República Dominicana celebra elecciones con el presidente Luis Abinader como el gran favorito

Más de ocho millones de personas están llamadas a votar este domingo, en una jornada en la que también se eligen a los 190 diputados y 32 senadores del Congreso. Otros ocho candidatos, entre ellos el ex jefe de Estado Leonel Fernández, intentarán forzar una segunda vuelta.

El presidente Luis Abinader es el gran favorito para ganar los comicios de este domingo en República Dominicana, en medio de gran popularidad por su manejo de la economía y la pandemia y, sobre todo, por su dura política sobre Haití.

Más de 8 de los 11 millones de dominicanos están llamados a las urnas en estas elecciones generales, en las que se escogen a la vez los 190 diputados y 32 senadores del Congreso.

16.726 colegios electorales en territorio dominicano tendrán abiertas sus puertas desde las 7:00 hasta 17:00, hora local, y en el extranjero estarán habilitados 1.566 centros, en 46 localidades de 35 países, de acuerdo con la Junta Central Electoral (JCE).

Además, se espera la participación activa de 400 expertos internacionales, junto con una fuerza aún más amplia de más de 1.500 observadores nacionales.

Abinader, de 56 años y en busca de un segundo mandato de cuatro años, es el gran favorito de los nueve candidatos con 60% de intención de voto, según el último sondeo de Gallup, encuestadora de Costa Rica considerada por analistas de la isla una de las más confiables. Le siguen el ex presidente Leonel Fernández (1996-2000; 2004-2008 y 2008-2012), con 25%, y Abel Martínez, con 13%.

Según los datos de esta encuesta, Abinader tiene opciones de ganar la reelección este domingo si obtiene el 50% más uno de los votos. De no conseguirlo, se celebrará una segunda vuelta el próximo 30 de junio.

“Va a una reelección cómoda”, dijo a la agencia AFP la politóloga dominicana Rosario Espinal. “Ha sabido tomar medidas que le sumen apoyo para la reelección: los subsidios, el aumento del empleo, el tema de la migración haitiana”.

Su política sobre Haití, en efecto, ha recibido fuerte respaldo, según las encuestas. Desde que llegó al poder, Abinader aumentó las redadas migratorias, levantó un muro en parte de la frontera y cerró la migración desde el vecino país, asolado por una crisis política y humanitaria crónica, agravada por la violencia impuesta por las pandillas que controlan gran parte de su territorio.

“Es un tema que le ha generado apoyos”, afirmó Espinal.

No es de cualquier forma un tema que divida: los candidatos coinciden en defender las deportaciones a Haití -más de 250.000 en 2023- e incrementar las medidas de seguridad en la frontera.

“Seguiremos deportando a quien esté ilegal”, dijo Abinader en un debate hace tres semanas. “Tenemos ese derecho”, coincidió Fernández. Ambos criticaron las presiones internacionales para que Dominicana acoja a refugiados haitianos.

“¡Volveremos a ganar!”

Santo Domingo y muchos pueblos de provincia están forrados con propaganda de los candidatos en vallas, muros y casas. Abinader y Fernández han encabezado mitines con centenares de simpatizantes gritando consignas y bailando merengue dominicano.

“¡Volveremos a ganar!”, coreaba el comando de campaña de Abinader, que ha pedido “sellar” el triunfo, mientras que el “presidente del progreso”, como se hace llamar Fernández, proclama que el domingo “habrá sorpresas”.

La gestión de Abinader tiene una aprobación de 70%, según Gallup, que destacó que 47,5% estima que “las cosas” en el país “van por buen camino” y un 40% cree que la situación económica “ahora está mejor”.

“Estabilizar un país no es tan fácil y ponerlo a funcionar correctamente tampoco es tan fácil, eso lleva tiempo”, dijo a la AFP Genry Pérez, un transportista de 30 años. “Por eso la población quiere darle una oportunidad” a Abinader, asegura.

Fernández ha acusado al gobierno de manipular los indicadores de la economía. “Este gobierno se ponchó (fracasó)”, sostuvo el ex mandatario, usando jerga del béisbol. Abinader le batea de vuelta: se felicita de su política económica y del “mejor manejo” que hizo de la pandemia de covid-19.

El mandatario se felicita por los logros económicos de su administración: habla de alto crecimiento, inflación “dentro del rango” y bajo desempleo. El Banco Mundial proyecta un alza de 5% del PIB al cierre del año, igual que el FMI, que destaca el “potencial” del país “para convertirse en una economía avanzada” en las próximas décadas.

Abinader insiste, además, en que votar por Fernández es “volver” a la corrupción, que prometió combatir desde su primera campaña.

Las encuestas proyectan que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) de Abinader se llevará la mayoría de los escaños en el Congreso. Esta organización política ya se impuso en 120 de 150 alcaldías en los comicios municipales de febrero, considerados un termómetro de cara a los generales.

La Constitución permite la reelección consecutiva a un segundo mandato de cuatro años y la chance de volver a competir por el puesto corrido un período por medio.

El resto de los candidatos que aspiran a la presidencia

Además de Abinader y Fernández, otros siete candidatos se presentan en las elecciones de este domingo.

Ex presidente de la Cámara de Diputados y hasta el pasado mes alcalde de Santiago (norte dominicano, segunda ciudad del país), Abel Martínez, de 52 años, es aspirante a la jefatura de Estado por el PLD, segunda fuerza política del país, aunque los sondeos apuntan a que su candidato quedará tercero.

Martínez se presenta a los comicios con un plan de Gobierno que tenga a la gente “como principio y fin”, pero también con un discurso antimigrantes, garantizando que acabará con “la invasión permanente de migración ilegales a nuestros territorios, barrios, calles y campos”, en clara alusión a los haitianos.

El ex canciller y antiguo ministro de Obras Públicas Miguel Vargas Maldonado, de 73 años, concurre por segunda vez a la Presidencia del país con el otrora mayoritario Partido Revolucionario Dominicano (PRD), reducido a lo mínimo tras la crisis interna de 2012, que dos años después dio paso a la formación del hoy gobernante PRM.

Vargas, un empresario del sector de la construcción, es vicepresidente de la Internacional Socialista (IS) y presidente de esa entidad para América Latina y Caribe.

María Teresa Cabrera, docente de 62 años, es una de las dos mujeres que aspiran a la Presidencia de la República Dominicana, un país donde, según dice, queda “mucho que hacer todavía para hablar de una sociedad donde prime la igualdad entre hombres y mujeres”. Activista y dirigente social de larga data, del partido Frente Amplio, es licenciada en Filosofía y Letras.

La otra mujer es Virginia Antares Rodríguez, candidata de Opción Democrática, de 39 años; es periodista y activista.

Con una propuesta progresista, al igual que Cabrera, defiende el derecho de la mujer al aborto, totalmente prohibido en el país, al tiempo que asegura que los partidos tradicionales “están socavando la democracia” dominicana.

Por su parte, Roque Espaillat, apodado “El cobrador” y profesional de la medicina, es el aspirante del Partido Esperanza Democrática, la incipiente formación política de Ramfis Domínguez Trujillo, nieto del ex dictador Rafael Trujillo, cuya candidatura fue rechazada por la Junta Central Electoral (JCE) por no haber renunciado a la nacionalidad estadounidense.

Espaillat se declara intolerante a los corruptos, como llama los políticos tradicionales, a los que afirma que cobrará lo que han robado por décadas al Estado, aunque ha admitido públicamente que, como persona física, no paga impuestos porque no dará el fruto de su “sudor” a “los ladrones”.

Carlos Peña, pastor evangélico, ingeniero y ex diputado de 47 años, es el candidato del Partido Generación de Servidores. Con su discurso conservador, Peña, antiguo dirigente del PLD, se define como un defensor de la familia tradicional y califica de “crimen agravado” al aborto “porque se está matando a una persona que no puede defenderse”.

Por último, Fulgencio Severino, de 64 años, del Movimiento Patria Para Todos, es un cardiólogo y activista de izquierda. Propone un modelo de desarrollo económico social “con economía solidaria” y es un fuerte crítico del actual sistema de seguridad social y de pensiones, ahora manejadas por empresas privadas.

La crisis en Haití, en el centro de la campaña electoral

La crítica situación de Haití y las relaciones, en muchas ocasiones difíciles con el vecino país, están en el centro de la política exterior de República Dominicana, no exenta de críticas internacionales por las miles de repatriaciones de haitianos, pese a la violencia y, ahora, son parte de la campaña política dominicana.

Se estima que más de medio millón de haitianos, la inmensa mayoría sin documentos, viven en República Dominicana, adonde huyen a causa de la deprimente situación en su país, el más pobre de América.

República Dominicana y Haití, que comparten la isla La Española, han vivido históricamente una compleja relación de altibajos y con una frontera de casi 400 kilómetros utilizada por traficantes de personas, drogas o para el contrabando de animales y mercancía.

Al llegar al poder en agosto de 2020, Abinader dijo que la relación bilateral con Haití, segundo socio comercial de República Dominicana, era “muy importante”.

Por ello, había que “seguir fortaleciendo los instrumentos para una buena vecindad”, pero seis meses después anunció la construcción de una valla perimetral “inteligente” para “poner fin” a la inmigración ilegal y al narcotráfico y para proteger al país y defender la soberanía nacional.

Posteriormente adoptó duras medidas para frenar la inmigración irregular y denunció que República Dominicana “no puede” atender los servicios de salud de “dos países”, al recordar los cuantiosos recursos que se invierten en atención medica a haitianos, calculados en más de 70 millones de dólares.

Uno de los episodios más críticos en la relación dominico-haitiana se vivió en septiembre pasado a raíz de la construcción, por Haití, de un canal de riego en un río limítrofe, lo que llevó a Abinader a cerrar la frontera terrestre, marítima y aérea.

La situación permaneció así varias semanas, hasta que República Dominicana decidió reabrir el comercio con Haití, que no desistió en la construcción del canal.

Unos hechos tras los cuales, asegura Abinader, la frontera “nunca será la misma”.

Fuente: Infobae

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