El freno a la obra pública nacional golpea a la industria maderera: la actividad cayó en el país un 40% y hay reducción de turnos

La decisión del gobierno de Javier Milei de discontinuar y postergar numerosos proyectos de infraestructura afecta no solo a la construcción, sino también a la industria maderera, ya que la demanda disminuyó drásticamente, agravando la situación económica del sector.

“La obra pública se termina, no tenemos plata”. Apenas habían transcurrido cuatro días desde su triunfo en el balotaje presidencial y Javier Milei dejaba en claro una de las ideas que pretendía llevar adelante en su gestión. Ahora, a seis meses y medio de su llegada a la Casa Rosada, el Gobierno confirmó que discontinuará, postergará sin fecha precisa o transferirá a las provincias unos 2.000 proyectos que estaban en ejecución tras el cambio de mandato. Sólo continuará con fondos nacionales un 15% del total de las obras de infraestructura.

El freno aplicado por la administración libertaria golpeó con fuerza a la industria de la construcción, pero va más allá de este sector y preocupa también a la industria maderera. Según confiaron fuentes del sector, la actividad cayó entre 35% y 40% en lo que va de este año. Y a corto plazo no proyectan un rebote en «V», tal como suelen decir desde el Ejecutivo, sino una recuperación en «L».

“El 70% de la madera que se despacha de la región del Noreste Argentino (NEA) a los centros urbanos de nuestro país es para obra pública, y este parate genera un bajo consumo. Además, la obra privada tampoco está siendo muy determinante y el tipo de cambio no resulta beneficioso para la exportación a Estados Unidos y Centroamérica, que son nuestros principales mercados. La demanda cayó muchísimo y este pareciera ser el nuevo panorama”, explicó Román Queiroz, vocal titular primero de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima) y ex titular de la entidad.

Los efectos colaterales

El derrumbe de la actividad ya genera efectos colaterales en el sector. “No se produjeron despidos fuertes, pero cada empresa tomó su medida. Por ejemplo, hay menos horas trabajadas. Antes había lugares en los que, de lunes a sábado, se trabajaba nueve horas por día en cada turno. Ahora los turnos son de seis horas por turno, de lunes a viernes, o de lunes a jueves. Se redujo la jornada la jornada laboral y eso repercute en salarios más bajos”, detalló el dirigente empresarial.

En la Argentina, de acuerdo con datos oficiales, las extracciones forestales provienen de bosques cultivados en el Litoral. Allí, las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones explican el 92% de la producción de madera comercial. A su vez, la producción forestal en base a bosques nativos se destaca en Chaco, Formosa y Santiago del Estero y, en menor proporción, el este de Salta.

Las actividades primarias son la silvicultura y la extracción de madera, mientras que las industriales abarcan la fabricación de muebles, carpinterías e insumos para la construcción, como ventanas y encofrados.

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