«Entiendo la necesidad que tienen las provincias de subir impuestos»

El economista explicó que las provincias están atrapadas en «una trampa», porque sus gastos suben al ritmo de la inflación, pero parte de sus ingresos no son indexables. Advirtió que la presión impositiva es muy alta en todo el país.

El director general del Instituto Ieral, Gabriel Sánchez, justificó las subas impositivas aplicadas por varias provincias, entre ellas Misiones. Explicó que los gastos de las jurisdicciones crecen al paso de la inflación y los incrementos salariales otorgados a la administración pública, mientras que buena parte de sus ingresos no están indexados. Alertó sin embargo, que la presión impositiva ya es muy alta en todo el país y recomendó moderar las expectativas de crecimiento para evitar una desestabilización de la economía.

Sin dejar de reconocer el efecto negativo que agrega a cualquier actividad un nuevo incremento en la presión impositiva, Sánchez justificó la necesidad de las provincias de aumentar sus ingresos.

«Las provincias están en medio de una trampa. La Nación puede otorgar a sus empleados públicos, aumentos salariales proporcionales a la inflación, porque sus ingresos están indexados. La recaudación en concepto de Iva, por ejemplo, sube al ritmo que se incrementan los precios. Pero con las provincias no pasa lo mismo, ya que muchos de sus impuestos no pueden seguir la tendencia de los precios, sí lo puede hacer de alguna manera a través de Ingresos Brutos, pero no con impuestos inmobiliarios, patentes de autos y otros que no se pueden actualizar continuamente».

En este marco, las provincias enfrentan el dilema de tener que incrementar su gasto corriente en salarios y en compra de insumos, al ritmo de la inflación, mientras que sus ingresos no se incrementan del mismo modo. «Yo entiendo desde esa perspectiva esta necesidad de aumentar los impuestos. Lo cierto es que hay un mar de fondo, parte del gasto que se va indexando automáticamente y las provincias no tienen forma de cubrirlo», consideró Sánchez.

Soberanía fiscal

El economista resaltó además que el cambio que introdujo en el esquema fiscal nacional, el crecimiento en importancia de un impuesto no coparticipable como las Retenciones, terminó restando ingresos que podrían haber quedado en manos de las provincias.

«Hagamos este cálculo, se recaudan unos 10 mil millones de dólares por retenciones, si ese tributo no existiera, los productores tendrían 10.000 millones de ganancia más por año. Sobre ese monto deberían pagar 3.500 millones en concepto de Impuestos a las Ganancias, la mitad de esa cifra quedaría en manos de las provincias y se repartiría a través de la Coparticipación. Es decir que solamente por la recaudación de ganacias, las provincias recibirían 1.800 millones de dólares más de lo que están recibiendo ahora, a lo que habría que sumarse otros ítems, como el ingreso que generaría en las provincias el hecho de que los productores pudieran ganar más y gastar dentro de sus provincias de origen», razonó.

Enfriamiento inevitable

Gabriel Sánchez consideró que Argentina no está en condiciones de seguir creciendo a tasas cercanas al 10 por ciento sin caer en una desestabilización alimentada por niveles crecientes de inflación y estimó que una «enfriamiento» llegará de todas maneras, aunque advitió que quedará en manos del Gobierno determinar si esa desaceleración llegará través de un proceso controlado y de bajo impacto, o como un efecto inevitable del recalentamiento y con efectos más graves.

«Crecer a tasas cercanas al 10 por ciento con estabilidad hace tiempo que no es posible. Si uno mira los países emergentes entre 2003 y 2007 encuentra que más de la mitad creció a tasas de entre 4 y 8 por ciento, con tasas de inflación por debajo de 10 por ciento», opinó Sánchez.

«Argentina debería buscar crecer a tasas posibles, teniendo en cuenta las tasas de inversión y la productividad que pueda sostener. El objetivo debería ser crecer sin recalentar el mercado de trabajo, sin generar presión inflacionaria, a tasas de 5 ó 5,5%, que son muy buenas. Si uno crece a ese ritmo sin inflación, baja la pobreza a la mitad cada 10 años», explicó.

«Me parece que se ha mezclado demasiado la política con la economía. Se puso como referente el poker de 9, crecer al 9 los próximos 4 años cuando en realidad uno tiene el crecimiento que puede y no el que quiere», razonó.

«Argentina está entre los que más aumentaron su gasto público en relación al PIB. Ha habido un esquema en el que se estimuló mucho la economía por el lado del gasto, por el lado de la política monetaria».

En referencia a los escenarios futuros posibles, el economista consideró que «en algún momento los precios comenzarán a crecer más rápido que la emisión monetaria, entonces habrá una escasez relativa de dinero y las tasas de interés deberán crecer, los salarios también se atrasarán y disminuirá el nivel de actividad. Eventualmente, la gente se anoticia de esta desaceleración y comienzan a haber expectativas de inflación más bajas, estos por supuesto si el gobierno no toma apuestas alocadas como querer ganarle a los precios. Se daría un aterrizaje forzoso es decir, un ajuste turbulento hasta que pasamos a crecer a tasas más razonables y con menos inflación».

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