Reflexión del Apóstol Guillermo Decena: «Una actitud de arrepentimiento»

En su mensaje semanal, el Apóstol Guillermo Decena expresó que "el arrepentimiento es un dolor por el error cometido, que lleva a la persona a querer cambiar y enmendar el daño causado con decisiones y acciones concretas, veamos qué dice la Palabra de Dios".

«Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios» (Salmos 51:16-17).

Es muy interesante analizar la revelación en este salmo. Porque muchas personas hacían sacrificios de animales por sus pecados en el tiempo del rey David, pero sus pensamientos eran duros, soberbios y no tenían arrepentimiento genuino ni deseos de cambiar. El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh, Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido. (Salmos 51:17 NVI)

Este pasaje nos deja claro que el pensamiento interior es lo más importante para Dios, teniendo un corazón dócil para reconocer y desear cambiar el mal proceder.

Jacob lucha con Dios.

«Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón (…) y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido (…) Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera» (Génesis 32:24-31).

En la noche, un misterioso personaje se introduce en el campamento de Jacob, y lucharon. Es primero llamado hombre (Génesis 32:24), más otra mención a este incidente en la Biblia dice que luchó con «un ángel” (Oseas 12:4). Después de esta lucha, Jacob dice: “He visto a Dios cara a cara” (Génesis 32:30).

En este marco el Apóstol Guillermo Decena dijo que este peculiar enfrentamiento nos deja algunas características del pecado y de la actitud de arrepentimiento que debemos tener:

1- El pecado te alcanzará.

La historia de Jacob ilustra que tarde o temprano el pasado “te pasa factura” a nivel espiritual. Jacob había engañado a su padre Isaac, le había mentido haciéndose pasar por su hermano mayor Esaú y le había arrebatado la bendición de la primogenitura, así que Esaú le amenaza de muerte y debe huir de la casa de sus padres. Pero después de varios años, debe enfrentarse a su hermano, lidiando con la ayuda de Dios, con una “deuda” de su pasado. Al saber que su hermano venía a su encuentro, Jacob se angustió y allí mismo empezó a buscar la misericordia de Dios. El pasado estaba a punto de alcanzarle.

En la afirmación «y sabed que vuestro pecado os alcanzará» se revela la naturaleza espiritual del pecado. Podríamos decir que tiene vida, pues se desata un mecanismo invisible e irrefrenable que es impulsado por seres invisibles del mal, de tal manera que te conducirán a la muerte y a la destrucción. Podríamos tratar de entender este proceso siniestro diciendo que el pecado es como una puerta que abrimos en el ámbito espiritual que hace que no puedas huir de las consecuencias.

La revelación de Moisés «y sabed que vuestro pecado os alcanzará», tiene su correlato en otra revelación del apóstol Pablo: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna» (Gálatas 6:7-8).

La única manera de escapar de las consecuencias del pecado es ser perdonado por la fe en la muerte y resurrección de Cristo que nos lleva a un arrepentimiento genuino (Romanos 10:9; 1 Juan 2:2; Apocalipsis 1:5. 12:11). Es por esto que podemos decir que le vencimos al diablo por la sangre de Cristo.

 

2- Los pecados generacionales.

Son pecados que se repiten generación tras generación y algunos le llaman iniquidad. ¿De qué cosas debía Jacob arrepentirse? Podemos decir que de lo mismo que sus antepasados.

Jacob vivía bajo la influencia de diversas ataduras que había heredado de sus padres. Deberíamos también recordar que su abuelo Abraham le mintió al rey de Egipto: Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. (Génesis 12:13) Vemos también en Génesis 20:1-2 que Abraham miente de una manera semejante a la vez anterior. Observamos que Dios interviene en sueños y le advierte a Abimelec que tenga mucho cuidado lo que haría con Sara. Entonces vemos a Dios con su plan para levantar una familia especial y libre de contaminaciones espirituales y también a Abraham que todavía estaba en proceso para cambiar y comprender las leyes de Dios y que debía aún perfeccionar su fe.

También vemos a su hijo Isaac caer en el mismo pecado años más tarde. Habitó, pues, Isaac en Gerar. Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto. (Génesis 26:6-7)

Al final queda registrado que el mismo pecado que cometió Abraham lo repite su hijo Isaac y se vuelve a repetir el engaño y la mentira en la vida del nieto Jacob.

 

3- ¿De dónde viene mi ayuda?

Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre. (Salmos 121:1-8)

Cuanto más vendrá de Dios la ayuda para poder dar solución a los pecados que asedian nuestra alma, si en definitiva a Dios ofendemos cuando pecamos, de Él vendrá mi perdón y se romperá esa autoridad maligna, que a través del pecado tomó el demonio. Porque el perdón está por nuestro arrepentimiento, pero debemos entender que la transformación profunda solo puede venir de Dios para cambiar mi ser para siempre. Así pasó con Jacob. De esa lucha en la presencia de Dios vino su verdadera transformación. Tal es así que hasta nombre nuevo tuvo a partir de allí. Pasó de Jacob, que significa suplantador, a llamarse Israel.

 

4- Todo el mundo lo verá.

Atención que la lucha no fue de cinco o diez minutos, sino fue de horas en la presencia de Dios. Esto es una enseñanza maravillosa de que la victoria está prometida pero la búsqueda debe ser intensa y decidida. “No te dejaré si no me bendices”: cuando estamos dispuestos a pelear por nuestra bendición vendrán cambios y serán internos y también externos.

Cuando hay un arrepentimiento genuino, todos se darán cuenta. Las marcas serán permanentes y aunque parecen negativas las secuelas, es recordatorio del camino que más nos conviene en la vida. Todos lo vieron a Jacob andar rengo. Rengo pero bendecido. Esto me hace acordar cuando dice Jesús que somos las ramas que debemos llevar más fruto, por eso el Padre Celestial nos poda para que llevemos más frutos.

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Apóstol Guillermo Decena

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