Denuncias cruzadas, amenazas de muerte y una joya falsa como pago en un tratamiento estético en Posadas: “No hay mala praxis, hay una estafa”   

Un tratamiento facial valuado en 1,3 millones de pesos derivó en un conflicto judicial con denuncias cruzadas por estafa, amenazas de muerte y presunta mala praxis. El abogado del médico habló por primera vez y fue contundente: “La señora dejó una baratija de chapa como pago y ahora lo acusan sin pruebas”.

El caso comenzó el pasado jueves 8 de mayo, pero explotó en las últimas horas tras una nueva presentación judicial y la difusión de un audio que podría cambiar el rumbo de la investigación. Un médico especialista en estética de Posadas denunció por tercera vez a una mujer identificada como Mónica T., miembro de la comunidad gitana, quien se habría negado a pagar un tratamiento estético tras recibir la atención en una clínica de la calle General Paz. La situación escaló con amenazas directas y una denuncia penal por presunta mala praxis.

Según el testimonio del profesional, la mujer acordó el pago de 1.320.000 pesos por un procedimiento facial no invasivo. Sin embargo, al finalizar el tratamiento, entregó —como parte de pago— una pulsera que, al ser evaluada, resultó ser una pieza sin valor real. “Una baratija de chapa que ella dijo valía tres mil dólares”, describió el abogado del médico, Federico Esquivel.

Desde ese momento, los hechos se precipitaron. “Se hizo una denuncia por estafa y se amplió cuando esta mujer comenzó a proferir amenazas, diciendo que tenía protección judicial, política y policial”, detalló el letrado. La situación se agravó cuando, días después, el médico presentó una grabación en la que se escucha a un hombre identificado como “Cacho”, marido de la paciente y referente de la comunidad gitana, lanzando amenazas explícitas: “Mi idea era reventarlo en la vereda (…) te juro por mi madre que hoy lo iba a matar”.

La causa está radicada en el Juzgado de Instrucción N.º 1, a cargo del juez Marcelo Cardozo. Hasta el momento no se dictaron restricciones, pero se analizan las pruebas presentadas, entre ellas el audio y los certificados del profesional.

“El doctor tiene tres especialidades: cirujano, ginecólogo y esteticista. Tiene el título, matrícula y el seguro de mala praxis al día. Lo único que pretende es que le paguen por su trabajo, como cualquiera de nosotros”, afirmó Esquivel. “No existe mala praxis, eso se prueba en una junta médica, no lo decide un abogado ni los miembros de la comunidad”, agregó.

La versión de la paciente es radicalmente distinta. Su abogado, Alberto Tuvi, denunció penalmente al médico por una presunta mala praxis. Según dijo, la intervención —consistente en la aplicación de colágeno e hilos tensores— le provocó a Mónica T. una desfiguración facial casi inmediata. “Fue automático: se le deformó el rostro, se le inflamó el pómulo. Hoy está con tratamiento y medicación”, afirmó. 

También cuestionó la habilitación profesional del médico: “Hasta donde averiguamos, es un ginecólogo. No tiene matrícula habilitante como esteticista. Si se confirma, hablaremos de una usurpación de títulos además de mala praxis”.

Sobre las amenazas, el defensor fue tajante: “Es mentira que mi clienta haya amenazado. Tampoco entregó una joya falsa. Se pidió que solucione el problema que causó. Lo que dice el médico son delirios que tendrá que probar”.

El escándalo ya impacta directamente en la vida profesional del médico, que denuncia haber sufrido múltiples cancelaciones en su consultorio tras la difusión del caso. “La gente tiene miedo. Me dijeron que no quieren ir por temor a que entren y destruyan todo. El doctor está muy afectado psicológicamente. Vamos a pedir protección para él y para su clínica”, confirmó Esquivel.

Mientras tanto, la justicia analiza los elementos reunidos. Las próximas horas serán claves para definir si la causa avanza con nuevas imputaciones por estafa, amenazas agravadas o mala praxis. De un lado, un médico que asegura haber sido estafado y amenazado de muerte; del otro, una mujer que afirma haber sido víctima de una intervención que le arruinó la cara. En el medio, un conflicto que mezcla dinero, honor, y una comunidad señalada.

 

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