Sergio Massa encabezó el acto en el que se presentó un impreso original de la declaración de Independencia de 1816

El ministro de Economía encabezó el acto en el que se presentó un impreso original de la declaración de Independencia de 1816. Fuerte defensa al rol de la Aduana.

Sergio Massa encabezó este lunes el acto oficial en el que se presentó un impreso original de la declaración de la Independencia de 1816 recuperado por el Estado y destacó el rol de los trabajadores y las trabajadoras aduaneras para «ponerle punto final a esa manía de robarnos impuestos con la subfacturaciones».

La ceremonia se desarrolló en la Aduana y, además del ministro de Economía, participaron el director federal de Aduanas, Guillermo Michel, y el administrador federal de Ingresos Públicos, Carlos Castagnetto, entre otros funcionarios, gremialistas y dirigentes.

Sergio Massa y la defensa de la Aduana

Massa estuvo a cargo del discurso de cierre y realizó una fuerte reivindicación del rol de la Aduana y de sus trabajadores y trabajadoras. «Cada vez que atacaron la Aduana fue en los momentos en los que había libre albedrío en el pago de impuestos», dijo.

En esa tónica, el funcionario aseguró que «cada aduanero y aduanera son el primer brazado del Estado en la defensa de nuestra cuentas públicas, de nuestras reservas y de nuestra soberanía»,

Acto seguido, les agradeció a los aduaneros, ya que consideró que «sin el trabajo de todos ustedes, el ponerle final al festival de autorizaciones judiciales con cautelares para vulnerar nuestras reservas hubiese sido imposible», y definió a esa práctica como una «manía de robarnos impuestos».

«Son ladrones de guante blanco, que evitan o que pretenden eludir sus obligaciones con el Estado. Entonces, es menos plata para jubilaciones, es menos plata para asignaciones familiares, para invertir en obras de mejora en la vida de la gente», dijo Massa en referencia a quienes subfacturaron importaciones.

Al respecto, el funcionario dijo que «cada uno de los diferentes contrabandos que van detectando en el país es un acto de defensa de nuestra Nación, un acto de defensa de nuestra Patria, un acto de protección de nuestras reservas, un acto de defensa de los recursos del sector público y es, en definitiva, un servicio a la Patria que presta cada aduanero y cada aduanera».

Documento histórico

El motivo del acto fue presentar de manera oficial una de las 1.500 impresiones originales del Acta de la Independencia de 1816 que Juan Martín de Pueyrredón mandó a imprimir el 13 de agosto de ese año.

La Aduana rescató el documento «tras un operativo que comenzó con el intercambio de información internacional» ya que «el Ministerio de Cultura de Perú alertó acerca del robo de un libro manuscrito del año 1772» y luego el organismo que dirige Guillermo Michel le dio intervención a la Justicia, que ordenó allanamientos en los que se rescataron documentos históricos, entre ellos, este impreso.

El acta toma mayor valor porque la declaración manuscrita firmada por los representantes de la Provincias Unidas del Río de la Plata desapareció y «las copias – hoy consideradas originales – llevan un pie de imprenta que lo certifica. En los últimos 200 años son pocas las que han sobrevivido en museos y archivos, lo cual las convierte en auténticos tesoros nacionales», informó la Dirección General de Aduanas en un comunicado difundido hoy.

En 1916, cuando se preparaban los festejos del Centenario de la Independencia, el presidente Victorino de la Plaza ordenó la búsqueda del acta manuscrita original, sin suerte y «lo mismo hizo cincuenta años más tarde el presidente Arturo Illia, pero el acta original aún hoy sigue desaparecida».

El operativo que encabezó la Aduana comenzó gracias al intercambio de información internacional, luego de que el Ministerio de Cultura de Perú alertara sobre el robo de un libro manuscrito, escrito entre 1772 y 1773, que estaba resguardado en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco.

Una tarea de investigación detectó que el documento estaba a la venta en una librería virtual especializada en la comercialización de libros raros y antiguos, con sede en Buenos Aires.

Fue en ese contexto que la Aduana dio intervención a la Justicia en lo Penal Económico y realizó ocho allanamientos en distintos domicilios del AMBA.

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