Cambio climático: la inquietante previsión para el 2050 que afecta a los suelos

Los cambios globales están afectando los ecosistemas de manera significativa, y el clima es uno de los factores que más influye en la resignificación de prácticas sociales, productivas, empresariales, gubernamentales e institucionales que se vienen implementando desde hace al menos cuatro décadas. Argentina no es ajena a este fenómeno.

En este contexto, el Grupo Interdisciplinario de Investigación (Agsus) analizó la realidad de los suelos productivos del país para desarrollar protocolos que reconozcan las buenas prácticas y fomenten una producción sostenible a largo plazo.

La ingeniera agrónoma y especialista en suelos, Elke Noellemeyer, directora de Agsus, aclara que las proyecciones y pronósticos sobre el cambio climático y su impacto, aunque relevantes, tienen un margen de error del 50%. «Son estimaciones a una escala espacial de tiempo y de continentes con una mirada a 50 años», comenta Noellemeyer, recomendando tomarlas como posibles tendencias y escenarios futuros, no como certezas.

Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, afectando directamente a la mitad de la población mundial. Desde el año 2000, el número y la duración de los períodos de sequía han aumentado en un 29%. Se espera que para 2050, las sequías afecten a más de tres cuartas partes de la población mundial.

Ante este escenario, Noellemeyer destaca la participación de Argentina en las discusiones políticas, internacionales, institucionales e intergubernamentales. «Como país, tenemos un diferencial significativo y debemos posicionar nuestra realidad», sostiene, señalando la importancia de tener una presencia activa y bien informada en estos foros.

En Agsus subrayan la necesidad de que los reportes argentinos contengan cifras y datos propios, en lugar de basarse en parámetros internacionales que pueden ser inexactos. «Tenemos que producir un cambio en varios sentidos y contamos con excelentes condiciones para lograrlo. Aapresid es parte de este esfuerzo, buscando constantemente expertise e involucrando a todos los actores», indica Noellemeyer.

La especialista también resalta que, frente a las recomendaciones internacionales para mitigar el cambio climático y reducir emisiones, Argentina enfrenta un escenario estratégicamente positivo. «Pasar a energías renovables y utilizar tecnologías modernas es algo totalmente factible», afirma, sugiriendo una transición gradual con bonificaciones importantes para quienes adopten estas prácticas.

Las prácticas recomendadas incluyen certificación de huella de carbono, implementación de prácticas conservacionistas de suelo, uso de bombas solares, transformación de plantas ganaderas en biogás, y producción de cultivos de cobertura. Estas medidas no solo son viables, sino que también podrían asegurar un mercado para los productos argentinos.

Noellemeyer explica que la problemática actual se debe a cambios en el uso de la tierra, modos de producción, corrimiento de fronteras, simplificación de sistemas y sobreproducción. «Se aplicó un criterio de producción industrial a la agricultura, lo que llevó a la aceleración de la degradación del suelo», observa.

A pesar de las advertencias de organismos internacionales como el IPCC, la Comunidad Europea y las Naciones Unidas, Noellemeyer ve una gran oportunidad para Argentina en la mejora y aplicación de tecnologías sostenibles. «En nuestro país hay profesionales muy capacitados y productores que quieren hacer las cosas bien», asegura.

Para enfrentar estos desafíos, Agsus ha desarrollado dos protocolos para certificar los suelos y su buen manejo: manejo sustentable en suelos y secuestro de carbono en suelos. Estos protocolos se basan en la ciencia y cumplen con normativas internacionales, adaptándose a las realidades argentinas con monitoreos, evaluaciones e indicadores específicos para diferentes regiones productivas.

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