Osvaldo Vassallo: Hay que corregir lo que sea necesario en la industria de celulosa y papel, con diálogo y sin castigar a toda la actividad

Desde su experiencia y con una trayectoria de más de 40 años en la industria de celulosa y papel en el país, el empresario de Celulosa Argentina y reconocido dirigente gremial del sector, Osvaldo Vassallo (69), se sumó con algunas reflexiones personales al debate generado por el pedido del sector privado al gobierno de Misiones de avanzar en la derogación de la “Ley de Insalubridad Laboral en la Industria Productora de Pasta celulosa, Papel y Cartón en todo el territorio de la Provincia de Misiones”.

Representantes de la Mesa de Competitividad de la Cadena Foresto-industrial incluyeron entre los temas prioritarios de la agenda sectorial el pedido de intervención al Presidente Mauricio Macri, para lograr la derogación de la Ley misionera. La iniciativa generó el rechazo de los trabajadores de Papel Misionero y Arauco Argentina, quienes a través de sus dirigentes gremiales respondieron con fuertes cuestionamientos al sector empresario y con críticas al gobierno nacional.

Pero Vassallo intentó bajar los ánimos y poner paños fríos al debate. Consideró que la Ley de Insalubridad “no debería ser un tema de enfrentamiento sino de oportunidad para atender las situaciones que se presenten en los sectores de riesgos de las plantas mencionadas en la provincia. Pero no se puede declarar de «insalubre» a toda la actividad, este es el planteo que llevamos desde la Mesa. Con la normativa, estamos presuponiendo que no se cumplirán los requisitos necesarios de sanidad y cuidado ambiental”, precisó el empresario en la entrevista con ArgentinaForestal.com.

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La Mesa Forestal también había pedido la derogación de la Ley de la Madera (que impedía exportar rollos forestales) en Entre Ríos, pedido que el gobernador Gustavo Bordet atendió –en medio de protestas de ambientalistas – y finalmente se derogó la normativa en diciembre de 2017. Pero con Misiones la situación se tensó porque la aplicación de la normativa laboral se encuentra judicializada, y en este caso se trata de una Ley que apuntó a proteger la salud de las personas que se desempeñan en determinados sectores declarados insalubres dentro de la fábrica o que son de riesgo para los trabajadores.

La normativa provincial afectó así a dos de las principales empresas del rubro del país: Arauco Argentina, con su planta de celulosa instalada en Puerto Esperanza y Papel Misionero-Grupo Zucamor, en Capioví (hoy del Grupo Arcor). También al momento de la sanción operaba la ex Pasta Celulósica Piray o Benfide, que finalmente hace dos años dejo de funcionar en la localidad de Puerto Piray, ya que su deterioro fue irreversible.

 

Avances y retrocesos

Mientras que por un lado se plantea una defensa sectorial por la clasificación que se le dio en Misiones a la actividad como “insalubre”, cuando en el mundo se logró avances a través de la ciencia y el conocimiento que marcan una evolución en este aspecto en las últimas décadas, los empresarios en los fundamentos de defensa compararon a las fábricas que funcionan en la actualidad en la Argentina con las nuevas fábricas instaladas en Chile, Brasil o Uruguay, que contarían con montajes modernos y las mejores tecnologías disponibles según estándares internacionales.

Las declaraciones de los sindicalistas publicados días atrás por ArgentinaForestal.com tuvieron repercusión nacional. Vassallo apeló a la sensatez y al diálogo para avanzar en una solución respecto a la normativa: “Hay que avanzar en consensos, encontrar un mecanismo que corrija los casos que se presentan o lo que no está bien. Si una industria tiene un déficit de insalubridad en algún sector y en alguna provincia, que se le apliquen medidas correctivas y se atienda la situación, pero lo que planteamos es que no figure a priori este incumplimiento con una Ley, ya que se castiga a toda la actividad”, aclaró.

“Hay nuevas fábricas que se instalaron en el país, serán más pequeñas pero son más modernas. Y están las plantas, como las dos de Misiones, que realizaron inversiones para mejorar sus procesos. Pero el sector tiene que atraer al país nuevos proyectos industriales de mayor escala para desarrollar una foresto-industria competitiva, para generar más empleo y agregar valor a la cadena. Los inversores externos no aceptan esta clasificación porque cuentan con mejoras tecnológicas en sus procesos”, explicó sobre el contexto sobre el cual plantean que la Ley de Insalubridad “frena la llegada de inversores”.

El empresario admitió que no cuenta con información de la situación técnica puntual de las empresas de Misiones en la actualidad. “Serán ellas las que deberán dar en todo caso la información técnica y situación laboral. Tampoco puedo dudar de lo que les preocupa a los trabajadores y lo que expresan en las declaraciones, pero creo que, si hay situaciones de sectores que atender, que se atiendan y se corrijan. Pero no por ello asignar a toda la actividad esta clasificación. Eso es lo que cuestiono”, expresó con el aplomo que lo caracteriza.

Por otra parte, sobre la antigüedad y tecnología “obsoleta” con la que contarían aún algunos sectores de las fábricas misioneras -planteado por los representantes gremiales de los sindicatos papeleros y celulósicos de la provincia-, dijo que “es real que tienen antigüedad, en el caso de las plantas de Misiones son casi 40 años, pero también es cierto que en estos años se han realizado inversiones y fueron reconvirtiendo sus tecnologías para mejorar sus procesos, o realizaron inversiones para reemplazar estructuras y montajes por sectores. Si éstas mejoras no fueron suficientes, hay que buscar a través del consenso, del diálogo, la manera de atender las situaciones particulares que se presenten en cada una de las fábricas”, exhortó el ejecutivo.

Vassallo se permitió dudar en lo referido a la tecnología “obsoleta” de la fábrica de la ex Alto Paraná “porque trabajé 14 años en esta planta, me fui de la empresa cuando compró Arauco, en el año 96. En ese momento, los elementos se reemplazaban por la marca original. Desde esa época entiendo que se vienen realizando inversiones en los sistemas  de gestión que manejan, así como el mantenimiento predictivo, el reemplazo de piezas  y partes por sus talleres originales y, además, incorporando tecnología en forma constante”, opinó.

De igual forma, el ejecutivo apeló a separar en el debate el planteo sectorial de los casos particulares. En esa línea, reforzó la idea de que “la vigencia de una Ley de Insalubridad para esta actividad afecta al país, porque es un antecedente que condena erróneamente a toda una industria en una provincia argentina, es un mal precedente para cualquier inversor. Los capitales esto no lo aceptan, porque en sus proyectos nuevos se ajustan a los mejores estándares internacionales y se esfuerzan en alinearse hacia la sostenibilidad. Y esto lo digo con conocimiento, ya que estuve en Europa hace unos meses reunido con potenciales inversores, y el tema se planteó de esta manera”, relató.

 

Miradas diferentes

Desde ese lugar, aclaró que en la Mesa de Competitividad de la Cadena Foresto-industrial se pide a la Nación la revisión de esta normativa en la provincia de Misiones. Pero entre los fundamentos que expresan -y que también son rechazados por los gremialistas- fue que la Ley era una de “las causas” de haber impedido la llegada de inversores en el sector. “Eso es no asumir la responsabilidad desde el Estado Nacional y Provincial de no haber impulsado políticas de desarrollo para este sector, con la fuerte presión impositiva, los altos costos logísticos, falta de infraestructura, de energía, y otros factores que hacen a la competitividad de la que hoy todos hablan”, indicó Mario Muller, del SOEP Misiones.

“Estoy de acuerdo en que hay otros factores por los cuales las grandes plantas de celulosa y papel no se radicaron en la Argentina, y eligieron otros países vecinos. Pero más difícil será lograr en adelante que se instalen si se encuentran con una legislación que comprometa su actividad con la sociedad y el entorno en donde opera. Hay que dar credibilidad, seguridad jurídica, confianza. Incluso, no digo que hay que darles ventajas que no correspondan, pero tampoco castigarles por su desempeño industrial. Esta actividad es sostenible en el mundo, solo hay que hacer las cosas bien, auditar su desempeño, exigir el cumplimiento de los controles. Creo que es posible avanzar pensando en las oportunidades de desarrollo que tiene toda la cadena de la actividad foresto-industrial, pero la construcción de este camino hacia una visión común será con el diálogo y la búsqueda de consenso. La confrontación no llevará a soluciones lógicas”, advirtió.

Aclaró que el espíritu de solicitar que se derogue la ley en Misiones no implicaba que “no se debieran instrumentar mecanismos que atiendan estas situaciones de riesgos que se presentan en sectores de determinados de estas fábricas. Son cosas distintas y ambas pueden corregirse, tanto desde lo técnico como desde lo legal. Para avanzar en ello, el diálogo será fundamental”, remarcó.

Al plantearse que los representantes de ambos gremios coincidieron en que al elevar en la justicia el conflicto, ambas compañías decidieron no sentarse en una mesa a dialogar con los trabajadores del tema, Vassallo opinó que “no está bueno que no haya diálogo entre las empresas y sus trabajadores sobre este tema. Esto es algo que deberían revisar internamente para avanzar”, recomendó.

 

El “consenso” como meta 

Vassallo, finalmente en la entrevista marcó también su visión personal sobre este debate sectorial considerando que “hay que trabajar en la construcción de un crecimiento como país forestal con una visión común, donde se transita una etapa en la que estamos frente a una oportunidad de hacer bien las cosas. Esto es una responsabilidad, cada integrante de la cadena tendrá que colaborar desde su lugar. Estamos en un momento crucial para dar pasos para que el sector se agrande, no que se achique. Por ello, cada uno desde su lugar, como parte de la cadena foresto industrial, no debiera dar elementos que traben las posibilidades de crecimiento. Este es un momento de consensuar. En la Argentina polemizamos sobre una contaminación que no existe en Entre Ríos, cuando tenemos el Riachuelo en Buenos Aires exhibiendo que nada se hace por la contaminación urbana, por dar un ejemplo.  Pero es más fácil pegarle a las papeleras. Este es un trabajo que nos llevará tiempo y compromiso para poder revertir hacia una imagen sostenible de la industria de celulosa y papel. Pero el concepto de “Ley de Insalubridad” como tal, no ayuda. Tenemos que juntarnos a dialogar, consensuar como abordar este tema, corregir lo que no está bien o que se tenga que corregir, atender estos temas de riesgos laborales que son parte del pasado tecnológico de esta industria que hay que reconvertir, castigar a quienes no cumplan con los nuevos estándares o las normas ambientales vigentes, pero mirar hacia el futuro”, convocó el dirigente empresario.

 

 

Por Patricia Escobar 

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