El médico del papa Francisco compartió los últimos momentos del pontífice, quien falleció en Casa Santa Marta cumpliendo su deseo de no ser trasladado. El parte de defunción señala un ictus como causa de su muerte, acompañado de un coma y paro cardiocirculatorio.
El doctor Sergio Alfieri, médico del hospital Gemelli de Roma y coordinador del equipo que atendió al papa Francisco, compartió detalles sobre los últimos instantes de vida del pontífice.
Alfieri explicó que, al entrar en la habitación del Santo Padre, lo encontró con los ojos abiertos pero sin responder. Tras comprobar que no presentaba problemas respiratorios y no reaccionaba a los estímulos, reconoció que el papa estaba en coma y no se podía hacer más.
El deseo del papa Francisco de «morir en casa» fue respetado, evitando un traslado al hospital. Según Alfieri, durante su última hospitalización, el pontífice solicitó que no se realizara intubación bajo ninguna circunstancia. Esta decisión se tomó en consideración de sus pulmones infectados y el riesgo de complicaciones.
El médico también señaló que una de las posibles causas de su muerte fue un infarto fulminante o una hemorragia cerebral. El parte de defunción, firmado por el director de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, Andrea Arcangeli, indica que la muerte ocurrió a las 7:35 horas locales del 21 de abril en la residencia vaticana Casa Santa Marta, debido a un ictus que derivó en un coma y una parada cardiocirculatoria.
Un adiós en tranquilidad
El doctor Alfieri destacó que el papa Francisco, en sus últimos días, daba la impresión de haber aceptado serenamente el final. Durante el Domingo de Resurrección, incluso, aceptó la propuesta de su asistente personal de dar la vuelta a la plaza entre la multitud. Este gesto reflejaba su deseo de vivir sus últimos momentos de manera plena y en contacto con la gente.
La inevitable partida del pontífice
El fallecimiento del papa Francisco se produjo en un entorno de paz y cumpliendo su voluntad de permanecer en su hogar en el Vaticano. Las instrucciones de no realizar ensañamiento terapéutico fueron seguidas al pie de la letra, respetando su deseo hasta el final.
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