El sector yerbatero comenzó el año con altas expectativas gracias a un buen precio inicial y un contexto productivo favorable. Sin embargo, según detalló Héctor Dilger, presidente de la Cooperativa Yerbatera de Dos de Mayo, la situación cambió drásticamente a lo largo de los meses. “El precio de la hoja verde se desmoronó porque comenzó a notarse la sobreoferta, y esto, sumado a la desregulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y la quita de impuestos para la importación, impactó gravemente en los valores”, explicó.
Para Dilger, la sobreoferta de materia prima parece ser un problema que podría extenderse en los próximos años, especialmente si las condiciones climáticas continúan siendo favorables. “Hay muchas plantaciones que están entrando en producción, yerbales de alto rendimiento, de alta densidad y con una genética muy buena. Hasta que no se abran nuevos mercados y aumente el consumo, esta situación difícilmente se corrija”, dijo.
El cooperativista entiende que la solución de fondo al problema recurrente del sector yerbatero, pasa por incrementar la demanda, tanto a nivel interno como externo. En el mercado local, Dilger propuso trabajar en la calidad del producto: “Se podría reducir la cantidad de palo en los paquetes y establecer límites en las mezclas, ya que cada vez se incluyen menos yerba y más productos más baratos”.
A nivel internacional, señaló la importancia de adaptar la yerba mate a las costumbres de consumo de otros países: “La mayor parte del mundo consume té. Tal vez podríamos copiar algunas prácticas, como el consumo de té frío, saborizado o caliente en taza. Es fundamental destacar los beneficios para la salud de la yerba mate y educar a los consumidores”.
Regulación y guerra de precios
Respecto a las caídas en los precios, Dilger consideró que la pérdida de facultades del INYM tuvo un impacto significativo, pero no cree que el problema se solucione rápidamente si el instituto recuperara sus atribuciones para regular el marcado: “Aunque el INYM recupere la facultad de definir precios, los valores cayeron tanto que será difícil revertir la situación de un día para el otro”. Para él, la solución pasa por una autoregulación en la cosecha: “Si los productores no cosechan toda la hoja, se evitaría la sobreoferta y el precio podría mejorar instantáneamente”.
En cuanto a la competencia entre grandes empresas, Dilger explicó que, aunque hay una “guerra de precios” en la salida de molino, esta no se refleja siempre en las góndolas: “Las industrias grandes necesitan volumen de canchada, pero si los secaderos se llenan en exceso, como sucedió este año, estaremos peor el próximo”.
Sobre la apertura de nuevos mercados, señaló que la India, aunque es un destino potencial, representa un gran desafío: “Es un mercado proteccionista. Escuché que planeaban importar 500 toneladas, pero eso es insignificante frente a nuestra producción anual, que supera las 8.000 toneladas de canchada solo en nuestra cooperativa”.
La cooperativa como motor de innovación
Dilger también destacó el trabajo de la cooperativa que lidera, compuesta por 122 socios y más de 800 productores asociados. “La mayoría son pequeños productores que confían en nosotros. Además de los tres secaderos de yerba, contamos con un vivero forestal y un secadero de té que exporta el 95% de su producción”, agregó.
Finalmente, subrayó la importancia de continuar innovando y creciendo: “Hace cuatro años lanzamos nuestra marca propia de yerba mate. Es fundamental mantener la confianza de los productores y asegurar una gestión responsable para enfrentar los desafíos del sector”.