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Pitana: una designación que es un premio

A principios de este año, mientras estaba de vacaciones, Néstor Pitana ni siquiera se imaginaba que iba a estar en el Mundial. Lo veía muy a lo lejos. El principal candidato, aunque su nivel fuera muy cuestionado, era Diego Abal. Casi seis meses después, el árbitro del gremio Sadra, que cuando conoció la designación el 15 de enero compartió unas lágrimas de felicidad junto con su madre en su Misiones natal, dirigirá su cuarto partido en Brasil.

La elección para que hoy controle Alemania-Portugal es un reconocimiento a sus buenas tareas en Rusia 1-Corea del Sur 1, Portugal 2-Estados Unidos 2 y Suiza 3-Honduras 0. Hasta aquí sólo amonestó a seis jugadores, de acuerdo con la sugerencia de la FIFA de no sacar rápidamente tarjeta amarilla y ser un poco más tolerante con las faltas, siempre que no sean graves.

Su continuidad en la competencia está condicionada por variables que escapan a Pitana, más allá de la necesidad de que hoy cumpla con una acertada labor. Pero aun así, para no volverse a Buenos Aires, sus posibilidades de dirigir la final dependen de que la Argentina quede eliminada en cuartos y de que el que pase de Alemania y Francia pierda en semifinales. El único referí argentino designado para una final fue Horacio Elizondo para Italia-Francia, en 2006, cuando también dirigió el partido inaugural.

Como en los cotejos anteriores, Pitana estará acompañado por los asistentes Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti, con quienes conforma un equipo con muy buen entendimiento. El rastro argentino en el partido también estará en la utilización del aerosol para marcar las distancias reglamentarias. Un invento que empezó a aplicarse en nuestras canchas y se expandió internacionalmente hasta ser adoptado por primera vez en un Mundial.

A Pitana se lo vio seguido en las canchas, pero no se lo oyó en los medios, ya que la FIFA prohíbe cualquier contacto de los árbitros con la prensa en el hotel de Barra da Tijuca en el que están concentrados.

Pitana estará a cargo de un partido que cuenta con un antecedente arbitral muy polémico y censurable. En las semifinales de España 1982, el holandés Charles Corver sancionó con un saque de arco el brutal choque del arquero Harald Schumacher contra el volante francés Patrick Battiston, que fue sacado en camilla con conmoción cerebral, una vértebra dañada y dos dientes rotos, al ser impactado a la altura de la sien por la cadera del alemán. Schumacher, que debió ser expulsado, después fue decisivo en el triunfo de la definición por penales al desviar los remates de Six y de Bossis. Hace pocos días, de paso por Río de Janeiro, el arquero recordó aquel momento: «Me arrepiento y pido perdón por no haberme ocupado de Battiston después del golpe». Aquella escena también condena a Schumacher, porque lo muestra acusando a Battiston de estar fingiendo..

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