El Gobierno nacional anunció una profunda flexibilización del cepo y un cambio en el sistema cambiario que llegan a caballo de un nuevo préstamo del FMI. Es un paso arriesgado en un contexto difícil porque la inflación acelera, las reservas caen y el mundo se vuelve cada vez más volátil. El Presidente lo celebró como un hito histórico y descartó posibles efectos secundarios negativos. Analistas destacan que la medida incentivará la llegada de inversiones pero podría generar una devaluación que alimente la inflación.
El presidente Javier Milei dio otra muestra de la osadía que lo caracteriza. Sorprendió con un cambio en las reglas de juego de la economía cuyas consecuencias a mediano plazo determinarán la suerte de su gobierno y la del país. Lo que viene es un momento bisagra del que Argentina saldrá como un caso de éxito que se estudie en todo el mundo por décadas o en medio una catástrofe de proporciones bíblicas.
Cuando todavía no se habían cumplido las condiciones ni los plazos que el propio gobierno había considerado necesarios para levantar el cepo, experimento nefasto para el desarrollo de la economía pero útil para gestionar la política cambiaria en contextos de escasez de dólares, Milei lo desarticuló de un plumazo.
Si bien lo que anunció no es técnicamente la eliminación de todas las restricciones que componen lo que se conoce como cepo cambiario, sí avanzó en una profunda flexibilización de ese esquema.
Los individuos que quieran comprar dólar oficial podrán hacerlo desde el lunes sin mayores restricciones, aunque todavía no queda claro cuántos dólares físicos podrán sacar de los bancos, además se eliminó el dólar blend. Se mantendrán los impuestos a las compras con tarjetas en el exterior y el dólar turista. También persisten las restricciones para empresas que pretendan pagar dividendos de ejercicios anteriores a 2025 y deudas acumuladas.
El desarme parcial del cepo llegó de la mano de un nuevo acuerdo con el FMI que se concretó en los términos que se anticipaban: Argentina recibirá 20 mil millones, 15 mil millones de los cuales llegarán este año junto a otros 8.000 millones prestados por otros organismos.
Como también se especulaba, el Fondo exigió una modificación en la política cambiaria, que pasará de un tipo de cambio fijo a uno de flotación dentro de una banda con un límite superior de 1.400 pesos y uno inferior de 1.000. Esto quiere decir que mientras la cotización de la divisa se ubique en algún punto dentro de esos dos límites, el Central no intervendrá. Solo podrá vender dólares cuando su cotización se ubique por encima de los 1.400 pesos y comprará si baja de los 1.000 pesos.
Además, el Central se reservó un margen de discrecionalidad para intervenir cuando detecte movimientos inusuales en el mercado aunque la cotización no exceda la banda. Es decir, cuando entienda que se está generando una corrida especulativa, podrá salir a vender aunque la cotización no supere el límite de 1.400 pesos.
El acuerdo con el FMI también incluye un compromiso de aumento de reservas que vendrá a establecer un límite en la capacidad del Banco Central de intervenir para contener una suba de la divisa.
La apertura del cepo mejora las condiciones del país para recibir inversiones que resultan absolutamente necesarias para el crecimiento sostenido y real de la economía, pero también agrega una dosis de volatilidad en un contexto complejo.
Aun con todas las restricciones cambiarias vigentes, al Gobierno le estaba costando mucho evitar que se dispararan los dólares paralelos, de hecho, en las últimas cuatro semanas el Central vendió más de 2.100 millones de dólares con ese fin.
Por otra parte, la inflación volvió a acelerar. En marzo el IPC aumentó 3,7%, el registro más alto de los últimos siete meses.
A eso hay que agregar que la economía mundial está en pleno proceso de reconfiguración tras la escalada en la guerra comercial entre las dos mayores potencias y la batería de aranceles que anunció el presidente Donald Trump y luego eliminó parcialmente.
Como tantas otras veces en Argentina, el resultado de este programa dependerá de cómo se mueva el dólar. Los próximos días seguramente habrá movimientos bruscos que no necesariamente reflejen la realidad del mercado, que recién se revelará cuando el dólar encuentre su punto de equilibrio.
El consenso de la gran mayoría de los analistas es que el nuevo sistema habilitará un salto devaluatorio de por lo menos 20 por ciento. El razonamiento es bastante lineal, si en los mercados paralelos había demanda de dólares con cotizaciones superiores a los 1.300 pesos en cantidades suficientes para obligar al Central a desprenderse de 2.000 millones de dólares al mes, no hay motivo para esperar que esa situación no se traslade al dólar oficial una vez que se levante el cepo.
Por otra parte, resultará difícil que los privados salgan a vender dólares, o los exportadores a liquidar, si la cotización no se aproximara al límite superior de la banda.
Esta lectura llevó a las voces más críticas a afirmar que el Gobierno nacional finalmente convalidará la devaluación que juró que nunca aplicaría.
De producirse un salto en la cotización del oficial, el problema más inmediato sería el pase a precios que en Argentina se suele concretar rápidamente. Tal vez previendo esa circunstancia, el Gobierno nacional cambió el eje central de su relato, que ya no gira en torno a la caída de la inflación sino a la eliminación del cepo.
Sin embargo, en la cadena nacional del viernes el Presidente desestimó una posible devaluación porque de acuerdo con su interpretación, no hay suficientes pesos para “correr” al dólar.
“El programa entre el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, BID y un REPO del Banco Central asciende a 32.000 millones de dólares, de los cuales 19.600 millones serán desembolsados de manera inmediata. De esta manera, para el mes de mayo las reservas brutas del Banco Central estarán en torno a los 50.000 millones”, afirmó para luego agregar que esa cantidad de dólares supera ampliamente a la base monetaria tomando el tipo de cambio oficial del viernes.
Resta preguntarse, si el Gobierno está tan seguro de que le sobran dólares para sostener un tipo de cambio del orden de los 1.100 pesos, o incluso por debajo de los 1.000 como indicó Milei durante su discurso ¿por qué estableció el techo de la banda en 1.400 pesos?
Con ese límite superior, por más que al Central le sobren dólares como anticipa Milei, no podrá intervenir por debajo de los 1.400 pesos y todo lo que ocurra mientras la cotización se ubique por debajo de ese valor dependerá de las expectativas del mercado.
El respaldo de casi la totalidad de las cámaras empresariales a la flexibilización del cepo y la flotación sucia, se relaciona directamente con las expectativas de devaluación. Tanto exportadores como quienes producen para el mercado interno venían reclamando desde hace meses una corrección en el tipo de cambio, los primeros para recuperar rentabilidad y los segundos como protección frente al crecimiento en el ingreso de importados.
La guerra comercial EE. UU. versus China no hizo más que sumar preocupación en ambos frentes. Como bien explicó el presidente de la Confederación Económica de Misiones (CEM), Federico Fachinello, el cierre del mercado estadounidense para mercados fuertemente exportadores como China y otros asiáticos resulta preocupante porque todos los productos que antes compraban los norteamericanos deberán encontrar otros destinos, lo que podría terminar en una invasión de importados a muy bajo costo en Argentina.
Un dólar más alto podría poner una barrera a esos importados, además de generar mayores ingresos para los exportadores, lo que traería oxígeno a producciones misioneras que encuentran dificultades enormes para competir en mercados internacionales, como la madera y el té.
La economía de frontera también vería con agrado una suba del dólar que equilibre el flujo de compradores en los puentes y las balsas de Misiones, que desde hace varios meses solo llevan argentinos a Brasil y a Paraguay.
Semana de pura pérdida
Que el Gobierno haya elegido la noche del viernes para sacudir al país en cadena nacional, también responde a una apuesta por superar una semana política que estuvo plagada de noticias negativas para el oficialismo.
La renuncia de Manuel García Mansilla al sillón de la Corte Suprema que ocupaba con dudosa legitimidad, marcó el fracaso absoluto de los planes gubernamentales para hacer pie en el máximo tribunal. Se quedaron sin Lijo y sin Mansilla.
El legislativo volvió a ser terreno hostil para los intereses libertarios, primero con la aprobación de la Comisión Investigadora que analizará la participación del presidente Milei y figuras de su entorno en el escándalo de $Libra y luego con la postergación en el tratamiento del proyecto de Ficha Limpia.
Paradójicamente el paro general de la CGT fue tal vez el episodio más favorable al gobierno en una semana política negativa. Porque permitió a los libertarios recuperar la retórica de combate contra la casta sindical, una de las corporaciones más difíciles de defender en un país pródigo en indefendibles.
Además, lo que se anunció como pero general no fue tan general. Hubo colectivos, las escuelas dieron clases y todos los comercios abrieron. Salvo en Buenos Aires, porque pararon los trenes urbanos, en el resto del país la mayoría de la gente ni se enteró que hubo paro.
Alas para el Moconá
Misiones se las ingenia para seguir generando un contexto propicio para el crecimiento económico a pesar del mundo convulsionado y de un país que atraviesa una crisis de transición entre un modelo que estaba completamente agotado y otro que no termina de consolidarse.
El gobierno provincial establece condiciones razonables de previsibilidad en el plano político, mantiene la paz social en un contexto de diálogo permanente y continúa invirtiendo para mejorar la infraestructura a pesar de la significativa caída en los recursos que gira la Nación.
El próximo hito se concretará mañana domingo con la inauguración del aeropuerto de El Soberbio, que cuenta con una pista pavimentada apta para recibir vuelos privados.
Se trata de un paso muy importante para el desarrollo del turismo de alta gama en una de las joyas naturales con las que cuenta la provincia: los Saltos del Moconá.
La novedad generó interés por parte de operadores turísticos nacionales y del extranjero, interesados por generar una conexión directa con uno de los destinos con mayor potencial de crecimiento en el país.
“Esta infraestructura no solo mejora la conectividad en una región clave del Alto Uruguay, sino que marca el inicio de un ambicioso plan de inversiones que generará empleo, activará economías locales y preservará el enorme valor ecológico que distingue a Misiones en el mapa nacional. La pista es más que cemento: es una apuesta al futuro”, indicaron desde el Gobierno provincial.
También se destacan inversiones en Salud Pública. Esta semana, el Parque de la Salud de Posadas incorporó un tomógrafo PET, una tecnología de punta para la detección temprana del cáncer. Más allá de las especificaciones técnicas sorprendentes del equipo en cuestión, lo que hay detrás de la cuantiosa inversión es una decisión política que procura cuidar a la gente de la manera más efectiva: desde la prevención y desde la equidad en el acceso a servicios de alta calidad y última tecnología.
Modelo propio
En el plano de la política partidaria, el Gobierno de Misiones se afirma en su identidad provincialista que le permite expresarse con voz propia en el concierto, muchas veces disonante, de la política nacional. Respetuosa del mandato que dieron los misioneros en las urnas, la renovación aporta gobernabilidad a la Nación en todas las decisiones que se condicen con la plataforma que votaron mayoritariamente los misioneros en diciembre del 23.
Ese respaldo de Misiones se repitió en la votación del acuerdo con el FMI, trámite necesario para avanzar en la flexibilización del cepo cambiario, lo que a su vez es una medida coherente con los principios liberales que eligieron los misioneros.
En momentos en los que las encuestas muestran algún grado de deterioro (que varía de acuerdo al encuestador) en la imagen del presidente y en el apoyo a su gestión, el Gobierno provincial podría haber especulado políticamente haciendo oposición destructiva, pero priorizó el bienestar colectivo y la coherencia.
Este gesto de gobernabilidad no es menor, menos en un país en el que tirar piedras al que gobierna suele rendir frutos en la disputa mezquina de la política de bajo vuelo. El acompañamiento del Frente Renovador fue clave para sostener la institucionalidad, brindar estabilidad en medio de un contexto global convulsionado y darle al Gobierno nacional las herramientas que cree necesarias para el despegue económico del país.