La caída más pronunciada se registró en marzo, cuando la demanda bajó 30% interanual. Desde el sector entienden que pudo haber bajado el consumo, pero estiman que la mayor parte de la caída en las ventas de la industria responde a que los mayoristas compraron más de lo habitual a fines del año pasado para anticiparse a la inflación y ahora están regulando sus stocks.
La estadística que mensualmente difunde el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) reveló que en el primer trimestre hubo una marcada caída en las ventas de yerba mate al mercado interno. Concretamente, de enero a marzo se despacharon 6 millones de kilos menos que en igual período del año pasado, lo que representó una caída de 9,2%.
El dato encendió alarmas en el sector y muchos advirtieron por una caída en el consumo provocada por la crisis económica. Incluso un artículo periodístico del portal web de la BBC habló de una “caída histórica” en el consumo de yerba mate, especialmente teniendo en cuenta que la comparación interanual de marzo indica una reducción de más de 30%.
Ante consultas de este medio, distintos actores del universo yerbatero advirtieron que los números del INYM no miden la venta al público, sino los despachos que hacen los molinos a distribuidoras, supermercados y mayoristas. Explicaron que las variaciones en esa estadística muchas veces no reflejan directamente lo que está ocurriendo con el consumo, sino que están distorsionadas por las estrategias logísticas y comerciales de los mayoristas.
Entienden que la caída de las ventas a salida de molino registradas en el primer trimestre del año en curso responde principalmente a que los distribuidores y mayoristas adelantaron compras a finales del año pasado para cubrirse de un eventual incremento de precios (que efectivamente ocurrió) después de la asunción del nuevo gobierno nacional.
De hecho, la misma estadística del INYM señala que en el último trimestre del año pasado, las ventas a salida de molino superaron en más de 11 millones de kilos a las del mismo período de 2022, lo que sugiere que efectivamente hubo un proceso de acumulación de stock por parte de la cadena comercial durante ese período.
Con lo cual cabe esperar que en los próximos meses las ventas a salida de molino sigan siendo inferiores a las del año pasado sin que ello indique una caída en los niveles de consumo.