Este sábado será el punto y final del viaje de Jorge Bergoglio y sus restos serán depositados donde él siempre quiso, en la basílica de Santa María de la Mayor, bajo una lápida sencilla con el nombre Franciscus.
El ataúd del papa Francisco ha quedado sellado este viernes en una ceremonia privada y no televisada en la que han participado solo algunos elegidos, después de que más de 250.000 personas se hayan acercado durante tres días y dos noches a su capilla ardiente instalada dentro de la basílica de San Pedro, bajo el histórico baldaquín de Bernini, para dar su último adiós al pontífice venido “del fin del mundo”.
El rito, que forma parte del protocolo litúrgico establecido por el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, se llevó a cabo en la intimidad de la Santa Sede, como paso previo al funeral que se realizará mañana con la presencia de líderes y representantes de todo el mundo.
La ceremonia comenzó a las 15 (hora local) y contó con la participación del cardenal Kevin Farrell, junto a otros altos prelados del Vaticano. Estuvieron presentes Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio; Roger Michael Mahony, cardenal presbítero; Dominique Mamberti, cardenal protodiácono; Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica de San Pedro; y Pietro Parolin, exsecretario de Estado.
También participaron Baldassare Reina, vicario general de la diócesis de Roma; monseñor Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado; Konrad Krajewski, limosnero pontificio; Ilson de Jesus Montanari, vicecamerlengo de la Santa Iglesia Romana; y Leonardo Sapienza, regente de la Casa Pontificia.
Desde que se instaló la capilla ardiente en la Basílica de San Pedro, más de 200 mil personas pasaron por el lugar para rendir homenaje al pontífice. Durante la madrugada del viernes, se registraron largas filas de fieles que esperaron durante horas para despedirse de Francisco, quien ocupó el trono de Pedro durante más de una década.
El féretro fue preparado según las normas litúrgicas establecidas, que incluyen la colocación de objetos simbólicos en su interior y el sellado con cintas y lacre pontificio. El acto se realizó en estricto silencio, en el marco de una liturgia sencilla y solemne.
Francisco vivió sus años de papado en la austeridad de la habitación 201 de la Casa Santa Marta, en el Vaticano, donde mantuvo su estilo de vida sobrio y alejado del boato tradicional. Esa coherencia con su visión pastoral marcó su pontificado y es recordada por fieles y autoridades religiosas en todo el mundo.
Mientras tanto, el Vaticano ajusta los últimos detalles de la ceremonia fúnebre que se celebrará este sábado. Se espera una masiva concurrencia de fieles y la presencia de numerosos jefes de Estado, mandatarios y representantes diplomáticos. Roma permanece bajo un fuerte operativo de seguridad para garantizar el normal desarrollo de los eventos, ante la gran movilización prevista.
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— misionesonline.net (@misionesonline) March 18, 2024