Caso Schaerer: cuatro testigos comprometieron a Barczuck

Las personas que declararon dijeron que las características del misionero coinciden con la de uno de los delincuentes. Los defensores intentaron hacer caer en contradicciones a los vecinos del barrio Las Tejas. Corrientes (Télam).- Cuatro de los cinco testigos que declararon ayer en el juicio que se sigue a cuatro imputados por el secuestro de Cristian Schaerer señalaron ante el
tribunal que las características físicas de Néstor Horacio Barczuck
coinciden con las de uno de los hombres que capturaron al joven, el 21 de septiembre de 2003.
No obstante el abogado Roque Ramón Bronzuoli argumentó que «no hubo una identificación total» de su defendido Barczuck y recalcó que «los testigos cayeron en contradicciones».
Leonardo Muchenick Serial; su hijo, Fernando Javier Muchenick; Aníbal Jaime Meza y su esposa, María Antonia Santana, fueron claros al describir las características de uno de los secuestradores y afirmaron que «es igual que el acusado».
Muchenick Serial y su hijo, fueron quienes se encontraban en la calle en el momento en que Cristian llegaba con su automóvil Mercedes Benz y estacionaba frente al garaje para bajarse, abrir el portón y guardar el auto.
En ese instante apareció un Fiat Duna, color blanco, a bordo del cual, según determinaron los investigadores, iban José Senger, Néstor Barczuck, José Lorhman y el «paraguayito» Acosta.
Según el relato que realizaron al tribunal los Muchenick,los ocupantes del Duna bajaron con rapidez, amenazaron con un arma a Cristian y sin que éste reaccionase, lo subieron a ese vehículo con el cual huyeron rápidamente.
La acción fue sumamente rápida y Muchenick padre señaló que uno de los secuestradores, al que no pudo identificar bien por la escasa luz, lo apuntó con una escopeta .
Tanto el padre como el hijo coincidieron en los detalles generales de lo ocurrido esa noche y pese a los intentos de los abogados defensores por hacerlos incurrir en contradicciones, sus posturas resultaron firmes y coincidentes.
Ambos contaron cómo quedó el automóvil de Cristian con la puerta delantera izquierda abierta, y, en el pavimento, las llaves de la casa y una ojota, que el joven perdió cuando era llevado por la fuerza a bordo del Duna.
Los dos relatos revelaron la sorpresa, primero, y la conmoción, después, que les produjo el hecho y admitieron que en un primer momento no supieron como reaccionar, hasta que dieron aviso de lo que sucedía a la policía.
El juicio continuará el 21 de noviembre.

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