Día Mundial contra el Cáncer de Colon: ¿cuánto y cómo podemos prevenirlo?

Hoy, 31 de marzo, es el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Colon. Esta jornada tiene como objetivo concientizar a la población sobre las medidas de prevención y detección precoz para una mejor calidad de vida.


El cáncer de colon es una enfermedad cada vez más frecuente en nuestro país. Más de 37.000 personas son diagnosticadas al año de cáncer colorrectal, siendo el de mayor incidencia si tenemos en cuenta ambos sexos y siendo la segunda causa de muerte por cáncer con unas 15.000 personas fallecidas al año. Este cáncer es más frecuente a partir de los 50 años.

 

Los factores de riesgo más importantes para desarrollar este tipo de cáncer son enfermedades intestinales como colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, pólipos, antecedentes familiares, además de hábitos de tabaquismo, sedentarismo, una dieta rica en grasas saturadas y pobre en fibras. De ahí la importancia de conocer un poco más acerca de los aspectos de la alimentación para favorecer la salud del intestino y prevenir patologías del mismo, incluso la aparición de cáncer, tales como:

 

-Aumentar el consumo de fibras: a través de los alimentos ricos en ella, como todas las verduras y frutas. Es importante la ingesta de por lo menos 3 porciones diarias de dichos alimentos. Podemos optar por preparaciones en las cuales las consumimos crudas (las que se puedan), cocidas al vapor o por hervido, ensaladas, revueltos, tartas y tortillas, budines, soufflé y postres con frutas frescas. 

 

Recordemos que la recomendación general, a nivel poblacional, es de 5 raciones por día de frutas y verduras. La idea es ir incrementando la cantidad hasta lograr un buen promedio, según nuestro consumo personal diario. 

 

-También encontramos fibras en los cereales integrales y legumbres: deberíamos incluir al menos 2 veces por semana algún tipo de legumbres a nuestras preparaciones. En cuanto a los cereales integrales podemos optar por panificados en general con harina integral o salvado de trigo y avena, arroz integral, entre otros. También podemos sumar frutos secos (nueces, almendras, avellanas, etc.) y semillas (chía, lino, girasol, sésamo)

 

-Aumentar el consumo de agua: la necesidad de agua de cada persona es diferente. En general se recomiendan al menos 2 litros diarios pero, de todos modos, esta cantidad puede variar de acuerdo a las características de cada individuo. 

 

-Es importante evitar alimentos quemados o extremadamente tostados: debido a que en ellos se producen sustancias toxicas (acroleínas e hidroximetilfulfural) para el organismo, la cual también puede, además de otros daños, provocar cáncer. Cabe aclarar que nos referimos al “quemado” como las partes negras que quedan en las superficies de los alimentos como carne asada, pan, masas, etc.

 

-Evitar las frituras: las grasas contenidas en ellas son dañinas para muchas funciones del cuerpo, entre ellas, la intestinal; y los picantes, sobre todo en quienes tienen algún antecedente de enfermedades intestinales. Optemos por métodos de cocción como horno, plancha, parilla, cuidando siempre el punto correcto de cocción (ni crudo ni quemado), y condimentos aromáticos, como orégano, laurel, albahaca, tomillo, etc.

 

-Disminuir el consumo de carne roja: eligiéndola de 2 a 3 veces por semana, alternando los demás días con carnes blancas, como pollo y pescado.

 

Tomemos conciencia de las enfermedades crónicas que prevalecen en nuestra región y que podemos prevenir, en gran medida, a través de nuestros hábitos alimentarios. Es algo que podemos manejar si nos lo proponemos cada día, pues los beneficios son mayores que los “sacrificios” de comer un poco más sano

 

Lic. Romina Krauss – Nutricionista

M.P. n° 147

 

A.B.V.

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