Desde la cooperativa Liebig advierten que la demanda de yerba está cayendo, los precios bajaron y molinos reducen su producción

Gustavo Quatrin, gerente de la cooperativa que elabora Playadito, señaló que la situación del sector yerbatero es “muy complicada”. Indicó que la demanda del producto elaborado cayó, los molinos y secaderos tienen sus depósitos llenos y la producción de hoja verde aumentó por factores climáticos. La baja de la demanda pisó los precios en las góndolas y eso se traslada a toda la cadena.

El gerente de la cooperativa Liebig, Gustavo Qatrin, trazó un crudo panorama para el sector yerbatero durante su exposición en una reciente reunión en la Cámara de Diputados de la Nación en la que intervinieron referentes de todos los eslabones de la cadena yerbatera.

“Desde diciembre para acá, que se sinceraron variables macro, en nuestro caso estamos en una situación inédita, una situación muy compleja. Hasta hace pocos meses el productor creía que su producto iba a valer más y no lo ponía en oferta; el consumidor creía que cada día le iba a costar más caro comprar yerba, en consecuencia adelantó compras el canal comercial, eso hizo que los precios se mantuvieran altos desde la hoja verde hasta la góndola”, dijo.

Pero la situación cambió radicalmente en los últimos meses. “Ahora nuestros clientes nos informan que están con stock a pleno, algunos molinos están parados o suspendieron turnos porque están con sobrestock y no tienen demanda. La demanda de producto elaborado viene bajando, los precios están bajando también, están 20% más bajos que hace 60 días, eso impactó en la producción que hoy tratan de vender todo lo producido en la semana”, advirtió.

Esta reducción en la demanda y, consecuentemente, en los precios coincidió con un incremento en la producción de materia prima que se dio principalmente por factores climáticos.

“La producción se incrementó entre 20 y 30%. A nuestros proveedores le compramos el doble que el año anterior, entramos tomando deuda, es insostenible mantener nivel de compra activo, tenemos que sostener el consumo con ofertas. Hoy el kilo de yerba a 5 mil hace que la demanda se retraiga”, explicó.

El contexto se vuelve más complejo todavía por el incremento en las importaciones, dado por las asimetrías en los costos de producción respecto a los países vecinos.

Quatrin indicó que Liebig no importa materia prima por una decisión de la empresa que pretende que su producto sea 100% argentino, “eso nos salió más caro porque la producción en Argentina tiene un precio mayor a la de los países limítrofes, eso viene pasando en los últimos años”.

Se mostró contrario a la posibilidad de limitar importaciones. “Creemos que no se debe prohibir absolutamente nada, creemos en la libre competencia, en el mercado, en la libertad, porque eso nos hace mejores”, dijo.

Consideró que el crecimiento de las importaciones debe ser entendido como un llamado de atención para la producción nacional, “hay que ser competitivos, producir mejor para vencer esta situación”, razonó.

Recordó además que “cuando más hacía falta abastecer al mercado interno durante la pandemia, no todos los productores entregaron su producto, eso llevó a que hubiera escasez y se comenzara a importar y se transfirió conocimiento a países vecinos que hoy producen mejor que antes gracias a eso”.

El representante de la cooperativa correntina que comercializa la marca Playadito defendió la desregulación del mercado y consideró que la regulación de precios sería una amenaza para las cooperativas en el largo plazo. “Con precios regulados perdemos con las grandes industrias que buscan integrarse verticalmente para no tener que pagar esos los precios regulados, en el largo plazo va a exterminar a todas las cooperativas”, indicó.

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