El acusado por el doble femicidio de su esposa y su hija de dos años en Rosario entró ayer a la audiencia con una mano vendada y solo estuvo ante el juez durante cinco minutos. Ese tiempo le alcanzó para decir que es el «anticristo», pero que no recuerda lo que hizo. El próximo paso será practicarle pericias psiquiátricas.
«Un hijo de puta, eso soy», aseguró Iván Furiasse. Todavía tenía el short floreado y la chomba que llevaba puestos cuando asesinó a puñaladas a Fernanda Laconca y a su hija, Camila. Los médicos forenses ni siquiera pudieron contar las heridas que presentaban las víctimas debido a la «gran cantidad» puñaladas. Las acuchilló hasta en los ojos y las orejas.
El fiscal dio entonces por terminada la audiencia ante la posibilidad de que el detenido no pudiera comprender el acto y fuera declarada nula. Es por eso que ahora se le realizarán estudios psiquiátricos para determinar si es imputable.
Según la evaluación que hizo la médica que lo recibió en la comisaría, Furiasse declaró ser el «anticristo» y tener la intención de suicidarse. Un segundo informe, sin embargo, de un colega del hospital donde lo trasladaron después, afirmó haberlo encontrado «poco expresivo pero lúcido».
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