Estadounidense se sorprendió con una familia de emprendedores que produce madera comestible en Misiones

El estadounidense comenzó su recorrido por la provincia de Misiones con la serie de entrevistas “Costumbres y valores argentinos”. En su primera parada, llegó a la ciudad de Eldorado para conocer un singular proyecto a partir de un árbol llamado yacaratiá

Tras su recorrido por la Ciudad de Buenos Aires, David llegó a la provincia de Misiones para conocer sus paisajes, historias y su gente. Arribó un miércoles, poco después del mediodía, al Aeropuerto Internacional de Puerto Iguazú y fue directo hasta su hospedaje, que estaba ubicado en el medio de la selva. Decidió hacer base en Puerto Iguazú y desde allí comenzó a visitar las ciudades y atracciones. “Me emociona mucho poder conocer más de Misiones. Sin duda las cataratas es uno de sus grandes atractivos, pero hay mucho más por explorar y dar a conocer. Es una provincia llena de historias y lugares asombrosos”, sostiene. Su primer destino fue Eldorado. Esta ciudad es la tercera más grande de la provincia, tiene cien mil habitantes y es la cabeza del departamento homónimo. Las actividades económicas de esta región son la explotación forestal y la industrialización de productos primarios. También la agricultura, particularmente el cultivo de yerba, mate, té, tabaco y frutales.

El origen de esta ciudad se remonta al año 1876, cuando el entonces presidente Nicolás Avellaneda promulgó la Ley de Inmigración y Colonización, que tenía como objetivo atraer colonizadores europeos para poblar territorios vírgenes de la Argentina. Así fue que el alemán Adolfo Schwelm inició la campaña en su país de origen, donde en ese momento la población estaba empobrecida luego de la guerra. Fundó la ciudad el 29 de septiembre de 1919. Creó comisiones para construir rutas, puentes, escuelas e iglesias. Para 1932, contaba ya con siete mil habitantes. Fue centro de la colonización europea en la zona, lo que explica su diversidad en idiomas, creencias y costumbres. Su nombre se debe a una leyenda común que había entre los conquistadores de América de que existía una comarca en esta zona que estaba llena de riquezas y tesoros. Más tarde, se la denominó como la “Capital del trabajo” debido a que era símbolo de progreso gracias a la labor conjunta de alemanes, suizos, polacos, personas de distintos lugares del mundo y los criollos, que lograron construir allí un hogar y trabajar en la agricultura y la industria.

David English junto a Vanina Pascutti, la heredera de una fábrica de alimentos a partir de la corteza del árbol de yacaratiáDavid English junto a Vanina Pascutti, la heredera de una fábrica de alimentos a partir de la corteza del árbol de yacaratiá

David llegó por la mañana y primero hizo un recorrido por la ciudad: caminó por sus calles y observó el movimiento de un día cotidiano. Luego fue a conocer la fábrica y la tienda de Yacaratiá Delicatessen, una firma local que realiza confituras, alfajores, bombones y dulces con madera de árbol. Allí lo esperaba Vanina Pascutti, quien lleva adelante el proyecto y continúa con el legado que le dejó su padre, el ingeniero forestal Roberto Pascutti. Fue en 1991 cuando este hizo un descubrimiento único en el mundo. Encontró un manuscrito jesuita que indicaba que los guaraníes asaban gusanos que nacían de la corteza de un árbol nativo de la selva misionera llamado yacaratiá. A partir de su investigación, que le tomó cinco años de trabajo en la selva, creó el proceso que hizo que la madera de ese ejemplar fuese comestible. Presentó su estudio a la Universidad Nacional de Misiones y al Código Alimentario. Aunque no le fue fácil poder demostrarlo, logró que aprobaran y que pudiese comercializar el producto. “Amo el legado que dejó mi papá. Toda la vida amo este lugar. Tanto es así que, cuando falleció, nos dijo exclusivamente dónde teníamos que tirar sus cenizas. Fue en la entrada de Puerto Piray, en la Facultad de Ciencias Forestales, donde él era profesor”, afirma Vanina.

Su proceso de producción es ecológico. “Nosotros tomamos lo que el medio ambiente decide darnos”, sostiene Vanina. No tienen plantaciones de yacaratiás sino que son las aves de la selva que esparcen las semillas en plantaciones, yerbales, naranjales, entre otros. Solo utilizan ejemplares caídos, que no sirven para la industria forestal ni tampoco para hacer papel. Del árbol solo se consume la corteza, que se hierve en tablas en agua y después tiene una cocción con azúcar de caña. Luego crean distintos productos que venden en el país y en el exterior. En Italia, por ejemplo, lo utilizan para hacer chocolates.

David English con un trozo de madera comprobando el fabuloso proceso que lo convierte en distintas confiturasDavid English con un trozo de madera comprobando el fabuloso proceso que lo convierte en distintas confituras

“Conocer a Vanina ha sido muy emocionante. En primer lugar, porque es una mujer emprendedora que realiza un producto noble y excepcional hecho en la Argentina. Me gusta apoyar a todos los que emprenden y llevan adelante sus proyectos más allá de las dificultades o los obstáculos; que siguen apostando por el país y por crecer. Además, fue muy movilizante escucharla hablar de su padre y emocionarse. Creo que es algo muy valioso el hecho de poder seguir con el legado que nos dejaron nuestros padres. Cuando la escuchaba hablar del suyo, me hizo recordar al mío. Recordé la frase que siempre me decía y que hoy es para mi como un mantra: se positivo, toma la iniciativa y piensa en grande. De alguna manera, siento que ese fue su legado hacia mí”, afirma David.

David continuará recorriendo Misiones en busca de conocer sus costumbres e historias. A partir de julio, comenzó a recorrer la Argentina junto a Infobae para descubrir el maravilloso país que eligió para vivir y las razones por las que lo sigue eligiendo.

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