El estado de Texas ha intensificado sus medidas de seguridad en la frontera con México mediante la instalación de nuevas barreras físicas, incluyendo un sistema flotante de boyas y alambres de púas en puntos estratégicos.
Estas acciones forman parte de la Operación Estrella Solitaria, liderada por el gobernador Greg Abbott, en un esfuerzo por frenar la migración irregular hacia Estados Unidos.
Extensión de barreras flotantes en el río Grande
Trabajadores y maquinaria pesada, incluidos drones y lanchas neumáticas, participaron en la ampliación de una barrera flotante de un kilómetro en el río Grande, específicamente en las inmediaciones de Eagle Pass. Este despliegue coincide con el inicio del segundo mandato de Donald Trump, quien recientemente asumió la presidencia y declaró una emergencia nacional en la frontera para enfrentar lo que calificó como una «invasión».
El gobernador Abbott manifestó su intención de colaborar estrechamente con Trump para fortalecer las políticas migratorias. Las imágenes captadas desde Piedras Negras, del lado mexicano, evidencian la magnitud de estas obras, que buscan reforzar el control fronterizo mediante una combinación de barreras físicas y ejercicios de seguridad.
Aumento de la seguridad en los cruces fronterizos
Paralelamente, agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) llevaron a cabo maniobras en puntos clave, como el puente internacional Paso del Norte/Santa Fe que conecta El Paso con Ciudad Juárez. Las operaciones incluyeron la instalación de bloques de concreto y alambradas, ocasionando interrupciones temporales en el tráfico vehicular.
Desde 2019, estas tácticas han sido implementadas de forma intermitente, pero ahora se fortalecen en el contexto de nuevas políticas migratorias anunciadas por la Casa Blanca, como la reinstauración del programa «Permanecer en México».
Reacciones en México y medidas de contingencia
Las autoridades mexicanas, encabezadas por la presidenta Claudia Sheinbaum, se preparan para un posible incremento en las deportaciones. En Tijuana, se declaró una emergencia para destinar recursos adicionales al apoyo de deportados, mientras el gobierno federal planea establecer albergues temporales para finales de enero.
Sheinbaum aclaró que México solo aceptará deportados mexicanos, aunque se brindará asistencia humanitaria a migrantes de otras nacionalidades antes de repatriarlos. Esta postura difiere de la adoptada durante el primer mandato de Trump, cuando México accedió a recibir deportados de terceros países para evitar sanciones comerciales.
Perspectivas futuras
La instalación de estas nuevas barreras refleja un endurecimiento de las políticas migratorias en la región, marcando el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral entre ambos países. Expertos en migración anticipan que las restricciones podrían intensificarse en los próximos meses, consolidando un enfoque más estricto hacia el control fronterizo.
FUENTE: Infobae.