo nombre y limita al Norte con el Parque Nacional Iguazú.

Tiene un rol vital, que es la preservación de una pequeña parte del Arroyo Urugua-í y, además, permite la conectividad de la selva entre ambos parques. En total abarca unas 3.243 hectáreas y se encuentra en el corazón del Corredor Verde.

ArgentinaForestal.com visitó el lugar para conocer el valor ambiental del área y dialogó con la guardaparque Laura Aréjola, quien está a cargo del cuidado del lugar junto con su colega Ariel Tombo.

Durante el recorrido del sendero, se puede apreciar el exuberante paisaje de la zona, el estado de conservación de las diversas especies, donde se observaron fácilmente los varios de los árboles emblemáticos de la selva: timbó, petiribí, lapacho, guayubira, alecrín, el laurel, el guatambú y el palo rosa, entre otras.

«La Reserva se creó para proteger un tramo del arroyo Urugua-í, que había quedado fuera del diseño del parque provincial. Se trata de un área boscosa que antiguamente fue trabajada con tala selectiva, en un terreno de la empresa Alto Paraná SA, pero desde la década del 70 no se utilizo más, después se comenzó a recuperar el área y finalmente la empresa donó el predio a la Fundación hace unos 10 años», explicó Aréjola.

Las 3.243 hectáreas de la reserva protege alrededor de 65 km. del curso medio del arroyo que alimenta a la represa del mismo nombre.

En la actualidad, en la Reserva cuentan con buena infraestructura -adecuada al lugar- con una casa principal, la Estación Biológica, un bungalow con capacidad mínima para 6 personas, departamentos para 4 personas y un quincho de usos múltiples para dictar cursos, charlas técnicas e incluso para destinar a ensayos de laboratorios para las visitas.

«La idea es facilitar a los investigadores su estadía en el lugar, y nosotros los acompañamos para que puedan llegar a las orillas del arroyo Urugua-í», explicó la guardaparque.

Toda la construcción es de madera y se integra en armonía con el entorno natural, a la vez que ofrece las comodidades necesarias para reponer energías y desarrollar trabajos de campo y análisis de datos, sin perder la magia de estar en medio de la selva.

Disfrutar la naturaleza

Sofia Ferrari, coordinadora de Comunicación del Programa Selva Paranaense, relata que durante el recorrido por el sendero «Los Pozones» se logra disfrutar de la vida de la selva en todas sus formas: árboles con troncos lisos y acanalados, enmarañados con lianas que afianzan sus raíces en el suelo y luego se apoya en los árboles buscando las alturas (algunas son las llamadas «escalera de mono», justamente por facilitar el paso del mono caí o el carayá), los sonidos de las aves, los insectos que se camuflan y se confunden con los colores de la vegetación, la delicadeza de las orquídeas, el tamaño de las hormigas «tigre», el curioso cactus gigante y los espectaculares jardines colgantes formados por plantas como el gúembe o el caraguatá, que se apoyan sobre las ramas de los distintos árboles que abrigan el sendero.

Los guardaparques muestran a los visitantes los rastros de tapires o antas en las orillas de los arroyos, huellas de pecaríes y venados, evidencias del osito melero o tamanduá, el oso hormiguero y también de pumas, ocelotes y hasta huellas del rey de la selva, el yaguareté.

En la edición 101 de la revista de la FVSA, Ferrari promueve la belleza natural del área, e invita a conocer a los lectores «la experiencia única de recorrer sus 3.243 héctáreas de selva, ubicada en el corazón del corredor verde, el último y mayor bloque de selva misionera que se conserva».

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