En el último partido con los colores que lo convirtieron en ídolo…Diego Milito se despidió de Racing y el encuentro tuvo en sus primeros minutos, toda la emoción: el ingreso a un estadio repleto como nunca antes…banderas, pancartas, carteles con el número 22 (el que lleva en la espalda y donde hoy, estaban impresas las imágenes de sus hijos, incluida la nena que nació hoy a la madrugada)…un primer penal convertido para el delirio de la hinchada…y un segundo penal no convertido en el minuto 19…pero que fue completado por un compañero.
El minuto 22 fue histórico: una graaan bandera con su rostro impreso en el centro se desplegó sobre el público, volaron papelitos celestes y blancos…y la pelota debía detenerse para dar lugar a un minuto de puro homenaje…pero Temperley se puso intenso y no fue posible.
Un poco de fútbol…entre tanta emoción. Final del primer tiempo. La Academia gana 2 a 0…pero a nadie le importa mucho. El Príncipe…hoy, es Rey.
Segundo tiempo de idas y vueltas…instancias obligadas hasta el minuto final, esperado por todos: la fiesta se desató para despedir al ídolo….líder en el campo de juego y afuera. Lágrimas y voz quebrada para despedirse ante el micrófono de la TV. «Me voy como quiero: en mi casa, con mi gente» dijo Diego, además de saludar a su esposa que desde la clínica donde fue mamá por segunda vez, lo espera para tenerlo a tiempo completo.
En el campo de juego…llora Saja…la hinchada corea su nombre…y el fútbol muestra su mejor cara.