Misiones | Jóvenes de Colonia Guaraní apuestan por la producción y por sus chacras

Jóvenes provenientes de ámbitos rurales y urbanos eligieron estudiar en una escuela con orientación agropecuaria. Ya casi finalizando su secundaria miran su futuro ligados a la ruralidad. En su relato demuestran lo aprendido, desafíos superados y proyectos.

Apostaron que su formación secundaria sea en una escuela rural con orientación agropecuaria. Se ven trabajando y capacitándose en la agricultura y la ganadería. 

Estudiantes de la IEA de Colonia Guaraní, cuentan su experiencia y perspectivas 

Los jóvenes que asisten al Instituto de Enseñanza Agropecuaria 13, asentada en la Villa Industrial de Colonia Guaraní, cursan bajo la modalidad de jornada completa, donde ven los contenidos propios del secundario además de lo específico de la formación agropecuaria que le permite obtener el título de técnico agrónomo luego de cumplir la currícula de seis años.  En total asisten unos 100 estudiantes que residen en las cercanías o provenientes de ámbitos urbanos, inclusive se trasladan a diario desde Oberá. 

A Ismeal Laurindo se lo ve muy convencido de su gusto por la agricultura y a sus 17 años dice que  «ahora mismo estoy pensando en vivir de la tierra por así decirlo, trabajar en una chacra,» y añadió que planea seguir aprendiendo y aplicando sus conocimientos agronómicos. Con respecto al cursado del secundario aseguró que “empecé bastante bien, la verdad con materias nuevas más enfocadas en el ámbito agronómico. Depende de cada persona obviamente, pero a mí me va bastante bien. Ahora mismo, formo parte del centro estudiantil,» añadió con orgullo. Su materia favorita es del área de alimentación del ganado. «El profesor más copado en producción de forrajes» indicó, mencionando también otras materias como la industrialización a pequeña escala. La aplicación práctica de sus estudios en su vida diaria es un punto destacado para Ismael. Sobre los conocimientos que adquiere en la escuela, algunas las lleva adelante en su propio emprendimiento. «Yo no sabía cómo plantar frutilla por así decirlo, y acá aprendí cómo hacerlo» explicó, destacando la importancia de que la planta no toque el suelo para evitar que se pudra. Su entusiasmo por la agricultura no se limita al aula, ya que posee un espacio donde ejercita lo aprendido: «Sí, me encantan. La verdad es que tengo un pequeño terreno donde puedo tener mi producción y la estoy implementando muy bien.»

La conexión de Laurindo con la tierra viene de la casa. «Mi familia trabaja en la chacra» explicó, señalando que se dedican principalmente a la siembra y plantación de cultivos anuales como la mandioca y vegetales. «De hecho, ahora mismo también les estoy ayudando, les doy una mano con lo que puedo.»

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Oscar Ruiz, ya está culminando su secundario y se encuentra trabajando en su proyecto final para recibirse. El estudiante del sexto, recuerda que lo que inicialmente lo motivó a inscribirse en el IEA 13 fue «que no tenía mucho conocimiento por ahí de lo que es llevar a la práctica el cultivo de yerba o el manejo de yerba» explica. A lo largo de los años, amplió sus habilidades, aprendiendo sobre el manejo de animales bovinos y cerdos, e “incluso faenar pollos que no tenía ni idea, me daba miedo y ahora puedo hacerlo solo y eso es muy interesante”.

Oscar proviene de una familia que ha trabajado en la chacra en la misma zona donde él creció, y la educación en el IEA 13 ha sido un complemento valioso. «Mi familia se crió acá en la zona en la chacra y yo también vengo acá nomás» dijo. El aprendizaje técnico que Oscar ha obtenido le ha permitido aplicar nuevos conocimientos en su huerta familiar. «No tenía mucho conocimiento técnico de lo que es la preparación del suelo y ahora sí lo puedo llevar a la práctica en mi casa para obtener un mejor cultivo de lo que es plantas hortalizas y eso», menciona con orgullo.

Oscar también destaca su proyecto de actividades profesionalizantes, una parte crucial de su formación en el IEA 13. «Mi proyecto que voy a presentar es sobre la calabaza para mate, el porongo, que es una tradición que por ahí se estaba perdiendo el valor del cultivo en la zona en Misiones entonces voy a implementar de nuevo», explica. Este proyecto no solo implica el cultivo, sino también la elaboración y venta de mates, destacando la importancia de preservar las tradiciones locales.

La realización de este proyecto ha requerido un análisis detallado del mercado y procesos. «Tengo que hacer lo que es el costo, digamos lo que me costó para conseguir la semilla, cuánto salió después de llevarle a la práctica la siembra, el cuidado durante el proceso de la plantación y la cosecha del cultivo también», detalla Oscar.

Jeremías López: Del ámbito urbano al rural

En un mundo donde las distinciones entre la ciudad y la chacra a menudo parecen muy lejanas, Jeremías López, un estudiante del sexto año en el IEA 13, ha decidido trazar un camino diferente. Proveniente de un entorno urbano, eligió una educación centrada en la agricultura y el cuidado del medio ambiente, destacando su dedicación y amor por la naturaleza.

En referencia al esfuerzo de logística para ir a clases relata que “vengo todos los días al colegio. Ahora vengo en moto, antes venía siempre en colectivo y acá estoy todos los días», nos cuenta López, quien ha hecho de este trayecto diario desde Oberá a Guaraní.

La decisión del jóven de estudiar en una escuela agropecuaria no fue tomada a la ligera. «Elegí este colegio porque me gusta el ámbito rural, más que nada los animales y las plantaciones» expresó. Su primer contacto con el IEA 13 fue durante una exposición cuando estaba en séptimo grado, un evento que dejó una impresión duradera en él. «Me encantó, me encantó más porque quería saber mucho de animales, muchos de las plantas, y estaba siempre centrado en querer aprender», explicó.

El paso de un entorno a otro no estuvo exento de desafíos. Adaptarse a la rutina diaria de viajar largas distancias fue complicado al principio. «Pensé que nunca iba a llegar acá, porque era difícil. Para alguien que vive acá en la zona es un poquito más fácil, pero a mí se me hacía demasiado cargado”, analiza a la distancia. 

Uno de los aspectos más significativos de la educación de Jeremías en el IEA 13 ha sido su interés sobre conservación ambiental. Destaca la necesidad de generar conciencia sobre la deforestación y la pérdida de biodiversidad, tanto en áreas rurales como urbanas. «Cada vez se van sacando no solo árboles de gran porte, sino también arbolitos pequeños. Se está perdiendo la zona verde de nuestro entorno» añade, señalando los efectos negativos de la urbanización descontrolada. Mirando hacia el futuro, el estudiante tiene claras sus aspiraciones. «Quiero seguir estudiando para ser ingeniero agrónomo o forestal en Eldorado, y bueno, estoy encaminado en una de las dos. Valió la pena», reflexiona, convencido de que su esfuerzo y dedicación le abrirán nuevas oportunidades.

Marcelo Zajac: Coordinador Pedagógico del IEA 13

Para conocer más sobre esta institución, Marcelo Zajac, coordinador pedagógico, detalla que la institución cuenta con una matrícula diversa, con estudiantes provenientes tanto del ámbito urbano como rural. «Tenemos estudiantes que son hijos de productores de la zona, la mayoría yerbateros y tealeros. La matrícula supera los 100 alumnos y también tenemos un centro de formación que funciona por las noches», explica. Este centro educativo nocturno ofrece cursos de oficios que varían cada año, incluyendo peluquería, gastronomía y secretario administrativo.

En cuanto a la infraestructura, el centro educativo está bien equipado para la enseñanza práctica. «Contamos con viveros, cultivos protegidos y a campo, viveros florales y de plantas nativas. Los alumnos realizan prácticas tanto de reproducción por semilla como por esquejes en estos espacios», detalla Zajac.

El sector animal también es una parte fundamental del instituto. «Tenemos un sector de animales de granja con producción porcina, avícola y ovina. Además, colaboramos con productores locales para la producción bovina, ya que requiere mayor superficie», añade.

El modelo educativo implementado es progresivo y rotativo. «Los estudiantes pasan por todos los sectores a lo largo de los seis años que dura el programa. Comienzan con los sectores más básicos como parques y jardines, y la producción de huerta, y van avanzando a talleres más especializados como carpintería y mecánica», concluye Zajac.

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