Hace cinco años, el mundo se paralizaba y el Hospital Madariaga se preparaba para lo impensado. De febrero a diciembre de 2020, el equipo de salud pasó de la incertidumbre a la planificación estratégica, con la implementación de protocolos que cambiarían la forma de atender enfermedades respiratorias.
Dalila Buhl, gerente del Hospital Madariaga, recordó el impacto de la pandemia en el sistema de salud y las estrategias adoptadas en la institución para enfrentar la emergencia sanitaria.
“Reflexioné mucho estos días, y tampoco puedo creer que ya pasaron cinco años de aquel momento. Marzo de 2020 fue un mes en el que todo sucedió de manera repentina. Actuamos más de lo que pensábamos”, expresó Buhl, quién asumió la gerencia del hospital en febrero de 2020, un mes antes de la declaración de la pandemia.
“Tuvimos que seguir las directrices de las autoridades y establecimos un comité de contingencia intrahospitalario. En esto fueron clave los infectólogos, porque su acción, contención y actualización constante nos guiaron en un contexto en el que la información llegaba desde el Ministerio de Salud provincial, el Ministerio de Salud de la Nación, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) y la Agencia Médica Europea”, explicó.
El hospital estructuró protocolos de atención clínica para conocer la enfermedad, sus tiempos de incubación y las medidas de aislamiento. También se planearon estrategias para los diferentes tratamientos y se diseñaron procedimientos organizativos dentro de la institución.
Buhl explicó que en la primera etapa, los pacientes con COVID-19 fueron atendidos en el Hospital Nuestra Señora de Fátima, lo que brindó tiempo para elaborar protocolos y reorganizar sectores. “El hospital Madariaga tiene 260 camas y cuatro alas de internación. En un primer momento, destinamos la sala A, con 56 camas, para pacientes con COVID-19. Luego avanzamos hacia la sala B, siguiendo una planificación en etapas”, detalló Buhl.
Asimismo, dijo que se adecuaron los espacios en la guardia, se desarrolló un quirófano exclusivo para pacientes con COVID-19 y se organizaron los circuitos internos, incluidos los ascensores y los sectores de atención diferenciada. Además, se capacitó al personal en el uso de equipos de protección personal (EPP), con distintas graduaciones según la tarea realizada.
Buhl destacó el rol del equipo de enfermería especializado en infecciones, que trabajó en la capacitación transversal del personal. También recordó la implementación de un servicio de atención telefónica a través de un 0800 dispuesto por el Ministerio de Salud provincial. “En el Madariaga atendimos guardias telefónicas las 24 horas, brindando contención a la sociedad en un momento en que las consultas llegan por múltiples razones, no solo por síntomas respiratorios”, señaló.
El Hospital Madariaga y los desafíos de la pandemia de Covid-19: de la planificación a la asistencia intensiva
“Fue un periodo de miedos, pero también de mucha organización. En ese tiempo, atendimos más de 1.400 consultas telefónicas. Hasta diciembre, la atención de pacientes con COVID-19 estuvo centralizada en el Hospital de Fátima. Pero en diciembre de 2020, comenzó a aumentar los casos y ahí comenzó nuestro trabajo asistencial de manera intensa”, explicó Buhl.
El pico de contagios se registró en enero de 2021, pero el Madariaga comenzó a aplicar en diciembre todo lo planificado. “Habíamos adquirido respiradores, cánulas de alto flujo, pero no teníamos experiencia en su uso. Nos capacitamos durante todo el año en contacto con especialistas de Buenos Aires y otros hospitales. Neumonólogos, infectólogos, clínicos, terapeutas y emergentólogos intercambiaban conocimientos en el comité de contingencia hospitalaria para mejorar la atención y proteger al personal”, detalló.
El incremento de casos generó un despliegue interno significativo. Entre junio de 2020 y julio de 2021, el hospital registró más de 1.000 pacientes internados y atendió más de 18.000 consultas en la guardia. “Implementamos un sistema de triaje para clasificar a los pacientes respiratorios en verde y amarillo. Los casos leves se manejaban con tratamiento ambulatorio y aislamiento, que al principio era de 14 días”, recordó.
El personal de salud no estuvo exento de contagios, aunque afortunadamente no se registraron fallecimientos por COVID-19 dentro del equipo de Madariaga. “Fue un gran desafío, porque además teníamos bajas por enfermedad y por las restricciones decretadas para quienes padecían comorbilidades. Sin embargo, todos los que trabajaron en ese momento estuvieron a la altura: médicos, kinesiólogos, enfermeros, camilleros, administrativos, personal de limpieza. Cada uno cumplió un rol clave”, destacó Buhl.
También resaltó el apoyo de las autoridades provinciales en la compra de insumos y en la logística para enfrentar lo desconocido. “Hubo momentos de angustia y miedo, sin saber qué pasaría al día siguiente. Mirándolo en retrospectiva, creo que logramos ordenar la situación con esfuerzo y compromiso. Fue un desafío enorme, pero nos fortaleció como equipo de salud y como sociedad”, sostuvo.
Desafíos de la pandemia: aprendizaje, solidaridad y preparación para el futuro
“Hay cosas que parecen olvidadas, pero ciertos valores se refuerzan. No eran nuevos, pero la pandemia los puso en primer plano. Lo veo en el equipo de salud y en la sociedad, porque en definitiva el personal de salud es parte de la sociedad. Hoy, cuando ingresa un paciente con un cuadro respiratorio, la reacción es inmediata: se colocan los equipos de protección y se aplican protocolos de aislamiento con rapidez y precisión”, explicó Buhl.
El manejo de enfermedades respiratorias contagiosas no era desconocido para el personal, pero la magnitud del COVID-19 aceleró la protocolización. “Antes ya atendíamos patologías que requerían aislamiento, como la tuberculosis, pero la cantidad de casos de COVID-19 nos llevó a perfeccionar los procedimientos ya integrarlos de manera casi automática en nuestra labor diaria. Eso quedó en la médula del equipo de salud”, afirmó.
Buhl recordó también la importancia de la contención emocional durante la crisis. “La solidaridad no solo se vio en la atención de los pacientes, sino dentro del propio equipo. Implementamos protocolos de apoyo psicológico para el personal de primera línea, porque cuidar al que cuida era tan importante como atender a la comunidad. Fue un examen difícil, pero creo que lo aprobamos”, aseguró.
Preparación ante futuras crisis sanitarias
Consultada sobre la capacidad de respuesta de la provincia ante un nuevo evento de magnitud similar, Buhl se mostró optimista. “No creo que hoy el pánico sea el mismo. La provincia amplió su capacidad en camas de terapia intensiva, equipamiento y unidades de aislamiento respiratorio. Además, el personal recibió un shock de capacitación sin precedentes. Si bien nadie puede predecir lo que vendrá, estoy seguro de que no enfrentaremos la situación de la misma manera. Estamos mucho más preparados”, sostuvo.
Durante el período más crítico de la pandemia, entre junio de 2020 y julio de 2021, el Hospital Madariaga atendió más de 18.000 consultas por COVID-19 y registró más de 1.000 internaciones. “Tuvimos un mes en particular, enero de 2021, donde las consultas superaron las 2.000. De los pacientes internados, el 20% requirió terapia intensiva. Se adaptaron espacios dentro del hospital, se sumaron 26 camas para COVID-19, se reorganizó la unidad coronaria y se trasladaron otras áreas de alta complejidad al Hospital Materno”, recordó.
La capacitación del personal fue clave en esa etapa. “No fue solo una instrucción formal, sino un proceso colaborativo. Terapistas y anestesiólogos capacitaron a clínicos en el manejo de respiradores. Era una solidaridad de aprendizaje nunca antes vista. Todos sumaron conocimientos para mejorar la atención”, destacó Buhl.
Reflexiones personales y el impacto en el equipo de salud
Sobre su experiencia personal al frente del hospital en plena pandemia, Buhl destacó el trabajo en equipo. “No estuve sola. Me tocó liderar la parte asistencial, pero fue un esfuerzo colectivo con jefes de servicio, colegas, autoridades del Parque de la Salud y del Ministerio de Salud. Nos apoyamos mutuamente en un momento de incertidumbre y miedo, pero siempre con el compromiso de cuidar a la población”, expresó.
Finalmente, recordó los aplausos de la sociedad a los trabajadores de la salud. “Para mí eran un recordatorio de la magnitud de lo que estábamos viviendo. Dentro del hospital, nos enfocábamos en el trabajo, en los protocolos, en atender a los pacientes. Pero cuando salíamos y veíamos las calles desoladas o escuchábamos los aplausos, nos dábamos cuenta de la dimensión real de la pandemia. Era emocionante, pero también nos hacía caer en la realidad”, concluyó.
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— misionesonline.net (@misionesonline) March 11, 2025