Reflexión del Apóstol Guillermo Decena: «Camino a la Navidad»

El Apóstol Guillermo Decena expresó que "este es un tiempo hermoso donde expresamos gratitud al hijo de Dios, por habernos amado tanto, que ejecutó el plan de salvación para que todo aquel que en Él crea, no se pierda, sino que tenga vida eterna. El camino de la Navidad fue un camino de intensa preparación, un camino profético que habla de la importancia de este nacimiento".

¿Cuál es el origen de la navidad? Muchos se hacen esta pregunta y la Palabra de Dios tiene la respuesta. El origen es sencillamente la reacción a un fenómeno que se vivió desde la época de los apóstoles, la negación de la encarnación de Jesucristo, una falsa enseñanza que se empezó a propagar cerca del 90 al año 100 después de Cristo, que afirmaba que Jesús había sido una especie de fantasma, con un cuerpo especial que anduvo por la tierra y que no se había hecho verdaderamente humano.

Una de las artimañas del maligno, desde el principio, es tratar de confundir a la iglesia con mentiras. «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo» (1Juan 4:1-3).

Que Jesús viniera en carne, está expresando la importancia de que naciera como todo ser humano normal. Pero miremos también en la segunda carta la misma preocupación del apóstol Juan. «Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo» (2 Juan 1:7).

Así que esta enseñanza falsa era ya propagada por algunos y confundió a muchos, por esto la reacción era afirmar el nacimiento de Cristo y proclamarlo como una recordación en una fiesta anual. El enemigo sabe que esto encierra una poderosa verdad que puede revolucionar el mundo espiritual. Si tenemos el mismo cuerpo que Jesús, podemos vivir como Él vivió, hacer las obras que Él hizo, y por consiguiente el Reino de las tinieblas seria aplastado y atormentado con pérdidas irreparables.

Este es un tiempo hermoso donde expresamos la gratitud al que nació en Belén, por habernos amado tanto, que ejecutó el plan de salvación para que todo aquel que en Él crea, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

En este marco el Apóstol Guillermo Decena detalló que el camino de la Navidad fue un camino de intensa preparación, un camino profético que habla de la importancia de este nacimiento:

– Es un camino profético.

Las profecías maravillosas desde el principio prometían este maravilloso nacimiento. Es más, la primera profecía de la Biblia se encuentra en Génesis 3:15, y precisamente habla del nacimiento de Jesús. «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar» (Génesis 3:15).

Lo sorprendente es que Dios habla de la simiente de la mujer, profetizando el nacimiento virginal de Jesús, sin la intervención del hombre. Por una razón misteriosa, Jesús nace sin intervención de relaciones sexuales, cortando la maldición del pecado que se trasmitía de generación en generación. Fue tan sobrenatural e importante el nacimiento de Cristo que de muchas maneras se vuelve a profetizar.

«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» (Isaías 7:14). Y aún con detalles geográficos dice en cuanto a su nacimiento. «Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad» (Miqueas 5:2).

– Es un camino de alegría.

La alegría es sinónimo de fiesta, dicha y júbilo de algo genuino. Las personas sanas emocionalmente siempre quieren y buscan estar alegres y también contagiar, demostrar y trasmitir esa alegría. El ser humano en lo más profundo desea la alegría genuina, pero en ocasiones, en la búsqueda de ella, erra el camino y cae en el engaño del poder, del materialismo, de la insensatez o en el placer carnal desenfrenado.

Cuando por fin la primera profecía se iba a cumplir, ¿a qué mujer Dios buscaría? Obviamente que buscaría a una mujer santa, que se hubiera guardado en santidad para el matrimonio. Como la profecía había anunciado.

Pero analicemos brevemente el cántico de esta mujer: «Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador…» (Lucas 1:46-49). María se alegra y goza porque Dios la eligió para semejante tarea. Dios, conociéndola la amó y le mostró el sentido de su vida. Y lo mismo hace con nosotros: nos debe llenar de alegría el solo hecho de ser hijos de Dios y poder servirle.

Nuestra alegría está vinculada a amar como Jesús nos amó, pues Él no pensaba mal ni juzgaba, ni estaba enojándose por cualquier cosa. La alegría de la Navidad no es pasajera, sino que es una alegría que, si bien se vive con mucha intensidad en este tiempo, sostiene nuestra vida en todo momento, pues proviene del amor de Dios, que no se acaba nunca «…que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor» (Lucas 2:10-11).

Con estas palabras el ángel anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús, y la experiencia de profundo gozo que trae el Señor Jesús a nuestras vidas. Anunciemos a todos esta gran alegría: ¡Navidad es Jesús con nosotros! (Lucas 2:20), (Mateo 2:9-11).

– La Navidad es un camino de escritores sagrados.

Desde el comienzo, Dios ha ordenado escribir para testimonio de las generaciones venideras.» Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo»(Éxodo 17:14). (Jeremías 30:2), (Apocalipsis 1:11).

No solo el Espíritu Santo preparó profetas, sino a los evangelistas, quienes tomarían nota de la maravillosa vida de Jesús sobre la tierra.

El nacimiento de Jesús en el Evangelio de Lucas: (Lucas 1:3-4). Este es el único de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento que relata el nacimiento de Jesús con meticulosidad. Cuenta básicamente el contexto del nacimiento de Jesús y la visita de los pastores.

Lucas nos da detalles de la ubicación geográfica y sobre las circunstancias en las que ocurrió el nacimiento de Jesús. Este pasaje da cuenta del origen humilde que elige el Salvador para venir a nuestro mundo. También narra cómo los pastores se dirigen rápidamente al encuentro del niño y lo que el ángel les había dicho.

El nacimiento de Jesús en el Evangelio de Mateo. En el Evangelio de Mateo, leemos que nació en Belén en tiempo del rey Herodes y conocemos la historia de los Reyes Magos y la matanza de los inocentes. Este pasaje narra sobre los primeros momentos de la vida de Jesús, y el viaje de estos sabios que provienen de otras tierras es adorar a Dios. Al llegar, los magos se llenaron de alegría, vieron al niño con María, lo adoraron y le ofrecieron regalos.

La riqueza de los evangelios nos enseña cómo toda la humanidad, independientemente de su origen o estrato social, se reúne para adorar al Señor. Desde el comienzo, el mensaje y la salvación del Hijo de Dios son para todos los pueblos y para toda la humanidad.

En el contexto social y religioso que rodea al nacimiento de Jesús presentado por Mateo, vemos a unos sacerdotes que conocen las profecías del Mesías y a un rey tirano que teme perder su lugar de poder.

Pero sea como sea la descripción, evidentemente tenían distintas fuentes de información, lo que hace que enriquezca la historia y nos muestre la mano del Dios todopoderoso acercándose a la humanidad. Lo fundamental es que la gente sepa que estaba todo preparado y diagramado en la mente de nuestro gran Dios.

Al igual que el de Marcos, el Evangelio de Juan comienza con los inicios de la vida pública de Jesús. Sin embargo, en el prólogo, el evangelista hace referencia a un origen de Jesús distinto al de la Encarnación en este mundo. “En el principio existía el verbo (la Palabra)” (Juan 1: 1) nos habla de la segunda persona de la Santísima Trinidad.

Emulando la fórmula del Génesis, San Juan ubica el origen del Hijo de Dios en el principio de los tiempos.  Más adelante, dice Juan: “Y el Verbo, (la Palabra) se hizo carne y puso su Morada entre nosotros” (Juan 1: 14). Aquí, el evangelio describe la Encarnación del Hijo de Dios y señala que se hizo carne, es decir, que adoptó nuestra humanidad.

Dios se interesa por nosotros y se acerca a ayudarnos en nuestra necesidad, y si pedimos ayuda nunca nos defraudará, Él nos ayudará de verdad. Entreguemos nuestra vida confiados en Él.

Feliz Navidad! Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Apóstol Guillermo Decena

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