En la madrugada de este lunes, un intento de rescate armado, fue frustrado durante el traslado de un recluso de alta peligrosidad en Paraguay. Ignacio Ramón Rodas Galeano, presunto miembro del grupo criminal Primer da Comando Capital (PCC), se encontraba en tránsito hacia la Agrupación Especializada de la Policía Nacional desde la Penitenciaría Regional de Encarnación. A pesar de las medidas de seguridad, el plan de rescate fue desbaratado gracias a la rápida acción de las fuerzas de seguridad.
Intento de rescate frustrado durante traslado de recluso peligroso
El operativo comenzó a las 05:00 horas bajo la supervisión del Grupo Especial de Operaciones (GEO) y en conformidad con la Orden de Operaciones N° 474. Durante el recorrido, el recluso fue transferido en posta a las Comisarías 9° de Carmen del Paraná y 6° de Coronel Bogado. Al llegar a esta última localidad, el conductor del vehículo penitenciario avistó una camioneta Toyota Fortuner gris con cuatro individuos armados, lo que levantó sospechas de un intento de rescate.
Medidas de seguridad y acciones rápidas evitaron el rescate
Miguel Medina, encargado del traslado, ordenó de inmediato el retorno a la Penitenciaría de Encarnación, evitando así el rescate del recluso. No se reportaron heridos durante el incidente, pero las autoridades han iniciado una investigación para dar con los responsables. Además, se están considerando nuevas medidas para futuros traslados bajo condiciones más seguras.
Refuerzo de seguridad para traslados de alta peligrosidad
Este evento subraya la necesidad de incrementar la seguridad en los traslados de internos vinculados a organizaciones criminales como el PCC. La coordinación entre las fuerzas de seguridad es crucial para proteger tanto al personal involucrado como a la población en general. Este intento de rescate armado, frustrado por la rápida intervención de las fuerzas de seguridad, pone de manifiesto la importancia de reforzar las medidas de seguridad en traslados de reclusos peligrosos. Las autoridades están investigando el incidente para identificar a los responsables.
Qué es el PCC
El Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), es la red criminal más grande y organizada de Brasil. Se originó en São Paulo en la década de los 90 y se ha abierto un sangriento camino hacia el poder criminal en todo el país. Se presume que el grupo tiene miembros en todos los estados de Brasil y ha expandido sus operaciones a otros países latinoamericanos, además de Europa y Asia.
Historia
El PCC surgió luego de la masacre de octubre de 1992 en la prisión de Carandiru, en São Paulo, en la que las fuerzas de seguridad brasileñas mataron a más de 100 prisioneros durante un motín.
En agosto de 1993, un grupo de ocho reos que habían sido trasladados a la prisión de Taubaté conformaron el PCC con el objetivo inicial de reclamar justicia por la masacre y presionar por mejores condiciones carcelarias. Estos comenzaron a expresar solidaridad con otra pandilla carcelaria, el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV), adoptando su eslogan de “paz, justicia y libertad”, y defendiendo la revolución y la destrucción del sistema capitalista.
En 1999, el grupo llevó a cabo el robo bancario más grande en la historia de São Paulo, con el hurto de unos US$32 millones.
En los años siguientes, el gobierno separó a los líderes del PCC, trasladándolos a prisiones de todo el país. Sin embargo, esto le permitió a la pandilla fortalecer sus vínculos con otros grupos criminales y difundir aún más sus ideas.
Para 2001, ya era imposible negar la existencia del PCC. Fue en ese año cuando la agrupación coordinó el motín carcelario más grande en el mundo, con cierres simultáneos en 29 instalaciones de todo el estado de São Paulo.
En 2006, la PCC llevó a cabo una rebelión incluso mayor como protesta por el traslado de sus miembros a instalaciones lejanas. Los pandilleros encarcelados se tomaron más de 70 prisiones de todo el país y retuvieron a algunos visitantes como rehenes. De manera simultánea, el grupo ejecutó ataques coordinados por fuera de las prisiones, sobre todo en São Paulo, los cuales dejaron como resultado 150 personas muertas.
Durante la década siguiente, el PCC adquirió mayor poder y sofisticación, gracias a una supuesta tregua con la policía de São Paulo y a su capacidad de realizar negocios, prácticamente sin ningún impedimento, en las empobrecidas prisiones de Brasil. A principios de la década de 2010, el grupo comenzó a extenderse al exterior, estableciendo operaciones de tráfico de drogas y armas en países vecinos como Bolivia y Paraguay.
Durante los primeros años de la década de 2010, el PCC también hizo intentos de influir en la política en el estado de São Paulo. Y dado que aumentó sus ingresos y su número de miembros, la pandilla comenzó a surgir como la organización criminal más poderosa de Brasil.
Con más de 11.000 miembros por casi todo Brasil, y con ingresos mensuales de varios millones de dólares, el PCC expandió su portafolio criminal e incursionó en las operaciones de narcotráfico internacional a gran escala. El grupo desarrolló vínculos con la poderosa mafia italiana ‘Ndrangheta y comenzó a lavar dinero en el extranjero, en países como China.