Benjamín Gedan, exasesor de Obama, alertó que el régimen de Bukele “terminará mal para los salvadoreños y para todos los que quieren replicar ese modelo”

Benjamin Gedan, quien fue asesor de seguridad de Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama, estuvo de visita en Misiones y elogió el potencial de la provincia, destacando a su “empresariado ambicioso” y a una “clase política con ideas modernas”. Se refirió además al avance del crimen organizado en Latinoamérica, señalando la insuficiencia de una estrategia puramente represiva, y al dilema de la falta de equilibrio entre mano dura y calidad de la democracia, algo que a su entender se evidencia de manera especial en El Salvador.

Benjamin Gedan, director del programa América Latina del Woodrow Wilson Center y exdirector para América del Sur del Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno del expresidente de Estados Unidos Barack Obama, visitó Misiones y realizó un recorrido por la región, incluida la complicada Triple Frontera.

En una entrevista con Misiones Online, Gedan analizó la situación actual en materia de seguridad en Latinoamérica en general y de Argentina en particular, incluida la lucha contra la penetración del narcotráfico en el país, y destacó la importancia de invertir no solo en fuerzas de seguridad, sino también en capacidades de inteligencia y transparencia gubernamental para combatir eficazmente el crimen organizado.

Además, profundizó en la creciente influencia china en América Latina, destacando tanto las oportunidades económicas como los riesgos para la democracia y la estabilidad regional. Su análisis crítico sobre el equilibrio entre los intereses comerciales y la defensa de los valores democráticos arroja luz sobre un tema geopolítico crucial en la región.

El ex asesor de Obama destacó también la impresión que se lleva de Misiones, afirmando que es “una provincia con mucha potencialidad, con una clase de empresarios muy ambiciosa , con ganas de ampliar su oferta y de tender puentes con el mundo, y con una clase política que tiene ideas muy modernas y ambiciosas”.

 

Usted estuvo recorriendo una zona caliente en la región, como lo es la Triple Frontera. ¿Cómo evalúa la situación allí?

Hay ejemplos preocupantes allí de problemas que son al nivel de regional muy difícil para solucionar, porque requiere una inversión mayor, no solamente en las fuerzas de seguridad, sino en la capacidad de las fuerzas de inteligencia, más coordinación regional, en este caso entre los tres países, Brasil, Paraguay y Argentina, y más recursos para frenar el movimiento de finanzas y un conocimiento de cómo funcionan todas las organizaciones delictivas. Es un panorama bastante complejo.

En Argentina estamos viviendo una situación en Rosario, con el narcotráfico, que para el país por lo menos es novedosa, aunque para ustedes no lo será que vienen analizando lo que pasa en países que tienen esta problemática en niveles mucho más altos que nosotros ¿Cómo están viendo la penetración del narcotráfico en Argentina y puntualmente lo que está ocurriendo en Rosario?

Hemos visto procesos parecidos en países como México, obviamente en Colombia, pero hay casos más notorios en los años recientes, como por ejemplo en Ecuador, donde hoy en día se vive en un estado de excepción, en un estado de sitio, con las fuerzas armadas en las calles, intentando de hacer frente a un desafío enorme. Y lo que está pasando en Rosario tiene algo en común, es de distinta escala, es por ahora solamente en una ciudad, pero lo que pasa es que los grupos delictivos tienen tantos recursos y tanta capacidad de hacer cosas violentas, que realmente tienen la capacidad de desafiar al Estado.

Por su experiencia y por su conocimiento del tema seguridad, ¿considera que es probable que esto que ocurre en Rosario a ese nivel se extienda al resto del país, o cree que va a ser más bien un fenómeno que quedará focalizado allí?

Lamento decir que normalmente nunca queda en una sola parte de un país. Cada contexto tiene sus particularidades, y Argentina todavía tiene mucha oportunidad para hacer frente a ese desafío, pero va a necesitar más que una inversión en las fuerzas de seguridad a nivel nacional y en la ciudad, va a necesitar hacer un esfuerzo para hacer el gobierno más transparente y combatir la corrupción, porque cuando hay esa corrupción, siempre haya una apertura para grupos delictivos.

Interesante lo que usted dice, el perseguir al delincuente desde un punto de vista punitivo, porque con las fuerzas de seguridad no alcanza, hay que atacar por otros andariveles también…

Sí, casi nunca funciona si la estrategia solamente tiene un pilar, y ese pilar es un esfuerzo represivo. Es importante también, porque hay que defender al pueblo, hay que asegurar que no haya robos ni sicarios andando libres por las calles céntricas, pero al mismo tiempo hay que pensar en una respuesta más general y mucho más ambiciosa, que tiene que ver con el combate contra la corrupción y que las fuerzas de inteligencia y de seguridad tengan la capacidad de frenar el flujo de financiamiento de armas, de otras actividades ilícitas, no solamente del tráfico de droga, sino de todo tipo de crimen que genera esos recursos para los grupos o las mafias.

En ese sentido, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich anunció un paquete de medidas, entre ellas una especie de ley antimafia, basada en el modelo italiano y en el modelo de Bukele. ¿Qué opina de esto, es efectiva una legislación de ese tipo?

Es importante reconocer que son grupos sofisticados, somo lo son las mafias, Y como punto de partida es una muy buena idea tomar esa decisión desde cero, diciendo vamos a atacar a esos grupos reconociendo sus fortalezas, la complejidad de su modelo de negocio. Pero repito, al mismo tiempo hay que pensar en las fortalezas y defectos de las instituciones democráticas, porque esos grupos tienen el mejor éxito en contextos en los cuales tienen la capacidad de capturar el Estado, de tener vínculos con las fuerzas de seguridad, con los oficiales, con los diputados. Es cómo funcionan esos grupos en todo el mundo, y sin la capacidad de tender puentes con las instituciones del Estado, sería mucho más difícil para ellos dominar sus pueblos y ciudades.

Lo paso a geopolítica. Uno de los temas de los que se viene hablando bastante es de una penetración o supuesta penetración, usted me lo me lo aclarará, de intereses chinos en Latinoamérica. Justamente por estos días se está hablando aquí en Argentina de la base científica instalada en la provincia de Neuquén, que se sospecha que tiene otro tipo de trasfondo. ¿Ustedes cómo están analizando esta cuestión?

Es obvio que China tiene una presencia muy importante en Sudamérica, y Argentina es un excelente ejemplo de esto. No lo veo como una amenaza o algo en contra de los intereses de mi país, Estados Unidos, ni de Argentina, pero hay que evaluar cada tipo de involucramiento chino en el país, porque es un país que realmente requiere más inversión en su infraestructura, y los chinos han puesto mucho capital en proyectos de infraestructura bastante interesantes. También hay que reconocer que China es el mercado más importante para muchas de las exportaciones argentinas. Al mismo tiempo, China es un país con un sistema político bastante distinto, que no comparte los valores democráticos de este país, y por eso, cuando se piensa en algunas industrias más estratégicas, como telecomunicaciones, como puertos, como una base espacial que queda en las manos de las Fuerzas Armadas chinas, para mí es otra cosa. Hay que evaluar cada sector.

¿Considera que es suficiente la respuesta que dio el Gobierno del presidente Milei a esta inquietud planteada por ustedes, por el gobierno de Estados Unidos?

Es un tema novedoso para la nueva administración, que está concentrando mucho en la economía, que tiene sentido, pero creo que en algún momento va a tener que tomar decisiones complicadas en cuanto a la relación con China, porque va a querer mantener la relación comercial, y mientras tanto toma decisiones para alinear el país más con países en el occidente que tienen los mismos principios y valores democráticos, y balancear esos intereses comerciales, económicos y geoestratégicos va a ser muy complicado. Por eso hay muy pocos mandatarios en la región que toman esa decisión. Es mucho más común decir que vamos a balancear todo, vamos a decir que Estados Unidos o Europa o países democráticos son más amigables en términos de principios, porque es mejor mantenerse callado y decir somos amigos de todos.

Usted señaló cómo China fue haciéndose lugar en Latinoamérica, hablaba de inversiones en infraestructura. Eso es algo que hacía mucho más Estados Unidos antes y un poco dejó de hacerlo. ¿Hay tal vez un retiro de Estados Unidos que está aprovechando China?.

Sin lugar a dudas. Por el tamaño de China y por el ritmo de su crecimiento en las últimas décadas, es normal que hoy en día tenga una presencia muy importante en la vida económica de Sudamérica. Al mismo tiempo, Estados Unidos por mucho tiempo no tuvo un adversario, un competidor importante en Latinoamérica, que fue para muchas administraciones en Estados Unidos sorprendente que de repente haya en Latinoamérica otro actor del exterior, que tiene mucho peso diplomático y económico. Y dando cuenta de eso, la pregunta es si Estados Unidos está disponible y abierto a poner mucho más capital del Estado. Hasta la fecha, creo que es más un esfuerzo para reorientar un poco la inversión del sector privado, que también podría influir mucho en la política y cosas diplomáticas en la región. Pero para mí la respuesta tendría que también incluir más inversión del capital oficial.

Y más allá de la cuestión particular de China, ¿qué otras amenazas ve para la región, hay un mayor avance de los regímenes totalitarios?

Para mí no es cuestión de la presencia china y de cómo China podría influir en los procesos políticos, ni de Rusia ni de Irán, sino de los retrocesos democráticos propio sque se está llevando a cabo en Latinoamérica.  Hoy en día, según todas las encuestas, los pueblos latinoamericanos no tienen mucha confianza en sus sistemas políticos, en los partidos tradicionales, en la clase política. Y por eso hay muchos casos de outsiders.

Lo que pasa es que todos los oficialismos pierden las elecciones…

Así es. Y en ese caso no es muy sorprendente que surjan personas que vienen de otras fuerzas políticas o sin fuerza política, sin experiencia alguna en la política, con ideas a veces democráticas, a veces muy poco democráticas, y cuando ganan ellos, generan dificultades para las instituciones democráticas, porque a veces vienen con la idea de que solamente ellos y el poder ejecutivo deban tener todo el control, y no aceptan los sistemas de peso y contrapeso. A veces llegan sin mayorías en el Congreso, y lo que ocurre con frecuencia son choques institucionales, y eso ha generado situaciones bastante complicadas en cuanto la calidad de la democracia en Latinoamérica.

¿La población de los distintos países tiene menos voluntad de defender los principios de la democracia o está más dispuesta a aceptar un gobierno totalitario, si es que ese gobierno totalitario le resuelve problemas importantísimos que están sufriendo?

Tiene que ver con varios factores. Uno de ellos es que mucha gente no tiene memorias personales de la época autoritaria de Latinoamérica. Muchos sí, pero los jóvenes no tienen recuerdos de los procesos dictatoriales en Brasil, en Uruguay, en Argentina, en Chile, y por eso es más difícil a veces argumentar a favor de la de la democracia en teoría. Lo que les importan son la calidad de los servicios públicos, la desigualdad, la seguridad, la idea de que los gobiernos tienen que mostrar su capacidad para hacer frente a esos desafíos que son serios. Y si los gobiernos democráticos no muestran esa capacidad, es normal que los votantes vayan a aceptar visiones distintas y a veces visiones poco democráticas.

Usted dijo que hay regímenes que antes tenían capacidad de influencia en la región. Habló de Cuba, de Venezuela, que en algún momento tenía muchos recursos, mucha plata y ahora no tiene un mango. Pero hay otro régimen latinoamericano que es el de Bukele, en El Salvador, que sin tener recursos para distribuir, está planteándose como un ejemplo para muchos. Nuestra ministra de Seguridad lo plantea muy seguido. ¿Cómo está siguiendo esa cuestión?

Es extraño decir que El Salvador podría ser un referente para países de Centroamérica, porque es como otro planeta; no hay muchos vínculos, ni culturales ni económicos con El Salvador. No es como hablar sobre Chile o Uruguay, por tantas diferencias culturales y geográficas. Pero el ejemplo de Bukele es potente y hay muchos países, muchas fuerzas políticas, inclusive en este país, que están estudiando ese modelo y están diciendo que hay aspectos de su política de mano dura que querían replicar y adoptar. Y la Argentina es un ejemplo de ello, pero también Colombia. Hay muchos políticos que hoy en día hablan de la necesidad de incorporar aspectos de la política de mano dura. Honduras, que es un país vecino, también está jugando con la idea de vivir en un estado de sitio, y en Ecuador, hasta la fecha, su respuesta a los desafíos del crimen organizado ha sido más que nada mano dura, de tipo salvadoreña, de tipo de bukelismo.

¿Y cómo cree que puede terminar el gobierno de Bukele?

Terminará mal, y mal para todos, para los salvadoreños y para todos los que quieren replicar ese modelo, porque un pueblo salvadoreño, argentino, americano, no debería tener que elegir entre la seguridad o la democracia. Y en El Salvador, después de haber sufrido tantas décadas de secuestros, de asesinatos, de violencia en las calles, ahora ha adoptado otro pacto social, intercambiar sus derechos civiles, sus derechos humanos, para poder vivir en un país más seguro. Y no deberían tomar esa decisión, ya que van a terminar sin las dos cosas, sin seguridad y sin democracia.

Muy bueno, pero es difícil convencer de eso a un ciudadano del Salvador que sufría un problema grave en seguridad y hora ya no lo tiene más.

Sí, pero con arrestos masivos, viviendo dos años sin derechos constitucionales, para mí no es muy difícil pensar que en un futuro, cuando una persona, un grupo, un sector de la economía, tenga un desacuerdo con el gobierno, de repente se dé cuenta de que no tiene la capacidad de argumentar, de desafiar, de defender sus derechos económicos, sociales y personales. Esto va a terminar sin democracia y sin seguridad también, porque esa manera de combatir el crimen organizado nunca funciona a largo plazo. Hay que construir un sistema judicial funcional, una Policía que pueda investigar. Las Fuerzas Armadas pueden arrestar a mucha gente, pero sin un proceso legal, llenando las cárceles, ¿va a quedar la mitad de la población joven, varón, en cárceles por siempre? No, no es factible.

En cuanto a su vista a Misiones, ¿qué experiencias, qué visión se lleva?

Ha sido muy disfrutable y muy interesante poder no solamente disfrutar de la oferta turística de Puerto Iguazú, que es única, visitando las Cataratas del Iguazú, en lancha también, es una experiencia inolvidable, pero también tuve la posibilidad de conocer a una comunidad indígena, visitando una aldea de la comunidad guaraní, que para mí fue muy interesante ver cómo se está estableciendo una oferta turística también que es respetuosa a la comunidad, pero que genera recursos económicos para el progreso de esa comunidad, y también de viajar a lugares más rurales y los sitios productivos. Y porque después de tantos viajes a Buenos Aires y a Montevideo y Asunción, observando la cultura de mate, poder entender de cerca cómo se hace el mate.

Y también estuvo cosechando yerba…

Sí, o, no por mucho tiempo, pero algo hice, y para mí es sumamente interesante también ver la maquinaria, todo que se requiere para producir este producto de calidad, calentar, secar, cortar, procesar. Me quedo además con la idea de que es una provincia con mucha potencialidad, con una clase de empresarios muy ambiciosa y con ganas de ampliar su oferta, de tender puentes con el mundo, y con una clase política que también tiene ideas muy modernas y ambiciosas. También tuve la oportunidad de viajar un poco con algunos diputados, y me da la impresión que es que es una provincia con mucho para ofrecer.

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