A veces seguimos cargando lo que ya no está. Nos aferramos a relaciones que se han apagado, a sueños que ya no resuenan con nuestro presente, a amores no correspondidos… incluso a objetos, ropa o accesorios de otros momentos de nuestra vida… identidades que dejamos atrás. Nos resistimos a soltar porque creemos que dejar ir significa perder. Pero, ¿y si en realidad soltar fuera una forma de ganar?
La vida es un constante fluir. Nada permanece igual para siempre. El problema surge cuando intentamos retener lo que ya ha cumplido su ciclo. Nos aferramos por miedo a la escasez, por costumbre, por la falsa seguridad de lo conocido. Y en ese afán de sujetar lo que se desvanece, perdemos la oportunidad de abrir espacio para lo nuevo.
Dejar ir es un acto de valentía. Requiere reconocer que algo ha cumplido su tiempo en nuestra historia y permitirnos avanzar. A veces, ese soltar duele, porque nos había dado alegría, porque era parte de nuestra identidad, porque nos había acompañado en un tramo importante del camino. Pero el apego a lo que ya no está nos impide abrazar el presente y recibir lo que la vida tiene preparado para nosotros.
Soltar no significa olvidar ni minimizar lo vivido. Significa honrar, agradecer y reconocer que su función ya se ha cumplido. Es como cuando un árbol deja caer sus hojas en otoño: no las detiene, porque sabe que en primavera habrá nuevas. La naturaleza nos da el ejemplo del cambio constante… ¿para qué resistirnos y evitar tomar lo que nos muestra?
Una pregunta poderosa para este proceso es: «¿Qué espacio quiero abrir en mi vida?» Porque cuando soltamos, dejamos vacío, y ese vacío no es pérdida, sino posibilidad. Soltar una relación nos permite encontrarnos con personas que nos nutran de otra manera. Soltar un sueño que ya no nos motiva nos abre la puerta a nuevas pasiones. Soltar una identidad que ya no nos representa nos da la libertad de reinventarnos. Soltar objetos que nos tienen atados al pasado nos impide conectar con nuestro presente.
El acto de soltar nos regala liviandad. Nos libera de cargas que ya no nos corresponden y nos permite caminar libres de historias del pasado. Es un camino necesario si queremos vivir en coherencia con quienes somos hoy.
Entonces, te invito a preguntarte: ¿Qué estás sosteniendo que ya no te pertenece? ¿Qué necesitas soltar para permitir que algo nuevo florezca en tu vida? Tal vez hoy sea el momento de abrir las manos y confiar en que, al dejar ir, también estás dejando llegar.
Si crees que por el momento precisás que te acompañe en el proceso pedí posibilidad de coaching.
Ester Inglese
Coach Ontológico Profesional
Ig ester.inglese
wsp 3751 660207