En un mundo postguerra, la búsqueda de la “libertad absoluta” llevó a la creación de naciones sin impuestos ni regulaciones. Sin embargo, estos sueños libertarios se derrumbaron ante la dura realidad. Conocé la historia de Minerva, Vemerana y Grafton, un trío de experimentos que demostraron que la utopía de la libertad total es más compleja de lo que parece.
En la década de 1960 y 1970, un grupo de individuos «cansados de pagar impuestos» y creyentes fervientes en la libertad individual emprendieron un ambicioso proyecto: fundar naciones donde la libertad avanzara y el Estado desapareciera por completo.
Sin embargo, esta historia 100% real no tiene un final feliz. Dos de estos experimentos libertarios, la República de Minerva y la República de Vemerana, terminaron en desastres absolutos. Y en un intento más reciente en Grafton, Estados Unidos, las cosas no fueron mucho mejor. A continuación, exploraremos cómo estos ideales libertarios chocaron con la realidad.
El crecimiento del libertarianismo
Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo estaba en pleno proceso de recuperación. Sin embargo, las secuelas del conflicto dieron lugar a debates fundamentales sobre el papel del Estado, la libertad individual y el bienestar social. Surgieron teorías diversas sobre la importancia de la libertad individual, incluso si ello significaba que algunos debían enfrentar dificultades, como la falta de acceso a atención médica.
Un sector de la sociedad consideraba que la libertad individual para hacer lo que quisieran era más importante que cualquier forma de bienestar social. Autores como Ayn Rand y Ludwig von Mises inspiraron a estos pensadores, quienes abogaban por un mundo sin regulaciones ni impuestos, donde la iniciativa individual floreciera.
La fallida Operación Atlantis
Ante la creciente presión del Estado y las regulaciones en Estados Unidos, algunos de estos apasionados libertarios comenzaron a buscar la creación de sus propias repúblicas utópicas sin restricciones. En 1968, por ejemplo, se lanzó la Operación Atlantis, que buscaba establecer una república libertaria en una plataforma marina en las Bahamas.
Sin embargo, estas aspiraciones libertarias se toparon con obstáculos insuperables. La República de Minerva, fundada en el Atolón de Minerva en Oceanía, terminó siendo víctima de un huracán en 1972. Por no poseer las herramientas necesarias para sobrevivir, el fenómeno natural llevó al colapso de este sueño libertario.
La Fundación Phoenix y otro proyecto libertario de nación
Mientras tanto, Michael Oliver, un emprendedor que había acumulado riqueza en el mundo financiero, creó la Fundación Phoenix con el objetivo de establecer la primera nación libertaria del mundo. Sus argumentos se basaban en la creencia de que toda intervención gubernamental era opresiva y que la sociedad prosperaría sin regulaciones.
La siguiente apuesta de Oliver fue la República de Vemerana, ubicada en las Nuevas Hébridas. Sin embargo, la realidad chocó con sus ideales y el líder de Vemerana, Jimmy Stevens, terminó en la cárcel, marcando otro fracaso para la causa libertaria.
El caso más reciente: Grafton, Estados Unidos
Finalmente, los libertarios tuvieron la oportunidad de aplicar sus ideas en Grafton, Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de proclamar la libertad, el lugar se convirtió en un desastre con un aumento en la delincuencia, la falta de servicios públicos y el abandono generalizado.
Los experimentos libertarios de Minerva, Vemerana y Grafton dejaron claro que la teoría y la realidad a menudo chocan. A pesar de las aspiraciones de vivir en naciones sin impuestos ni regulaciones, estos intentos terminaron en fracasos rotundos. La historia demuestra que la construcción de una sociedad basada únicamente en la libertad individual es mucho más compleja de lo que podría parecer en teoría.
(Con información de Periodistán/Twitter)
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