El Papa pide «construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas»

Durante la homilía de la Misa por la festividad de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco instó a los fieles a contemplar y aprender de las vidas de estos dos pilares de la Iglesia, destacando su transformación y celo apostólico.

Durante la homilía de la Misa por la festividad de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco instó a los fieles a contemplar y aprender de las vidas de estos dos pilares de la Iglesia, destacando su transformación y celo apostólico.

El Papa Francisco enfatizó la importancia de la experiencia pascual en las vidas de Pedro y Pablo, quienes «fueron liberados y ante ellos se abrieron las puertas de una vida nueva». Esta experiencia de encuentro con el Señor les permitió vivir una verdadera renovación espiritual, lo que se tradujo en su compromiso ferviente con la evangelización.

En un mensaje que resuena profundamente en vísperas del año jubilar, el Pontífice reflexionó sobre el simbolismo de la puerta. «El Jubileo será un tiempo de gracia en el que abriremos la Puerta Santa, para que todos tengan oportunidad de cruzar el umbral de ese santuario vivo que es Jesús y, en Él, experimentar el amor de Dios que fortifica la esperanza y renueva la alegría», expresó el Papa.

Recordando el episodio de la liberación de Pedro de su cautiverio, el Papa destacó cómo «las puertas de la cárcel se abrieron por el poder del Señor». Esta narrativa bíblica resalta que «es Dios quien abre las puertas, es Él quien libera y despeja el camino», un recordatorio de la intervención divina en la misión de la Iglesia.

El Papa también habló sobre la misión evangelizadora de Pablo, quien, transformado por su encuentro con el Resucitado, comprendió que «cuando somos débiles, en realidad, justo entonces, es que somos fuertes porque ya no nos aferramos a nosotros mismos, sino a Cristo». Este entendimiento impulsó a Pablo a llevar el mensaje del Evangelio a los gentiles, utilizando la imagen de las puertas abiertas como símbolo de oportunidades providenciales para la evangelización.

«Los dos Apóstoles Pedro y Pablo tuvieron esta experiencia de gracia. Ellos, en primera persona, experimentaron la obra de Dios, que les abrió las puertas de su prisión interior y también de las prisiones reales, donde estuvieron encarcelados a causa del Evangelio», recordó el Papa, subrayando la relevancia de abrir nuestras propias puertas interiores a la acción divina.

Dirigiéndose a los arzobispos metropolitanos recién nombrados, que recibieron el palio durante la ceremonia, el Papa les exhortó a ser «pastores diligentes que abran las puertas del Evangelio» y contribuyan a construir «una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas».

El Papa Francisco también extendió un saludo fraterno a la Delegación del Patriarcado Ecuménico, expresando su deseo de plena comunión entre las Iglesias y enviando un cordial saludo al Patriarca Bartolomé.

La homilía concluyó con una invocación a los santos Pedro y Pablo, pidiendo su intercesión para que «nos ayuden a abrir la puerta de nuestra vida al Señor Jesús» y para que protejan a Roma y al mundo entero. «Amén», concluyó el Santo Padre.

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