Merenderos: los malabares para ofrecer un plato de comida tras el ajuste de Nación

En medio de las calles del barrio Santa Clara en Garupá, el merendero “Corazones Contentos”, dirigido por Analía González, enfrenta duras realidades mientras intenta ser un refugio en la lucha diaria contra la necesidad. Con cinco años de existencia, este espacio vital se sostiene gracias a las donaciones, una red que se volvió más frágil con el paso del tiempo.

Analía González, compartió la realidad cotidiana del merendero: “pedimos en los supermercados o en la iglesia en todos los medios. Podemos presentar una foto, una nota que pedimos para los chicos, nos juntamos entre varios vecinos y sacamos el merendero”. La lucha por mantenerlo a flote es evidente, ya que los recursos escasean y las dificultades económicas se intensifican.

La situación se agrava al hablar de las limitaciones económicas que golpearon el corazón del merendero. “Teníamos comedor, pero ahora como está caro la cosa, no se puede cocinar. Ahora estamos viviendo la merienda los miércoles y los sábados, se reparte si nos donan fruta o algo del mercado, se lo estamos dando”, explicó González con pesar.

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La tristeza se acentúa al escuchar cómo más personas se suman a la fila en busca de ayuda. “Estamos viendo que más chicos se suman con las tazas, inclusive las mamás y las vecinas vienen a acompañarle porque ya no alcanza para comprar una leche o un azúcar”, relató González, revelando una realidad que parece no tener fin.

El merendero, que en el pasado era un lugar de ayuda constante, ahora enfrenta el desafío de ofrecer apoyo solo una vez a la semana. “Llegó un tiempo que teníamos para toda la semana y se hacía y era una gran ayuda. Pero ahora tenemos una vez a la semana”, confiesa González. Aunque el número de beneficiarios creció a 40 o 50 niños, la tristeza permea en cada gesto y en cada palabra compartida.

Analía González concluyó con un llamado a la conciencia de aquellos que comentan acerca del destino de fondos o la situación que viven las familias vulnerables. “Yo diría que, así como critican que también se sumen, que bajen los lugares donde estamos haciendo esto, que es todo a pulmón y a través de la crítica, que vean la realidad de cada familia que se está pasando mal”.

Aquellos interesados en colaborar con el merendero pueden comunicarse con el número: 3764 63-8504.

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