José Félix Bogado, el paraguayo que acompañó a San Martín en toda su campaña

El coronel paraguayo que acompañó a José de San Martín desde San Lorenzo, hasta su retiro en Guayaquil, también luchó en las dos batallas decisivas para la independencia americana. Veterano de la recuperación del Buenos Aires ocupado por ingleses en 1806 y 1807, obtuvo honores antes en Argentina, Chile y Perú que en su tierra natal.

En Junín, a las órdenes de Simón Bolívar; y en Ayacucho, en el centro de la línea de ataque junto al mariscal Antonio José de Sucre, completó una campaña de leyenda.

En 1826, ya de regreso, pobre y con lo puesto, José Félix Bogado cruzó la Cordillera de Los Andes y llegó a Mendoza con un puñado de soldados sanmartinianos, que no llegaban a 80. El militar paraguayo, nacido en el Guairá, Paraguay, conducía a su hogar al resto del Ejército de Los Andes.

Como jefe de Granaderos a Caballo, y el grado de coronel alcanzado en Ayacucho, llegó a Buenos Aires junto a otros seis granaderos. Ayacucho fue el último clavo en el ataúd del dominio español en América. Entre los granaderos también revistó el guaraní misionero de Santa María la Mayor, Miguel Chepoyá.

Una indignante frialdad e indiferencia les escupió Buenos Aires a estos guerreros. Y el gobierno de Bernardino Rivadavia – más ocupado en gestionar un jugoso préstamo de 1 millón de libras esterlinas ante la Baring Brothers- disolvió el cuerpo de Granaderos a poco de su arribo.

La fecha del desfile de los 7 granaderos por calles porteñas, hasta llegar a los cuarteles de Retiro, fue anterior al martes 17 de enero de 1826, cuando la publicó el diario La Gaceta Mercantil. El último puñado de “centauros” como los llamó Rubén Darío, fue integrado por su coronel Bogado y los demás granaderos, Paulino Rojas, Francisco Olmos, Segundo Patricio Gómez, Dámaso Rosales, Francisco Varga y Miguel Chepoyá

La nota de la Gaceta fue de los escasos gestos de entusiasmo ante la mítica tropa de San Martín. El diario (publicado entre 1823 y 1852) tituló “Día de Gloria” y consideró un “honor” recibir “los restos del Ejército de los Andes”.

Más agradecido, Juan Manuel Beruti, en sus “Memorias curiosas”, mencionó a Bogado entrando a Buenos Aires con 100 soldados del regimiento de su mando de granaderos a caballo. “Única gente que le ha quedado (al coronel) de mil hombres que se componía cuando salieron para la conquista de Chile y de Lima, pues todos han quedado muertos, prisioneros o heridos en los referidos reinos que libertamos del dominio español”.

Bogado había nacido en el Yvyturuzú guaireño el 7 de noviembre de 1777 según el historiador Herib Caballero Campos, pero en general no hay coincidencias sobre el sitio exacto. Falleció el 28 de noviembre de 1829. Ese mismo año, en mayo, el gobernador provisorio de Buenos Aires Juan Lavalle (su antiguo jefe) lo había nombrado al frente de la Comandancia de San Nicolás de los Arroyos, en la ruta a Santa Fe junto al Paraná.

El año anterior, diciembre de 1828, el gobernador “provisorio” de Buenos Aires, Juan Galo Lavalle, reimplantó la comandancia nicoleña. Días después este jefe porteño fusiló a Manuel Dorrego, uno de los episodios más inexplicables y crueles de nuestras guerras civiles.

Esto pone contexto a otras dudas sobre las últimas actividades de Bogado, ya de regreso en la capital bonaerense. Lo único cierto es que su vocación guerrera despertó temprano. A los 19 años ya luchaba contra los ingleses en las invasiones británicas de 1806 y 1807. Llegó con el contingente de apoyo enviado por Asunción.

El historiador Roberto L. Elissalde lo da como comandante en San Nicolás desde ese diciembre de 1828. Sin embargo, la Gaceta Mercantil informó el 6 de diciembre que el puesto de comandante fue ocupado por el sargento mayor de Caballería, Cipriano Zeballos.

Bogado, coinciden los historiadores, se empleó otra vez en su viejo oficio de las armas. Fue nombrado jefe del Regimiento de Caballería Nº 4, combatió los malones en la línea de fortines de Pergamino y Salto, y luego se sumó a Juan Lavalle para luchar contra el santafesino Estanislao López, Juan Manuel de Rosas y Manuel Dorrego.

A San Nicolás llegó el 29 de mayo de 1829, a cargo de la Comandancia. Allí ocupó una casa de ladrillos a la vista, una de las más antiguas de la actual ciudad declarada monumento histórico en 1977.

De los orígenes de su carrera militar, se menciona la defensa de Buenos Aires primero, las campañas militares en el Alto Perú después y prisionero de los españoles, su canje por un oficial español, luego del combate de San Lorenzo.

San Martín lo sumó a su cuerpo de granaderos y desde allí acompañó al jefe libertador hasta su salida de escena luego de la aún oscura reunión con Simón Bolívar, en Guayaquil.

Sobre la causa de la muerte de Bogado, con 52 años, se menciona una “enfermedad respiratoria” cuando en realidad lo fulminó la tuberculosis. También se indica que fue sepultado en el viejo cementerio de San Nicolás, junto a la Catedral. Pero al mudarse este camposanto –en la zona donde hoy está el templo de la Virgen del Rosario- sus restos fueron a parar a un osario común.

En sus notas sobre La Gaceta Mercantil, el historiador Antonio Zinny menciona que en Mendoza se dio el recibimiento de “los restos del Ejército de Los Andes” al mando del coronel de Granaderos a Caballo J. F. Bogado a mediados de diciembre 1826. Esa lista incluyó a los “sargentos mayores graduados capitanes José Félix Correa y José Cirilo Lucero; capitanes Francisco Olmos y José Rodríguez; tenientes Juan de la Cruz Montalves, Pascual Pelayes y Pedro Pablo Estrada; alférez Eusebio Castaño,, portaestandartes Matías Vera y Eustaquio Frías”.

Luego agrega al sargento mayor Tadeo Telles, capitán Pedro José Díaz, capitanes graduados tanientes Tomás Mans y Juan Michelena; alféreces Melchor Gutiérrez, Pedro Robles y Francisco Cosido. En cuanto al general Enrique Martínez, incorporado en Santiago de Chile, aún no había llegado. Es posible que no todos fueran granaderos.

Medios paraguayos, como el diario ABC, lamentan que solo en Itapúa, una ciudad lo homenajea con su nombre. A ello se agregan algunos establecimientos educativos y una avenida importante en Asunción. Coronel Bogado, a unos 50 kilómetros de Encarnación, limita Paraná de por medio con la zona de San Borjita en el norte correntino, cercana a Posadas.

El martes 17 de enero de 1826, bajo el título “Día de Gloria”, La Gaceta Mercantil transcribía este artículo publicado en el Eco de los Andes de Mendoza el 25 de diciembre anterior. Anunciaba que tenían “el honor” de haber recibido “los restos del Ejército de los Andes conducidos desde el Perú por el coronel de granaderos a caballo don José Félix Bogado”. Y anotaba que “cerca de nueve años han pasado desde que estos valientes marcharon a libertar Chile” y “en este largo período se pueden contar los días de gloria que han dado a la Patria, por las veces que se han batido con nuestros enemigos”.

Al haberse perdido sus restos, el principal lugar para recordar al guerrero de la independencia, fiel a San Martín, es el Museo Casa de Bogado. Es una muy antigua vivienda dividida en dos ambientes y una sala con acceso por un pasillo. La casa era a la vez la sede de la Comandancia Militar con vista al puerto de San Nicolás.

 

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