La historia de amor que no fue: la novia de Jorge Bergoglio

En 2013, cuando Jorge Mario Bergoglio era conocido en todo el mundo como el Papa Francisco, los ojos del mundo se dirigieron a su barrio natal en Flores, Buenos Aires, para descubrir detalles sobre su vida antes de convertirse en el líder de la Iglesia Católica. Entre los relatos que emergieron, uno de los más sorprendentes fue el de la joven historia de amor que nunca se concretó, la de Jorge y su vecina, Amalia Damonte.

Amalia y su familia vivían a unas casas de los Bergoglio, en el barrio de Flores, y desde pequeños, ella y Jorge compartieron juegos y momentos de la niñez. En varias entrevistas, Amalia recordó cómo fue la relación con el joven Jorge, al que describía como «un chico correcto, buen amigo», y quien para ella representaba el modelo de virtudes que su madre, Regina Sívori, inculcó a sus hijos. Según Amalia, la madre de Jorge era como «una virgen María» para ellos, una figura de bondad y rectitud.

Fue en los últimos años de la década de 1940, cuando Amalia y Jorge tenían apenas 12 años, cuando comenzaron a verse con otros ojos. «Un día, me mandó una cartita diciéndome que me iba a hacer una casita cuando nos casáramos», relató Amalia, quien aún conservaba en su memoria el dibujo de «una casita blanca», el hogar idealizado que compartían en su juventud. Sin embargo, los sueños de una vida juntos no pasaron del plano de la fantasía.

Amalia explicó que su madre encontró la carta, lo que desató una reacción punitiva de su padre. «Fue la única carta que me dio y me costó una buena paliza de mi padre», relató la mujer, recordando con tristeza lo que significó esa carta en su vida. Aunque la relación nunca pasó de ser un juego de niños, la conexión entre ambos dejó huellas en sus recuerdos.

Amalia Damonte, el amor de Bergoglio que nunca se concretó (Foto: Minuto1).

Con el paso de los años, Jorge Bergoglio tomó un camino muy distinto al de su vecina. En algún momento de su adolescencia, le habría dicho a Amalia: «Si no me caso con vos, me hago cura», una frase que, con el tiempo, se convirtió en realidad. El joven Jorge, marcado por su vocación religiosa, ingresó al Seminario Metropolitano de Buenos Aires tras finalizar la escuela secundaria, y a los 32 años fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969.

A partir de entonces, Jorge Bergoglio empezó su carrera eclesiástica, que lo llevaría a convertirse en el Papa Francisco en marzo de 2013. Mientras tanto, Amalia, quien nunca dejó de recordar a su antiguo vecino, continuó su vida con una profunda admiración por él. En 2013, en una entrevista, ella afirmó: «Creo que él es muy sensato, y yo soy así también. Soy muy humilde. Tal vez, en ese sentido, podríamos ser almas gemelas. Como somos muy humildes, amamos a los pobres». Así, la figura de Jorge Bergoglio seguía siendo la de un hombre «atento y de gran corazón», tal como ella lo había conocido en su niñez.

A lo largo de los años, Amalia mantuvo una amistad epistolar con el Papa Francisco, intercambiando cartas que recordaban su antigua amistad. Finalmente, Amalia falleció el 24 de enero de 2015, dejando atrás una vida marcada por una relación que nunca llegó a ser, pero que siempre fue recordada con cariño y nostalgia.

Así, la historia de Jorge Bergoglio y Amalia Damonte quedó como un capítulo entrañable en la biografía del Papa, una historia de amor que nunca fue, pero que demostró que, a veces, las relaciones más profundas permanecen en la memoria como un testimonio de los vínculos que nos marcan para siempre.


FUENTE: Minuto 1.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas