“Somos conscientes del dolor que causamos, pedimos perdón por lo que hicimos”, declaró la hermana del acusado de chocar y matar a madre e hijo en Apóstoles

Este miércoles, se llevó a cabo la segunda jornada del debate oral y público contra Adrián Alberto Krutki (36), quien a bordo de un automóvil Ford Escort atropelló y mató a Lorena Ferreyra (32) y su hijo, Cergio Maximiliano (12) en diciembre de 2011.

El debate se desarrolla en el recinto de debates del Palacio de Justicia, ubicado sobre avenida Centenario de la ciudad de Posadas. El acusado, por medio de su defensor, solicitó no estar presente y su pedido fue concedido por el Tribunal unipersonal, conformado por el juez Correccional y de Menores Dos, Cesar Raúl Jiménez.

En la segunda jornada, comparecieron siete testigos entre licenciados en criminalística, psicólogos, policías y la hermana del acusado, quien llegó a juicio en libertad e imputado por el delito de “homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas en concurso real con abandono de persona seguida de muerte”.

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Tribunal unipersonal, conformado por el juez Correccional y de Menores Dos, Cesar Raúl Jiménez.

El primero en sentarse frente al Tribunal fue Darío Balmaceda, licenciado en criminalística, quien realizó una reconstrucción de los hechos y aseguró que el acusado embistió desde atrás a la motocicleta en la que circulaban ambas víctimas.

Se determinó que la motocicleta marca Gilera circulaba por ruta provincial Nº1 en sentido Azara – Posadas y, el Ford Escort se dirigía en la misma dirección, detrás del vehículo menor. “La velocidad del Escort aproximadamente era de 92.82 kilómetros por hora, pero en la Gilera no fue posible determinar la velocidad. Salieron despedidos y terminaron tirados, uno a 27 metros y el otro a 55”.

Posterior al impacto, el conductor del vehículo soltó el pie del freno y continuó su marcha, es decir huyó de la escena. El licenciado aseguró que el factor humano en este accidente tomó un valor fundamental.

En segunda instancia, la bioquímica María Celia dejó constancia de que el conductor del vehículo presentaba 1.56 gramos por litros de alcohol en sangre, mientras que los ocupantes de la motocicleta dieron negativo en el test de alcoholemia.

Tribunal unipersonal, conformado por el juez Correccional y de Menores Dos, Cesar Raúl Jiménez.
La madre y abuela de las víctimas frente a la hermana del acusado.

Luego, Ramón Ignacio Sotelo relató que el pasado 11 de diciembre de 2011 transitaba por la citada ruta provincial 1 y, cuando llegó a la altura del accidente disminuyó la velocidad y dobló en “U” creyendo que algún conocido fue víctima del siniestro.

“Al acercarme no era quien yo creía y vi que había un charco de sangre. Llame a la policía y al Hospital pero no había buena señal de teléfono. Sentía un quejido y la persona emanaba sangre por la boca. Después paró un camión y le pedí que desviara el tránsito por el camino de tierra. A los 5 minutos llegaron la policía y se hicieron cargo ellos del procedimiento”.

A su turno, Víctor Hugo Giménez recordó que el automovilista traspasó el colectivo a toda velocidad, después de eso desde el micro visibilizaron unas chispas y que el Ford Escort se dio a la fuga.

«Conduce con prudencia, no sumes otra estrella al cielo», dice la remera que lleva puesta la abuela y madre de las víctimas.

En ese sentido, César Salinas, retirado de la policía pero que en diciembre de 2011 era parte de la Seccional Primera de Apóstoles, recordó que ese 11 de diciembre fueron alertados de un accidente de tránsito sobre ruta provincial 1.

“Fuimos hasta el lugar del hecho y nos encontramos con una moto al costado de la ruta y dos cuerpos. En el lugar quedó la patente de un vehículo y con eso pedimos el secuestro del mismo, era un Ford Escort. A los 20 minutos, una patrulla nos informa que el vehículo había colisionado en un terreno terrado”.

Adrián Alberto Krutki, luego de haber causado el siniestro fatal y darse a la fuga, despistó y terminó sobre la banquina de una tierra terrada. Dejó el vehículo y volvió a irse de la escena.

El testigo contó que más tarde se presentó el acusado junto a su abogado en la Comisaría, recordando a su vez que dentro del automóvil hallaron una conservadora repleta de botellas de cerveza.

 

“No hay posibilidad de alta para un hecho así”

Así aseguró la licenciada en Psicología Priscila Dos Santos en relación al estado depresivo que presentaba el hijo menor de la mujer que falleció en el siniestro vial.

Ezequiel Maximiliano tenía tan solo 10 años cuando perdió a su madre y a su hermano. Cinco meses después del accidente, inició terapia familiar junto a su abuela. “Tenía que realizar un doble duelo, a pesar de que Ezequiel no vivía con su mamá y su hermano. Ezequiel en ese momento tenía 10 años, había cumplido el 5 de diciembre. La abuela tenía que hacerse cargo de todo”.

abogado defensor José Antonio Reyes.

Contó que él en ese entonces adolescente presentaba ciertas rebeldías producto de su edad y como consecuencia de su estado depresivo. Presentaba un trastorno por stress postraumático que apareció tras el accidente que se cobró la vida de su madre y su hermano.

“Tenía que estar en la misma casa que ya no estaba su mamá, por ahí había falta de dinero, era una situación difícil de manejar para la abuela. Ezequiel creció y se crio en Apóstoles, tenía su familia y círculo de amigos. Su hermano era su referente masculino porque no tenían una figura paterna”.

“Se vio la posibilidad de que se vayan para Buenos Aires dónde estaba el resto de la familia. En Apóstoles estaban recuerdos lindos pero también este dolor por la muerte de su mamá y su hermano. No hay posibilidad de alta para este hecho puntual”, manifestó.

Por último, se sentó frente al Tribunal unipersonal Krutki Mariela Noemí, hermana del acusado y su acompañante de viaje en aquel momento.

Krutki Mariela Noemí, hermana del acusado.

“Veníamos por la ruta, mi hermano aceleró cuando estaba el colectivo, estaba oscuro, sentí el impacto del golpe pero no me acuerdo más porque el parabrisas me pegó en la cabeza. Mi hermano lloraba, me dejó en casa y se fue. Estaba sangrada, golpeada y asustada, estábamos en estado de shock pero no paramos. Somos consientes del dolor que causamos, pedimos perdón por lo que hicimos, somos consientes del daño que causamos, no fue intencional, somos buenas personas”, lamentó.

Contó que era la propietaria del automóvil que conducía su hermano y que ese día habían salido del Balneario donde pasaron la tarde en familia. “En ese momento no nos dimos cuenta ni que habíamos chocado, nos fuimos del lugar. No sé si fue desinterés, miedo o susto. La moto no tenía luz, pasamos el colectivo y se produjo el impacto”.

Tres horas después del accidente, tanto la mujer como su hermano se presentaron la Comisaría de Apóstoles acompañados por un abogado.

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