En el tranquilo rincón de Colonia Aurora, el oscuro manto de la noche se vio perturbado por un asalto que dejó una marca indeleble. Sucedió en un hogar del paraje Arroyo "Los Muertos", el pasado domingo 12 de marzo, cuando las sombras se alargaban y la quietud se vio interrumpida por un acto violento.
El protagonista de esta historia, un colono de 43 años, se encontró en un escenario aterrador hace cinco meses. Un hombre, decidido en sus intenciones de robo, irrumpió en la morada familiar. Sin embargo, lo que siguió no fue lo esperado. El dueño de la vivienda, en un intento desesperado por proteger a su familia y su hogar, respondió con un disparo letal que cobró la vida del intruso.
El titular del Juzgado de Instrucción 1 de Oberá, Pedro Benito Piriz, fue el encargado de tomar una decisión crucial en este caso. Después de un análisis exhaustivo de las pruebas presentadas en la investigación, llegó a la determinación de otorgar el sobreseimiento definitivo al colono. Este hombre, cuyo destino se entrelazó con la fatalidad en esa fatídica noche, vio cómo la ley le brindaba el amparo de la «legítima defensa privilegiada».
El episodio violento no se limitó al trágico desenlace. El agresor, en sus últimos momentos de vida, disparó contra el dueño de casa y también apuntó hacia su esposa, una mujer de 32 años. En un giro de fortuna, el arma se trabó y la bala no encontró su camino hacia la mujer indefensa.
En ese instante crucial, la valiente esposa tomó un rifle y lo entregó a su esposo malherido. Desde el suelo, y con determinación nacida del miedo y la furia, el hombre herido respondió abriendo fuego contra el invasor. El resultado fue la muerte del agresor.
Sin embargo, la escena no quedó exenta de más tragedia. El cómplice del fallecido logró apoderarse de una suma considerable: tres millones de pesos en moneda nacional y reales. Con su botín en manos, escapó de la escena del crimen montado en una motocicleta de baja cilindrada, dejando detrás el rastro de su complicidad en este oscuro episodio.
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El colono, que enfrentó un proceso judicial por el acto que puso fin a la vida del invasor, fue inicialmente imputado por «homicidio con exceso en la legítima defensa». Sin embargo, después de un minucioso análisis del expediente y la evidencia, el Juzgado llegó a la conclusión de que su acción estuvo amparada por la «legítima defensa privilegiada». Este veredicto no solo reflejó la defensa de un hogar, sino también la defensa de la vida de una familia.
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