Los discursos de odio y la crueldad destiladas en los últimos años en la arena virtual de las redes sociales bajaron al terreno de lo real. La política saca provecho de la sangre derramada mientras Milei y Bullrich repiten que “los azules son los buenos”. Prima el cálculo político. Misiones no se sube a ese colectivo, la paz social sigue siendo política de estado en la provincia. La Mesa Yerbatera es ejemplo de ello. Aún cuando Nación manda a los pequeños productores a “dedicarse a otra cosa”, como en los 90.
La represión policial se había convertido ya en el plato de todos los miércoles para los jubilados que salían a manifestar disconformidad con sus magros haberes. La situación generó indignación en sectores de la sociedad que no están muy entusiasmados con la doctrina Bullrich y la política sucia vio allí una posibilidad para anotarse unos porotos.
La violencia y los discursos de odio que se replicaron hasta el hartazgo en medios de comunicación y redes sociales pasaron de la virtualidad al tangible terreno de lo real.
La policía reprimía a sangre y fuego a una manifestación desnaturalizada por la presencia de barras de clubes de fútbol y otros grupos que no estaban relacionados directamente con la protesta. Mientras, en la Cámara de Diputados el oficialismo nacional resolvía sus internas a las piñas y el presidente del cuerpo, el libertario Martín Menem, levantaba la sesión de manera irregular para evitar una votación que presumía poco conveniente a sus intereses.
Las imágenes de violencia en las calles ganaron status viral en las redes en tiempo real, también las escenas de pugilato entre Oscar Zago (MID aliado a LLA) y Lisandro Almirón (LLA) y el cruce de insultos entre las libertarias Marcela Pagano, Lilia Lemoine y Rocío Bonacci que terminó con la última arrojándole un vaso de agua en la cara a la exmaquilladora de Milei.
Lo que se vio dentro del Congreso dio vergüenza ajena, pero lo que pasó afuera dio pavor. Las llamas consumiendo una patrulla dieron testimonio de las oscuras intenciones que llevaron a algunos grupos a participar de la convocatoria de los jubilados, mientras que el desmedido uso de la violencia por parte de uniformados dejó en claro que dentro de las fuerzas hubo quienes no solo fueron a reprimir, también fueron a provocar.
Gente mayor imposibilitada de defenderse y que protestaba en las veredas como manda en protocolo Bullrich, fue agredida con golpes, gases y spray. Hubo policías que tiraron a matar y casi lo lograron, un fotógrafo terminó al borde de la muerte tras recibir el impacto directo de un disparo de gas lacrimógeno.
“No podés hacer un omelette sin que se rompan un par de huevos”, razonó la diputada Lilia Lemoine al referirse a la agresión que puso al fotógrafo Pablo Grillo a pelear por su vida. La liviana crueldad está de moda.
La violencia como carta política
Este no es el primer gobierno nacional que enfrenta manifestaciones callejeras con mayor o menor grado de virulencia, pero sí es el primero que está convencido de que el ejercicio de la represión frente a la protesta lo favorece en términos reputacionales.
Años de piquetes en el conflictivo Gran Buenos Aires hartaron a muchísima gente que a esta altura ya no quiere oír de demandas sociales. Solo pretende poder ir y volver de su trabajo sin terminar atrapada como rehén de un reclamo que le resulta ajeno.
En ese contexto, la doctrina de mano dura que impuso Patricia Bullrich se convirtió en una de las políticas que cosechó mayor respaldo popular y el Gobierno no se priva de ejecutarla cada vez que puede. Con más razón si aparecen en agenda temas que puedan comprometer la imagen del Gobierno.
Del lado de la oposición hay quienes están convencidos de que la vocación del Gobierno de escalar todos los conflictos que se le presentan, lo terminará perjudicando y que la siempre volátil opinión pública podría virar rápidamente si les excesos policiales se traducen en muertes.
El cálculo político a ambos lados de la grieta amenaza a llevar al país a una situación de desborde. Argentina está saltando sobre un barril de pólvora y la mayor responsabilidad de evitar que explote está en manos del Gobierno que debe utilizar el poder de policía del Estado para garantizar la paz y la justicia.
Apriorismos aberrantes
El presidente Milei y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich repitieron la misma frase para defender el accionar de las fuerzas que reprimieron las manifestaciones del miércoles: “los buenos son los de azul”.
La frase es un ejemplo de apriorismo, es decir una proposición que se considera verdadera a priori y que no necesita del respaldo de evidencias concretas para considerarse cierta.
El apriorismo es muy resistido en el campo de la ciencia, básicamente porque contradice el método científico.
Sin embargo, en campos más abstractos del conocimiento, en los que el empirismo no hace pie, como la filosofía, la matemática y la lógica, el apriorismo ofrece herramientas.
El teórico más reconocido del apriorismo es el filósofo Immanuel Kant, quien nos habla de una razón que no necesita ser convalidada por la experiencia y acuñó los “juicios sintéticos a priori”.
Pero la inclinación de Milei a este tipo de pensamiento está más relacionada con otro filósofo y economista, el austríaco Ludwig von Mises, uno de los teóricos más citados por el presidente, quien fue un defensor del apriorismo en teoría económica la economía.
Pero una cosa es aplicar el apriorismo al campo de la lógica en expresiones que no necesitan la validación empírica, como “la parte es siempre menor al todo” y otra muy distinta es llevarla al terreno de la aplicación de justicia, en el cual una interpretación a priori peca de aberrante.
La obligación de Milei y de Bullrich es investigar todo lo que ocurrió el miércoles durante la manifestación. Eso incluye investigar no solo a los que quemaron la patrulla sino también a los policías que aparecen en muchos videos cometiendo acciones difíciles de justificar.
No se trata de una cuestión de conceptos ideológicos, a no confundir. Decir “los buenos son los de azul” es tan estúpido como decir “los malos son los de azul”.
El problema es que se está haciendo un juicio a priori cuando se debería investigar a fondo para saber quiénes actuaron mal, tanto del lado de los manifestantes como en las filas policiales.
Lo que está demostrando el Gobierno es que no tiene voluntad por revisar el accionar de las fuerzas y sí tiene la intención de bajar un mensaje de falsa impunidad a los uniformados que salen a la calle.
En su afán de ganar rédito político también ponen en riesgo a los policías. Porque por más que Milei y Bullrich sostengan un relato dicotómico que reserva a los uniformados el monopolio de la bondad, en realidad sigue vigente el estado de derecho con una Justicia que tiene las herramientas necesarias para investigar y a juzgar de acuerdo a pruebas, sin atender apriorismos. Y ningún elemento de ninguna fuerza está exento de caer bajo ese juicio.
Yerbateros en el camino del diálogo
Aunque los tiempos y las costumbres de la política nacional cambien, hay cosas que en la provincia no se modifican. La búsqueda de la paz social y la defensa de los pequeños productores desaparecieron de los intereses de la política nacional, pero Misiones sigue levantando esas banderas con el rigor de una política de Estado.
Los productores de yerba mate atraviesan una severa crisis de rentabilidad desde inicios del año pasado. En parte por razones atribuibles al mercado, pero en gran medida por causa de un gobierno nacional que está dispuesto a sacrificar a las economías regionales en el altar del libre mercado.
La desregulación que impulsó el Gobierno de Milei tuvo los mismos efectos que tuvo la desregulación que impulsó el menemismo con el entusiasta apoyo de Ramón Puerta en los ’90. La diferencia es que ahora el proceso es mucho más acelerado.
Los precios de la hoja verde se desplomaron y la concentración del negocio en un puñado de grandes industrias amenaza en el horizonte. Pero lo más desolador para los productores es que el Gobierno nacional lo ve como un proceso deseable.
Lo dejó en claro el apóstol de la desregulación Federico Sturzenegger hace unos meses en el Coloquio de Idea, cuando celebró que los precios de la hoja verde hubieran caído de 370 a 200 pesos y lo refrendaron esta semana el Jefe de Gabinete Guillermo Francos y el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta.
Francos reiteró que Nación no tiene la más mínima intención de designar a presidente para el INYM y que pretende que los precios de la materia prima se resuelvan sin ningún tipo de intervención del Estado.
Más duro fue Iraeta en una reunión con directores del INYM a quienes informó que al Gobierno nacional no le interesaba ver ninguna matriz de costos y recomendó a aquellos pequeños productores a quienes no les cierren los números, que “se dediquen a otra cosa”.
A favor del Gobierno nacional vale decir que el presidente Milei fue muy claro y taxativo durante su campaña respecto a sus planes de desregular todas las actividades, incluida la yerbatera.
Su proyecto fue votado masivamente por los misioneros, incluso por la gran mayoría de los productores y dirigentes rurales que hoy sufren las consecuencias de la desregulación y salen a las rutas a protestar.
Limitado por las consecuencias de las decisiones de su par nacional y en un contexto de escasez de recursos, el Gobierno provincial busca soluciones transitando un camino que la política nacional parece haber olvidado, el del diálogo civilizado.
En su búsqueda por preservar la paz social y defender el modelo minifundista de producción, la Provincia rema en dulce de leche para resolver el desafío de aportar desde la política una solución a un problema entre privados (los productores y los industriales).
Después de incesantes gestiones en las que se involucró desde el gobernador Hugo Passalacqua hasta el más subalterno de los funcionarios del ministerio del Agro, se logró reunir esta semana a una Mesa Yerbatera integrada por productores, cooperativas, secaderos y molinos.
En la primera reunión hubo un resultado concreto: se acordó pedir un cambio al código alimentario nacional a efectos de reducir la cantidad palo en los paquetes de yerba y la de hierbas en las yerbas compuestas. El objetivo es elevar la demanda de hoja verde para aumentar el valor de esa materia prima y al mismo tiempo mejorar la calidad del producto.
Además, el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, envió una carta al ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, expresando su profunda preocupación por la crítica situación que atraviesa el sector yerbatero tras la desregulación del mercado.
“En Misiones, 13.500 familias yerbateras se encuentran hoy en una situación de extrema vulnerabilidad debido a la liberación del precio de la yerba mate”, señaló Passalacqua en la misiva. “Esta medida ha dejado a los pequeños y medianos productores y cooperativas en una posición desigual frente al dominio de los grandes molinos, poniendo en riesgo su futuro y el de la economía regional”.
Pero no se consiguió avanzar en el mayor reclamo de los productores: definir un precio de referencia para la cosecha que se avecina.
En la Mesa Yerbatera, los molineros misioneros estuvieron representados con dos miembros de la cámara que los nuclea, pero los correntinos no aparecieron y eso impidió cualquier posibilidad de avanzar en la discusión de precios.
Actualmente, las dos principales yerbateras correntinas encabezan los rankings de ventas y acaparan más del 40% del mercado nacional. Los molineros misioneros argumentan que si los correntinos no toman parte de la negociación, ningún acuerdo es posible.
La novedad en el mercado fue que después de muchos años de liderazgo de Las Marías, la cooperativa de Colonia Liebig se ubicó al tope de la lista de ventas. Fuentes del mercado aseguran que eso atizó una guerra de precios que vienen librando entre ambas, arrastrando a todo el sector hacia la baja.
Gracias a la desregulación, los que pagan los platos rotos son los productores, cuya participación en el reparto de las riquezas que genera la actividad yerbatera cayó al 5%, la más baja desde los tiempos del puertismo.
La mesa yerbatera volverá a reunirse el lunes 17, mientras tanto el Gobierno provincial avanza en otra iniciativa, que se presentará en pocos días y que consiste en un sistema de trazabilidad instrumentado por Rentas sumando a otros organismos estatales, para transparentar la cadena a efectos de determinar cuales son los molineros que cumplen con precios justos.
Construcción en alza en Misiones
El sector de la construcción fue el más afectado de la economía a nivel nacional debido a la recesión y a la reducción de la obra pública. La paralización de proyectos impulsada por el Gobierno fue replicada por muchas provincias y municipios, lo que acentuó la caída en la actividad. Según el Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) del INDEC, el sector registró una baja del 27,4% en 2024 y comenzó el 2025 con una disminución del 1,3%.
A pesar del difícil panorama, Misiones logró sortear la crisis con mejores resultados que otras provincias. Según un informe con base en datos oficiales, la provincia cerró el año con 97 permisos de construcción en diciembre, alcanzando un total anual de 929 permisos. Aunque esta cifra representó una caída del 9,3% respecto a 2023, la superficie construida creció un 12,6% interanual, llegando a 409.453 metros cuadrados, según un informe oficial publicado por el sitio especializado Construmis.com.ar.
Este crecimiento estuvo impulsado especialmente por el desarrollo inmobiliario en Posadas. La capital misionera se consolidó como una de las que presentó mayor crecimiento en la construcción a nivel nacional, con un incremento del 10,8% en la superficie construida. Asimismo, Neuquén lideró la lista con un 50,2% de aumento, impulsado principalmente por inversiones relacionadas con Vaca Muerta.
A lo largo del 2024, Posadas registró un total de 235.114 metros cuadrados construidos, lo que significó un incremento del 53,7% en comparación con el 2023. Oberá sumó 68.905 metros cuadrados, con un crecimiento del 13,5%, mientras que Eldorado alcanzó los 24.048.
Finalmente, en términos de permisos de construcción, Posadas también lideró en la región del NEA con 338 permisos aprobados en 2024, seguida por Formosa con 257.
Por otra parte, el empleo tecnológico, una fuerte apuesta de varios años de la conducción del Frente Renovador, creció 15% en Misiones en el último año, dando certezas de que el camino trazado fue el correcto.
Este sector registró un crecimiento sostenido en el empleo durante 2024, elevando 15% en la cantidad de trabajadores en comparación con el año anterior. Según los datos oficiales, en diciembre de 2023 había 730 empleados en el rubro, distribuidos en 57 empresas, mientras que para el mismo mes de 2024 la cifra ascendió a 838 empleos registrados y 59 empleadores.
En el mismo sentido, continuando con el Estado presente, el gobernador Passalacqua lanzó esta semana el reventón: “En un momento tan difícil como el que estamos viviendo, es fundamental trabajar juntos”, señaló.
Será del 3 al 6 de abril en conjunto con la Cámara de Comercio de Posadas y ofrecerá descuentos, financiamiento sin interés en diferentes rubros, ferias gastronómicas y espectáculos artísticos.
“Como hijo de comerciante, yo sé que el comercio es el primer dador de empleo de la provincia. Por eso, cuando uno cuida el comercio y apoya este tipo de eventos como “El Reventón”, que con tanto esfuerzo y trabajo lleva adelante la Cámara de Comercio, está creando miles de puestos de trabajo. Y eso, en el mundo de hoy, en la Argentina de hoy que está en crisis, es extremadamente útil”, afirmó.
Aprontes de campaña
El nuevo escenario político que se abrió con la llegada de los libertarios aceleró la crisis que padece la oposición misionera, que está cada vez más lejos de construir una opción de gobierno.
Recientes encuestan muestran al radicalismo nacional con una intención de voto inferior al 5%, algunas lo ubican por debajo del Frente de Izquierda. Esa realidad se replica en Misiones. El viejo escudo radical, que tantas veces fue suficiente para que dirigentes sin propuestas consiguieran alguna que otra banca, ya no garantiza votos.
Con pocas chances electorales, la pelea por las candidaturas principales se hace más dura y más sucia. El estado de interna constante superó la tolerancia de muchos dirigentes y devino una estampida. El último en formalizar su salida fue el concejal posadeño Pablo Velázquez, con severas críticas a la conducción del radicalismo provincial.
Después de casi desaparecer, el peronismo buscaba un renacimiento recostándose en la renovación, donde los dirigentes de base encontraron los espacios de trabajo que se le venían negando, pero la conducción nacional kirchnerista del partido ordenó la intervención con argumentos de alineamiento político que no se ajustan a lo que mandan los estatutos.
Esta nueva intervención, con personajes que llegan de Buenos Aires con la pretensión de dar órdenes y designar candidaturas, amenaza con darle la estocada de gracia a un partido que viene muy maltratado.
El PRO de Misiones se convirtió en un cascarón vacío. Sin militantes ni dirigentes, salvo los hermanos Schiavoni y el senador Martín Goerling, que quedaron entrampados en la fractura del PRO nacional.