Caso Manuel Rivero en Posadas: el lunes se conocerá la sentencia luego de la ronda de alegatos

Minutos antes de las 11, en el Tribunal Penal Uno de Posadas, comenzó el segundo día del juicio oral y público contra Manuel Rivero, acusado de portación ilegal de arma de fuego, intento de homicidio calificado por el vínculo y doble homicidio en grado de tentativa. En la ocasión, declaró solamente una testigo. El lunes serán los alegatos y la sentencia. 

En la sala de debates del Tribunal, la testigo Mariana Bornett, bioquímica de la Policía de Misiones que intervino en la instrucción de la causa, contó cómo fue el procedimiento de la toma de graduación alcohólica hacia el Manuel Rivero y de las variables que implica medir el alcohol en sangre de una persona. 

En ese contexto, la segunda audiencia fue breve, durando poco menos de una hora. Finalizó con el acuerdo mutuo de la fiscalía y la defensa para que las declaraciones e informes de los testigos ausentes se incorporaran al debate mediante la lectura de lo que consta en el expediente.

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Ni el fiscal Martín Alejandro Rau ni el abogado defensor Mario Ramírez presentaron objeciones, por lo que se dio por concluida la segunda audiencia.

Ante la mirada de su ex pareja y víctima, presente en la sala en los dos días de debate, Rivero enfrenta los cargos de femicidio calificado por el vínculo y homicidio simple. Ambos en grado de tentativa y también deberá responder por portación ilegal de arma de fuego. 

El hecho 

Todo se remonta a aquel  14 de diciembre de 2016, por la mañana. Se presume que Manuel Rivero lo planeó dos meses antes, cuando la Justicia lo excluyó de su casa por las reiteradas denuncias de violencia por parte de su entonces pareja.

El 13 de diciembre, Manuel Rivero invitó a sus hijos a pasar el día a Ituzaingó. Para ello, pactaron encontrarse un día después en la terminal de ómnibus. Esa mañana, después de asegurarse que sus hijos ya estaban en la terminal y que su ex pareja estaba sola en la casa, actuó.

Fue hasta la vivienda de la calle Avellaneda. Al verlo, la víctima se predispuso a huir. Una vez que el agresor irrumpió en la morada con el arma, la mujer corrió hacia una parada de colectivos, donde estaba un joven al que pidió ayuda.

De acuerdo a la reconstrucción, la mujer se puso detrás del muchacho y lo tuvo casi como un escudo ante la arremetida de su esposo, quien abrió fuego. El primer disparo lesionó la mano derecha del joven. Los otros tres balazos impactaron, aunque no dañaron órganos vitales, en la mujer.

 

 

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