Como un suelo indómito, Posadas pasó por una primera y frustrada fundación en 1615, con el nombre de Reducción de Encarnación de Itapúa. Fue el 25 de noviembre de ese año de 1615, cuando San Roque González de Santa Cruz plantó una cruz y celebró la primera misa.
La reducción se debió mudar a la vecina orilla, por diversas razones como las sanitarias pues donde hoy está la Costanera el asentamiento era castigado por inundaciones y el desborde de la Laguna San José.
El nombre originario elegido por Roque se debió al enorme promontorio basáltico del Cerro Pelón. Sobresalía por su altura, visto desde el río Paraná. Hoy carece de esa proporción debido a que el relleno de la Costanera acható su imagen, aunque continúa siendo notable.
La mudanza se hizo algunos años después; sin embargo, en la página del Gobierno Municipal de Encarnación se menciona al 25 de marzo como aniversario de la antigua reducción jesuítica.
Don Casiano Carvallo (citado en la obra de Freaza y Etorena) señaló en 1944 que la denominación de Itapúa “surgiría de la piedra parada que se ve en la ribera de nuestro puerto de Posadas, frente a la Subprefectura”. Aníbal Cambas añadió que en la toponimia guaraní, Itapúa alude a la “piedra que emerge”.
Trincheras de San José
El 8 de noviembre de 1870, el gobierno correntino, fundó a la actual Posadas con el nombre de Trincheras de San José. Años más tarde, en 1879, el mismo gobierno cambió su nombre por el de Posadas, en homenaje a Gervasio Antonio Posadas, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1814 y 1815.
Es portentosa la obra de Roque González de Santa Cruz -el primer santo criollo, martirizado en Caaró (Brasil). Luego de Itapúa en la actual Posadas, luego despoblada y refundada en la Encarnación de hoy, se le debe la reconstrucción de San Ignacio Guazú, fundada en 1609, y la instalación de reducción en Santa Ana y Concepción de la Sierra.
Entre otras fundó desde 1626 las reducciones de San Nicolás (Brasil), San Francisco Javier (Brasil), Yapeyú o Nuestra Señora de los Reyes (Argentina), Candelaria del Ibicuití, en 1627 (Brasil) trasladada después a Caazapá Miní, 1628 (Brasil), y más tarde, Asunción del Iyuí, 1628 (Brasil) y todos los Santos del Caaró, 1628 (Brasil). Esto figura en el libro anual jesuítico que reproduce las cartas de los tres mártires de Caaró.