Con gol de Neymar, el PSG de Messi le ganó el clásico al Olympique de Marsella y se despegó en la cima de la Ligue 1

El astro argentino fue titular tras la molestia física que lo había relegado por dos partidos y pegó un tiro en el travesaño. El vencedor generó muchas chances para convertir y transformó en figura al arquero Pau López.

El PSG se quedó con el clásico ante el Olympique de Marsella por la fecha 11 de la Ligue 1 de Francia: con gol de Neymar, se impuso con justicia en el Parque de los Príncipes y sacó tres puntos de ventaja en la cima del certamen. Además, sostuvo el invicto en el inicio de temporada, en el que ya se alzó con un título: la Supercopa de Francia.

Después de un par de partidos fuera de la convocatoria por lesión, Lionel Messi volvió al primer equipo y lo hizo en buen nivel: tuvo tres chances para anotar con la pelota en movimiento (dos tapó el arquero Pau López, la figura del cotejo, y otra se fue apenas alta) y estrelló un tiro libre en el travesaño.

El conjunto parisino inició el pleito con voracidad plena: antes de los cuatro minutos ya dispuso de tres chances para convertir, que conjuró el arqueo Pau López. Con una disposición con cuatro defensores por primera vez (las bajas en la zaga obligaron a la reconfiguración táctica), el juego fluyó y el arquero del Marsella se vio forzado a ponerse la capa de héroe.

A los dos minutos, retuvo sin problemas un remate de Messi. A los 3′, la Pulga volvió a probarlo, esta vez con un tiro más esquinado, cayéndose. Y el portero tapó en dos tiempos. Y a los 4, Mbappé dejó a Hakimi cara a cara con el guardameta, que se impuso en el duelo.

El Olympique se fue acomodando al desarrollo, sobre todo cuando Alexis Sánchez exhibió influencia. Donnarumma respondió frente a Harit y una mala salida casi le ofrenda la conquista a Veretout. No obstante, cuando consiguió correr a partir de los lances del argentino, el PSG fue filoso y volvió a hacer brillar a López.

Primero, a los 18, con un pase fantástico de Leo luego de un giro para limpiar la acción hacia Hakimi, quien estiró para Ney, que a su vez buscó a Mbappé: el lance de Kiki, al primer palo, volvió a ser resuelto por el ex Espanyol. A los 28, otra combinación en velocidad derivó en el disparo del punto francés, que se elevó tras un roce, y determinó la plástica estirada de Pau López.

Y a los 34, Messi rompió el travesaño. Con un tiro libre extrañísimo, que él mismo fabricó. Envió a dos compañeros (Mukiele y Fabián Ruiz) a tapar al portero, que en una jugada de ajedrez colocó a Eric Bailly en el palo derecho y a otro compañero en el izquierdo. Pues bien, el ex Barcelona sacó un disparo potente y al medio, aprovechando la visión bloqueada del guardavalla. El arco quedó temblando…

Hasta que en el segundo minuto de descuento Verratti presionó alto y ganó, Vitinha alargó para Mbappé, quien dejó de lado las diferencias y asistió a Neymar, que hundió la cara interna de su botín derecho en el balón para firmar el 1-0 antes del descanso.

El Marsella siguió ofreciendo seria oposición en la segunda etapa, incluso disputando la posesión y con alguna llegada a fondo, como en el pase del chileno Sánchez para Klauss que convocó la intervención de Donnarumma.

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Sin embargo, cada aproximación del PSG llevó fuego. Y continuó convirtiendo a Pau López en figura, primero ante Verratti, luego nuevamente contra Hakimi. También Messi dispuso de un mano a mano, tras cesión de Mbappé, aunque algo forzado, sin ángulo. De todas maneras picó el esférico, que se fue apenas por encima del larguero.

Con el correr de los minutos, el orientador Christophe Galtier pensó en cuidar, máxime después de quedar con un hombre de más por la expulsión de Gigot por un patadón a Neymar. A los 78 minutos guardó a Messi, que venía sin acción, y mandó al campo a Pablo Sarabia. Luego hizo lo propio con Neymar. El score no se movió. El superpoderoso PSG sigue rindiendo exámenes exitosos. Esta vez, en un clásico, cambiando el dibujo, conviviendo con las tensiones internas que los medios franceses siguen ventilando por la “incomodidad” de Mbappé.

En la cancha, al menos, esas diferencias no se advierten. Y mientras el tridente funcione, Hakimi haga ancha la cancha, Vitinha y Verratti sean los que hagan correr limpia la pelota hacia la ofensiva, el conjunto parisino seguirá siendo un rival de temer en todas las competencias.

 

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