Creo que Javier Milei entró como un caballo en una jugada cripto que terminó con insiders llenándose los bolsillos y él, otra vez, posando para la foto equivocada. El libertario que prometió dinamitar la casta terminó hypeando una shitcoin como un streamer de segunda. Y lo peor: ni siquiera parece haber entendido lo que pasó.
La estafa que empezó con un apretón de manos
Todo habría arrancado en el TECH Forum, donde alguien de su círculo íntimo lo presentó a Julian Peh, de KIP Protocol. Peh, en su rol de vendedor de humo profesional, le prometió inversiones en Argentina, y como ningún político en su sano juicio no querría eso, le coló a Hayden Mark Davis, un desconocido absoluto en el mundo cripto. Hayden es tan desconocido que los referentes de Argentina de la temática cripto salieron en masa a X a encender todas las alarmas cuando Milei subió una foto juntos. Tenían razón sobre quién, evidentemente, terminó siendo el cerebro detrás del rug pull.
Hasta acá, lo de siempre: Milei creyendo que está rodeado de genios cuando en realidad le están escupiendo el asado mientras le hablan de libertad. El problema es que esta vez la movida no fue local. No fue un choreo típico de nuestra nación con alguna obra pública trucha o una consignación a un pariente. Acá jugaron en primera, con plata grande, con inversores yankees y chinos que viven del gambling financiero.
La jugada fue quirúrgica. Desde el minuto cero operaron con cuentas gubernamentales fake, streamers hypeando la moneda en X y un ejército de insiders listos para salir antes del desplome. Todo con una ficha clave: el propio presidente de Argentina como punta de lanza.
El silencio incómodo del Gobierno
Cuando la bomba explotó, la reacción del Gobierno fue el mejor reflejo del quilombo interno. El tuit de Milei quedó fijado durante horas porque nadie sabía si la orden era borrarlo, explicarlo o hacer de cuenta que no pasó nada. Un silencio atronador que solo rompió Lilia Lemoine, la voluntaria eterna que nadie pidió.
Mientras tanto, Hayden Mark Davis empezó a borrar su rastro. Al momento de escribir esto ya se fue de X, YouTube y su Instagram quedó en modo zombie. El sábado publicó un video pidiendo 48 horas para solucionar todo, que en el mundo cripto es el código universal para “denme dos días para desaparecer”.
Las víctimas: ¿dónde está la guita?
Este es el punto clave y el motivo por el cual el caso no va a tener impacto real en Argentina. Los que se comieron el rug pull están afuera. Acá nadie mueve 200 mil dólares en una shitcoin y quienes si los tienen son hábiles operadores del mercado cripto y financiero, no los jodieron a ellos. Pero Milei tiene casi 4 millones de seguidores en X, muchos de ellos yankees con espíritu de casino y guita de sobra para apostar en tokens que nacen y mueren en horas.
Siguiendo el hashtag $LIBRA, se puede ver cómo la crisis explotó en otros mercados. Acá, sin víctimas directas y sin marco legal para encajarle a Milei una acusación penal por un tuit que ni siquiera invitaba a comprar ni vender, no hay caso judicial posible.
Milei fue útil, pero no entendió nada
La oposición, sobre todo el Kirchnerismo, va a hacer lo de siempre: pegarle al de enfrente sin entender nada de lo que pasó. La politica en general entiende muy poco de muchas cosas, y esto no es un caso como el del vacunatorio VIP de Alberto, es un quilombo financiero diseñado para insiders, algo complejo y que demandaría mucho tiempo, que no hay en un año electoral.
Lo único que queda claro es que el presidente libertario, que dice conocer la economía como nadie, fue usado como un cartel publicitario, entiendo yo, contra su voluntad.
Afuera, los estafados van a putear, pero algunos ya están acostumbrados y los otros no tienen mucho para hacer. El Hayden Mark Davis se borrará probablemente, la guita no vuelve y el mundo cripto sigue girando. Y Milei, con su libertad total de mercado, va a tener que tragarse el sapo de haber sido la cara de una de las mayores estafas cripto de la historia sin ver un peso.
Por Diego René Martín