Acasuso: «No estoy preparado para entrenar 5 o 6 horas por día»

Chucho oficializó su retiro del tenis hace casi dos semanas, en el Buenos Aires Lawn Tennis, durante el ATP local. Una decisión que se caía de madura porque llevaba una ausencia de nueve meses en el circuito. Y de tanto madurarla, a los 29 años optó por hacer oficial el adiós.

 

“Estoy tranquilo. Si bien hacía varios meses que no competía, todo este tiempo estuve descansando, disfrutando, haciendo cosas que antes no podía hacer… y ahora que anuncié mi retiro tengo ganas de empezar a hacer cosas con el tenis. Si surge algo que me guste y me motive, le voy a dar para adelante”, avisa el misionero.

-¿Ser coach?

-Todavía no me veo como entrenador ni viajando. Tendría que analizar bien la propuesta, con quién sería. Pero no tengo apuro. Estoy haciendo otras cosas fuera del tenis que me entretienen y me gustan.

-¿Fue difícil decir “hasta acá llegué”?

 -No fue de un día para el otro. Me llevó varios meses tomar la decisión. Al principio, cuando dejé, dije: “Voy a parar porque físicamente no estoy bien”. Aunque ganaba un partido, después me dolía la cadera, la rodilla. No podía disfrutar. Mientras tanto, cuando me recuperaba, iba viendo si sentía ganas. Pero no extrañaba.

-¿Dejaste por esas lesiones o porque la cabeza dijo basta?

 -Una cosa llevó a la otra. Las lesiones fueron lo primero. Estuve un año inactivo, el 2010, y eso me hizo perder terreno en el ranking. Luego volví, no me recuperé como quería y me costó mucho. Al no estar bien, empecé a perder motivación y al final no tenía la misma energía. Cuando no estaba entrenando y compitiendo, no extrañaba, la pasaba bien.

-¿Qué sentís ahora cuando ves tenis?

-No soy de ver mucho tenis, sólo partidos importantes. Pero cuando veo a los jugadores entrenar, la verdad que en algún punto los admiro porque no estoy preparado mentalmente para entrenar cinco o seis horas por día. Me cansé de eso, me costaba mucho. Entrenaba bien un día, el otro me dolía. Seguramente, cuando pase el tiempo voy a extrañar la competencia, la adrenalina, los partidos. Los viajes y hoteles no voy a extrañar.

-¿Quema tanto viaje, tanto tiempo solo?

-Con los años te va cansando, pero lo mío fue al revés. En el último tiempo aprendí a viajar: a ir a una ciudad y conocerla, leer un libro, ver una película… y el tiempo pasaba más rápido. La mayoría se desgasta con los años, a mí me pasó al revés. Nunca me gustaron los aviones y los aeropuertos. Estar ahí, llegar, esperar el vuelo, perdés una conexión, eso no me gustaba de ser tenista.

-¿Te quedó alguna deuda pendiente?

-Cosas quedaron y siempre vas a querer más de lo que tenés, pero después de la lesión aprendí a valorar mucho más lo que había logrado y a no lamentarme por lo que no conseguí. Cuando estás ahí, 20 o 30 del mundo, te parece normal y hasta malo ese ranking. Pero cuando me lesioné me di cuenta de que es difícil estar ahí y mantenerse. Entonces, hice un click en mi cabeza. Porque uno siempre quiere más. Si le preguntás a Federer, el mejor de la historia, te va a decir que quiere ganar los Juegos Olímpicos y la Copa Davis.

-Aquella final 2006 con Rusia, el 5º punto con Safin… ¿Es eso lo que te quedó en el tintero?

-No, recuerdo que dolió porque queríamos ganar y yo quería darle el punto a Argentina, pero no me reprocho nada. Ese día dejé todo lo que tenía en la cancha, el rival jugó mejor. No hay nada más que eso.

 

Fuente: Olé

 

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